domingo, 28 de septiembre de 2025

EL EQUINOCIO DE OTOÑO EN LA ERMITA DE CEÑITO

 

Los primeros rayos de sol inundan de luz el interior del templo


Sabemos que muchas de las iglesias románicas están orientadas hacia el este, mayoritariamente al punto de salida del sol.  Es la llamada orientación canónica. Y también sabemos que los vanos de estas iglesias son de un tamaño muy reducido y hacen que la luz del sol penetre en el interior del templo en forma de haces definidos, provocando curiosos efectos o incidiendo en determinadas partes del edificio.  Estos efectos e incidencias pueden ser meramente casuales, por la propia forma o estructura del templo o de los elementos que lo componen, aunque también pueden ser buscados de forma deliberada, por lo que, en este sentido, habría que saber distinguir los efectos casuales de los buscados a propósito.

Ventana del ábside (vista exterior)
            Un elemento recolocado, por ejemplo, no supondría una intencionalidad del constructor, sino que alguien ha aprovechado la incidencia solar en un determinado lugar para colocar en ese punto el elemento a destacar. Además, por lógica temporal, el elemento colocado en el punto de incidencia no puede ser posterior a la construcción de la iglesia, sino siempre coetáneo.

Para focalizar las incidencias solares intencionada y deliberadamente, en la Edad Media, aunque no disponían de sofisticados aparatos de medición como los que puede haber hoy en día, los constructores poseían, desde la Antigüedad, sólidos y asombrosos conocimientos de geometría, matemáticas y astrología para poder hacer las mediciones y cálculos precisos para focalizar en un elemento concreto la luz que entra en un templo por una minúscula ventana u óculo.

La ermita de San Nicolás de Ceñito, en el término municipal de Sos del Rey Católico, es un claro ejemplo de ello.

En el solsticio de verano nos fuimos a la ermita de Ceñito para ver la incidencia de los rayos solares en el interior del templo a través de la única ventana del ábside y pudimos comprobar que la luz se focalizaba hacia la fachada sur de la ermita y su puerta de entrada, pareciendo simbolizar, a nuestro modo de ver, el paso de la vida terrenal al comienzo de una verdadera vida, la celestial (del Ω al A), como indica una inscripción en la propia ventana(ver).

Tres meses después, volvemos a acercarnos a Ceñito, esta vez en el equinocio de otoño, el 23 de septiembre, aunque, oficialmente, comenzaba el día 22 a las 18,19h UTC (20,19 hora oficial peninsular española); y hemos tenido que esperar más de una hora que el día del solsticio para que los rayos solares atravesaran la ventana axial del ábside, sobre las 8,10 h aproximadamente (hay que tener en cuenta que la salida del sol acontece este día en Sos a las 7,55h, pero hay que esperar unos minutos más a que asome por encima de la sierra de Los Pintanos).

Cuando los primeros rayos de sol atraviesan la ventana axial es todo un espectáculo. Una inmensa luz, la luz divina, la luz de Dios, invade todo el recinto. Es como una explosión de luz. Y si miramos hacia el lugar de incidencia en el interior, de lo primero que nos percatamos es de que, efectivamente, está perfectamente orientada hacia el Este; ¿por qué?

Comienza el espectáculo.
Explosión de luz
en el interior del templo

El día del solsticio observamos que la luz proyectada en el interior sobre el muro sur tenía una forma casi cuadrada y ahora se proyecta hacia el muro oeste y tiene exactamente la misma forma y tamaño que la ventana axial (unos 35cm de alto por unos 10 de ancho). Esto es debido a que los rayos de sol, hoy son totalmente perpendiculares a la ventana, mientras que en el solsticio son oblicuos. Esto sucede porque el ángulo de declinación solar y el centro de la Tierra en relación con el plano ecuatorial presenta un valor positivo de 23,45º en verano y 0º en el equinocio de otoño.  Después, entre el 21 y 22 de diciembre, la declinación será de 23,45º negativos, para volver al valor de 0º en el equinocio de primavera entre el 21 y 22 de marzo, siendo este movimiento de la tierra alrededor del sol y su declinación el causante de estas variables.

Pero hoy, en el equinocio de otoño, la incidencia de los rayos se dirige desde el centro del muro oeste a la esquina con el muro norte.

Durante, aproximadamente, media hora, desde que la “silueta” de la ventana axial se reflejara, tal cual, en mitad del muro oeste, esta va recorriendo la pared, trazando un ligero arco curvo, descendente, hacia el muro norte. ¿Casualidad?, ¿qué hay allí? ¿qué es tan importante para que los constructores focalizaran la luz en este espacio de la ermita? Ahora nada, no hay nada; podría ser una incidencia casual. Pero no es casual, es una incidencia deliberada porque antes sí que había algo ahí, algo muy importante en una iglesia románica, tanto es así, que era primordial y fundamental su incorporación al templo tras su construcción, y todavía queda algún resto de ello. Nos estamos refiriendo a la pila bautismal.

Tradicionalmente, en las iglesias románicas era habitual ubicar las pilas bautismales cerca de la entrada, a “los pies” de la iglesia, en el lado del evangelio o en el muro norte, por ser este el lugar más oscuro y frío de todo el templo. En la ermita de Ceñito se cumplen, curiosamente, las cuatro situaciones reseñadas. Aunque actualmente ya no existe la pila bautismal, estaba ubicada allí, a “los pies” del templo, cerca de la entrada y en la zona del noroeste, en el lado del evangelio. Todavía queda en el suelo, a “los pies” del templo, entre los escombros esparcidos de la cada vez más derruida techumbre y las zarzas que empiezan a crecer y a extenderse y colonizar la nave, un trozo de piedra perteneciente a  la copa de aquella pila bautismal que sirvió para bautizar, hace siglos, a los nacidos en el lugar.

El sacramento del bautismo significa la eliminación del pecado original, la purificación del alma, el abandono de la “zona oscura y tenebrosa” para acercarse a Dios, el camino hacia la luz, por eso, los constructores de San Nicolás de Ceñito dirigieron y focalizaron “la luz de Dios”, la luz divina, hacia este simbólico elemento como es la pila bautismal, donde, a través del bautismo, Jesús guía a las personas a la salvación, sacándolas de la oscuridad del pecado y dirigiéndolas hacia la luz de la fe, hacia la vida espiritual, hacia el altar y la divinidad. 

¡Artífices de la construcción y puro simbolismo!

Como dije en el post del solsticio de verano, puedo estar equivocado y que no sea así la cosa pero, de momento, esta es la única interpretación que existe sobre el tema hasta que algún estudioso nos saque de dudas; pero una cosa parece cierta: son demasiadas coincidencias y efectos como para pensar en que sean meramente casuales y no buscados a propósito.



La incidencia de la luz sobre el muro oeste
deja ver con claridad el tamaño y forma de la ventana axial
del ábside y se dirige lentamente hacia la esquina con el muro norte,
lugar donde se ubicaba la pila bautismal.



Una explosión de luz ilumina el interior de la ermita

Resto de la pila bautismal en el año 2015.
Actualmente, ya no está. Algún vándalo se la ha llevado


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