domingo, 26 de octubre de 2025

PRIMERA RECEPCIÓN DEL PRÍNCIPE FERNANDO EN ZARAGOZA TRAS SU MATRIMONIO CON ISABEL

 



            María Isabel Falcón Pérez recoge, en el nº 8 de los “Cuadernos de Zaragoza”, la curiosa efeméride de la recepción que le brindaron los zaragozanos a Fernando el Católico después de haber contraído matrimonio con Isabel de Castilla, según el Libro de Cridas de 1472.[1]

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            Isabel y Fernando contrajeron matrimonio civil el 18 de octubre de 1469, y eclesiástico al día siguiente, el 19.

            Para ello, el Príncipe Fernando salió de Zaragoza el 5 de octubre a escondidas, haciéndose pasar por arriero y pasando no pocas vicisitudes hasta juntarse con Isabel el día 14.(ver)

          Desde entonces, los problemas castellanos impidieron a Fernando regresar a tierras aragonesas hasta 1472, año en el que se aclararon los asuntos de Castilla y Fernando decidió volver a Aragón, motivado por la situación de la guerra en Cataluña y por las circunstancias de la política internacional.

         Avisados en Zaragoza de la inminente llegada del Príncipe Fernando y reunidos en Consejo los jurados, el zalmedina de la ciudad, Pedro de la Cavallería, y 32 importantes ciudadanos más, se expuso que se tenía noticia de que D. Fernando deseaba ser recibido bajo palio y  “que se hicieran grandes fiestas”, por lo que sometieron a votación estas cuestiones.

            El zalmedina dijo haber vivido algún tiempo en Castilla y era conocedor de sus costumbres y que ya vio en tierras castellanas recepcionar a la Princesa Isabel bajo palio, por lo que aquí, en Aragón, a su esposo y Príncipe de Castilla también se le debería recibir del mismo modo y, por supuesto, celebrarlo con una gran fiesta.

             De la misma manera opinaba D. Ximeno Gordo mayor, influyente noble zaragozano[2] , quien decía que había que hacer gran fiesta y recibirle con palio para que los castellanos que venían con su séquito vieran el cariño y la estima que los aragoneses profesaban a su futuro Rey, asegurando que su padre, el rey Juan II, celebraría muy gustoso que recibieran así a su hijo.

        Sin embargo, el resto de jurados y personalidades no estaban de acuerdo con este proceder, considerando, algunos, "excesivo” recibirlo bajo palio, pues en otras ocasiones nunca se le recibió de este modo. Además, decían, ahora, “simplemente tiene el título añadido de Príncipe de Castilla”, título que no era suficiente como para cambiar las costumbres de Aragón. Y si ahora se le recibe bajo palio ¿de qué manera habría que recibirlo cuando fuera rey?, se preguntaban.

            Otros dispusieron que se propusiera preguntarle directamente al Príncipe Fernando cómo quería ser recibido. En lo que sí estaban todos de acuerdo era en que se celebraran "grandes fiestas".

            El problema y las discusiones cesaron al día siguiente, cuando los jurados recibieron un correo de don Fernando ordenándoles que salgan a recibirle con palio, como “assi cumpliesse a su servicio[3].

            Los jurados cumplieron fielmente las órdenes de D. Fernando. Declararon fiesta oficial el día de la entrada del príncipe a la ciudad. Los habitantes se vistieron con sus mejores galas y se fijó un itinerario desde lo que actualmente corresponde a la Plaza del Portillo hasta la plaza de La Seo[4]; adecentando y alfombrando con junco todas las calles por donde iba a pasar la comitiva, así como engalanando casas y muros con tapices y colgaduras. Para la noche, establecieron que colocaran antorchas en torres y campanarios, como era costumbre hacer en todas las fiestas grandes, y todos los vecinos pusieran luces en las ventanas de sus casas.

            Al día siguiente, los distintos gremios de la capital debían hacer una especie de feria de muestras de sus productos artesanales. Y finalmente, y para mantener el orden, dispusieron que un grupo especial de guardias recorrieran las calles de la  ciudad durante los dos días que iba a durar el evento.

            Y para que todos los zaragozanos se enteraran, a modo de bando, lanzaron el siguiente pregón:

            Oyt que vos fazen a saber de part de los jurdos de la ciudat de Çaragoça que como por la entrada del señor príncipe de Castilla, rey de Sicilia, primogénito e gobernador general de Aragón, se a deliberado recibir a Su Majestat con palio, el cual se ha de posar por las personas a esto diputaderas a la Puerta del Portiello, e de allí ha de venir por la carrera de Monte Sion a la carrera de las Armas por do casa de Martín Fuster, e salir al Mercado, e de allí tirar la vía de la Cedaceria e salir al Cosso, e tirar hasta el trench que salle a casa de don Ximeno Gordo, e entrar en la Laguna de Sant Felipe, e tirar a la Carrera Nueva por do casa de maestre García el barbero, e tornar al Mercado, e de allí a la carrera Mayor, e por Cap de la Carrera e por la Cuchillería a la Seu. E sia con aquesto deliberado fazer grant fiesta e solempnidat de alegrías.

            Por tanto dizen, intiman, mandan e requieren a todas e cada unas personas de cualquiere ley, stado o condición sian, qu´el día qu´el dicho señor entrara sian tenidos tener e tengan fiesta, e se abillen cada qual como mexor pora. E con aquesto, a lo menos todos los habitadores en las carreras por do el dito señor entrara, sian tenidos enpaliar sus fronteras lo millor que poran e sabran, e tengan limpias e ruxiadas las carreras e fronteras de sus casas pora echar el junquo que la ciudat mandará lançar. E no sean osados desenpaliar fasta las oraciones en pena de (…)sueldos, al común de la dita ciudat aplicaderos e de los bienes de los contrafazientes yrremissiblemente levaderos.

           Item assi mesmo intiman, mandan e requieren a todos los officios de la dita ciudat qu´el dito dia fagan fiesta e solempnidat, segunt por los ditos jurados ya les es mandado, lo mexor e con más alegría que poran.

            Item que la noche luego siguiente del día qu´el dicho señor entrara, sian fechas e se fagan grandes alluminarias e alunaras por los campanales e otros lugares de la dita ciudat en los quales en semblantes casos s´es acostumbrado fazer.

            Item que en todas las casas de la dita ciudat, la dita noche hayan a tener lumbres a las finestras o ventanas de las carreras, de manera que la dita ciudat ste clara, segunt en tales casos se acostumbra fazer.

       Item assi mesmo intiman e ruegan a todos los mercaderes, cambiadores e menestrales de qualsequiere art e officio que sean, que pora el otro día siguiente apres de la entrada del dito señor, paren e fagan muestra de las mescaderías, argent e otras cosas de sus officios en la mayor e millor quantidat e manera que poran, e que todo aquel día tengan assi parado, fins a las oraciones”[5]

            El príncipe Fernando entró en Zaragoza el 9 de abril, bajo palio, con una solemne comitiva, entre música, repiques de campana y vítores de los zaragozanos. Al llegar a La Seo se entonó un  “Te Deum” en señal de acción de gracias por el regreso del Príncipe a la ciudad de Zaragoza.

Curiosidades del festejo

            -A pesar de que dispusieron de un grupo especial de guardias para mantener el orden en la ciudad, hubo alborotos. Intentaron robar un paño de brocado, pero fue impedido el robo por los capellanes. Y en una refriega se rompió un sobrepelliz, que tuvo que pagarlo el municipio.

       -Aunque el pregón habla de alluminarias e alunaras (faroles y antorchas) hubo también fuegos artificiales, pues en la relación de gastos por la recepción figura que “se pagó a Felip, campanero de Sant Paulo,por las alunaras e truenos que fizo en el campanar de Sant paulo el jueves a la noche, e polvora, 4 sueldos”.

            -Como la ciudad no disponía de palio, lo tuvieron que alquilar a los ujieres del rey por 280 sueldos.

            -Las calles se alfombraron con 50 cargas de junco por valor de 100 sueldos.

            -En total, los gastos ascendieron a 1028 sueldos, correspondientes a lo ya indicado más los pagos a juglares, tromperos, cornamusas, tamborileros, correos, salvas de honor, cera, antorchas…[6]



[1] Falcón Pérez, Mª Isabel. “Recepción de Zaragoza a Fernando el Católico”.  Tres efemérides zaragozanas en 1472, pp. 5-10. Cuadernos de Zaragoza, nº 8. Ayuntamiento de Zaragoza, 1976.

[2] Dos años después, en 1474, este noble se enfrentaría a Fernando y éste lo mandó ejecutar.

[3] A.M.Z. Actos Comunes de 1472, ff. 74-76.

[4] El recorrido completo del séquito se describe en el pregón que se expone un poco más abajo.

[5] A.M.Z. Libro de pregones nº 90. “Crida de la fiesta fazedera en la entrada del señor príncipe”. Libro de Cridas de 1472, ff. 12-13

[6] Los detalles de la relación de gastos en A.M.Z. Actos Comunes de 1472, ff.105-106.



BIBLIOGRAFÍA

-FALCÓN PÉREZ, MARÍA ISABEL. Tres efemérides zaragozanas en 1472. Cuadernos de Zaragoza, nº 8. Ayuntamiento de Zaragoza, 1976.

-ZURITA, JERÓNIMO. Anales de la Corona de Aragón. Ed. de Ángel Canellas. T.8. Libro XIX. cap. XII. I.F.C. Zaragoza, 1990.