El pasado 17 de Mayo se celebró en el frontón de la villa de Sos del Rey Católico el III Seminario Internacional de Migas de Pastor, un evento que, en palabras de la alcaldesa del municipio, Mª José Navarro, se ha consolidado gracias a la alta concurrencia de participantes, a la extraordinaria implicación y contribución de patrocinadores y colaboradores y a la cooperación y ayuda de vecinos voluntarios y organizadores, todos ellos “amigos de las migas”; una iniciativa que reúne a gente de otras localidades y provincias españolas bajo el denominador común de la pasión por la tradición culinaria de la elaboración de este humilde plato de nuestra cocina pastoril.
Muchos de los nombres con los que “bautizaban” sus calderos ya nos sugieren la localidad o comarca de procedencia de los cocineros: “migas sopiconas”, “migas sofuenteras”, “migas a la roncalesa”, “al estilo de Mamillas”, “migas Iruña”, “migas santoñesas”(con bonito),“migas extremeñas”, “migas tradicionales de Sangüesa con hongos”…; otros cocineros venían de tierras lejanas con recetas acomodadas a productos de su tierra: “MacMigas”(migas escocesas, con salmón ahumado, cocinadas por una pareja del Reino Unido, que ya repiten por tercer año consecutivo); otros cocineros consagrados innovaron y se atrevieron con curiosas y sugerentes recetas: “migas ibéricas del dragón” (migas hindús, con setas shiitake, ajo y curry), “migas al usón” (usón es el nombre aragonés que se le da a los perretxicos), “migas con hongos”…; hasta hubo una pareja, que es la primera vez que se presenta, que hicieron unas migas para celíacos: “migas gluten free”, sin gluten; y, lógicamente, las tradicionales migas de siempre, esas que hacían nuestros padres y abuelos, algunas con ingredientes añadidos de la zona: “migas al estilo casa Rondan”, “migas con txistorra”, “migas con longaniza”, “migas de mis padres”, “migas de toda la vida”, “migas tradicionales”, “las migas de siempre” o “migas del abuelo”; estas últimas las he dejado para el final porque merecen un comentario aparte, ya que fueron la atracción de la jornada.
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Antonio, el pastor, cortando migas |
Tras
elaborar, dar a probar sus exquisitas migas y contestar a las preguntas de
curiosos y visitantes, Antonio se paseó por todos los puestos y carpas que
llenaban el frontón, probando las de los demás participantes, dando consejos e
intercambiando su sabiduría culinaria con el resto de cocineros y visitantes. “Ha
sido una experiencia muy bonita e inolvidable. Al año que viene, volveré
seguro. Me ha encantado esta iniciativa de promover y dar a conocer uno de
nuestros platos más representativos, y que los niños vayan aprendiendo…”,
comentó, emocionado, cuando le entregaron el diploma de participación; porque,
todos los años, una cuadrilla de niños entre 7 y 12 años se apuntó a cocinar
migas que, bajo la dirección y supervisión de un maestro miguero, ya es el tercer
año que participan y según comentó el maestro: “ya se van soltando y casi no
hay que decirles cómo las tienen que hacer. Al año que viene, ya podrán cocinarlas
sin ayuda. Son nuestro relevo generacional, ¡que buena falta hace!”.
En cuanto al número de raciones de migas
repartidas, aunque ha habido algún participante más que la pasada edición, este
año se han repartido menos raciones, unas 850 frente a las más de 1000 del
pasado año. La razón no es otra que la falta de turistas foráneos y extranjeros
por coincidir el seminario este año en el mes de mayo y no en junio, que se
celebró la pasada temporada, mes con más afluencia de turistas. “Este año no
ha venido ningún autobús, frente a los 5 ó 6 que vinieron el año pasado”—comenta
uno de los organizadores—. “Salvo esta circunstancia puntual, podría decirse
que ha habido un poquito más de afluencia de gente de la zona y alrededores que
el año pasado, sobre todo de la vecina localidad navarra de Sangüesa”,
—continúa explicando.
Un
año más, el seminario de migas ha servido para lo que fue creado: una reunión
“familiar” de amigos de este bucólico plato de la gastronomía aragonesa para
dar a conocer y difundir sus pequeños trucos y aprender la técnica de su
elaboración, compartiéndola y enseñándosela a los más jóvenes y a curiosos,
siendo ejemplo de confraternización con gentes de otros municipios y
comunidades autónomas, donde la armonía y buen ambiente se transmite a todos
los visitantes, consiguiendo pasar entre todos una jornada divertida, alegre,
participativa, educativa y formativa, erigiéndose este evento, cada año con más
fuerza, como ejemplo y modelo de una apuesta gastronómica al más alto nivel
culinario en nuestra comarca.
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MUCHAS GRACIAS A TODOS. ¡HASTA EL AÑO QUE VIENE! |
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