Cosechadora de McCormick |
A
finales del siglo XIX, a diferencia de otros países europeos occidentales,
España se incorporó con retraso a la Segunda Revolución Industrial.
Muchos fueron los factores que
obstaculizaron la modernización en España. En un país de economía eminentemente
agrícola, a razones políticas, sociales, económicas y guerras, se añadían
la baja productividad de la agricultura, la existencia de una gran
clase terrateniente, la elevada tasa de agricultura de autoconsumo y una
gran masa de campesinos sin tierra, por lo que la articulación de un
mercado nacional fue un proceso lento que no empezó a despegar hasta la segunda
mitad del siglo XX.
****************************************************
Cyrus
Hall McCormick fue un joven inventor estadounidense que el 21 de junio de 1831
patentó la primera cosechadora mecánica, un artilugio que revolucionó el mundo
de la agricultura.
En
1863 comenzaron a funcionar en Andalucía cuatro segadoras de su
marca, y poco a poco se fueron implantando en el resto de la Península otras
marcas.
Desconocemos
cuándo llegó a Sos del Rey Católico la primera cosechadora mecánica, pero un
artículo publicado en el diario pamplonés “Lau-Buru”, del 29 de julio de 1884,
nos habla de una segadora moderna en Sos que, sin poder confirmar que fuera la
primera, con toda probabilidad sí sería una de las primeras en nuestra comarca
o, al menos, la primera que aparece documentada.
En
dicho artículo, que viene a ser como una carta agrícola, fechado en Sangüesa
(Navarra) el día 23 del mismo mes y firmado por J.D., su autor se lamenta de la
mala cosecha recogida y la baja productividad agrícola ese año en Sangüesa.
J.D. relata, asombrado, la máquina segadora que vio personalmente en una finca
de Sos, detallando su funcionamiento y resultados, vaticinando su futura
integración en el mundo agrícola : “…tuve el gusto días pasados de ver
funcionar en la casa de campo del Sr. Casillo, rico propietario de la villa de
Sos, una segadora moderna, cuyo trabajo, a juicio de personas inteligentes
unido a la sencillez de su mecanismo, la hace recomendable sobre manera, pues
además de poder ser manejada sin dificultad alguna y segar diariamente de cinco
a seis hectáreas, deja la mies en haces o gavillas casi iguales a las que
resultan hechas a mano por segadores de hoz; no queda duda pues que estos
medios mecánicos se generalizarán, porque son cosas que se imponen”[1].
Posteriormente, en 1924 (cuarenta años después), llegaría el primer tractor a Sos del Rey Católico de manos de la familia Pérez Legaz[2] , que sustituiría al tiro animal, lo que nos confirma la lenta mecanización del campo. Pero, aunque lenta, gracias a ella se incrementó la producción cerealista en los campos españoles, ampliando las hectáreas cultivadas y logrando mantener una alta productividad del trabajo, lo que contribuyó al crecimiento agrario y, con él, el económico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario