Gordués es un
caserío despoblado de las Cinco Villas situado en el valle del Onsella, a 518 m
de altitud sobre el nivel del mar, que perteneció al término municipal de Sos
hasta que en 1845 se unió administrativamente al municipio de Navardún hasta la
actualidad.
Esta entidad se encuentra a 6,6 Km de Sos del Rey Católico, y para llegar al lugar desde Sos hay que tomar la carretera A-1601 que va a Navardún, y tras recorrer 4,8 Km por ella tomamos un desvío a la derecha que nos llevará, tras doscientos metros por carretera sin asfaltar, hasta el antiguo núcleo urbano de Gordués.
El caserío presenta la particularidad
de formar un recinto cerrado que engloba unas antiguas viviendas de
agricultores y ganaderos, un palacio señorial y una iglesia en el ángulo
sudeste del recinto que parece estar “engullida” por las construcciones anejas. Dedicada actualmente a San Esteban (con anterioridad su advocación fue a San Roque), la iglesia es un pequeño
edificio de origen románico levantado en el siglo XII aunque muy reformado en
el siglo XVII-XVIII, con una portada renacentista en el lado del
evangelio protegida por un sencillo pórtico adintelado, entre pilastras
cajeadas, con decoración geométrica y frontón partido cobijando una hornacina.
De la fábrica primitiva, una nave rectangular dividida en tres tramos y ábside
semicircular cubierto con bóveda de horno, tan sólo conserva esta última parte,
alterada tras la restauración llevada a cabo en el 2003. Desde el exterior
puede apreciarse parte de la cabecera original, embutida en el edificio que
alberga el horno de pan del caserío anejo. En el interior, de mampostería, pueden apreciarse los
apeos de las pilastras en las que se apoyaban los arcos fajones. Al exterior,
lo más característico es la espadaña de dos vanos que se yergue sobre la
techumbre a los pies del edificio.
Toponímicamente Gordués deriva
de Gordus, formado por el sufijo aquitánico –ossu, siendo el antropónimo Gordus
variante de Cordus, atestiguado en una inscripción de Lugdunum (CIL, XIII,
1833). También es conocido como Gurdués por el frecuente cierre articulatorio
de la vocal pretónica (o-u)[1]
La primera fuente documentada que tenemos del lugar data del 24 de abril de 1189: “in sulco de Sancio (Garcez) de Gurdos”[2]
El lugar perteneció al
monasterio de San Juan de la Peña y pasó en 1195 por permuta con otras
propiedades al Hospital de Roncesvalles.
En Enero de 1395 los Lozano
compraron a la Corona el lugar de Gordués y sus tierras por 200 florines de
oro, 4.000 sueldos y cuatro dineros jaqueses, pero un lustro después, el 3 de
septiembre del 1400, el rey Martín I autorizó al consistorio de Sos para reincorporar
a la jurisdicción de la villa el lugar de Gordués, “…que por una sentencia arbitraria se había adjudicado a Martín de Lozano
y Ampiés y recobrado que sea, lo une y devuelve su Majestad a dicha villa para
siempre, prometiendo y jurando por Dios Nuestro Señor y a los Cuatro
Evangelios, tocados de dicho Rey, de no ser separado jamás de dicha villa,
reservándose perpetuamente los emonumentos que provengan de la jurisdicción y
cualesquiera otros que hubieran tenido los Señores Reyes sus antecesores”[3],
reservándose el monarca el derecho de retracto mediante un instrumento de
gracia confeccionado el 20 de julio de ese mismo año.
Esto originó que los Lozano
tuvieran que enfrentarse con el concejo de Sos en defensa de sus posesiones.
Finalmente el rey reconoció la sentencia arbitral anterior que adjudicaba el
lugar a Martín de Lozano[4],
por lo que Gordués volvió a ser de los Lozano, siendo señores del lugar durante
todo el siglo XV, y los únicos en Sos que tuvieron la categoría de señores por
poseer un tipo de señorío, frente al resto de la nobleza del municipio que no
gozaba de esta prerrogativa, con las influencias que ello conllevaba.
Para entonces Gordués era un señorío sin vasallos, por lo que los Lozanos no obtenían beneficios en concepto de pechas, monedajes u otras rentas señoriales, pero sí obtuvieron beneficios explotando sus tierras y sus recursos naturales. De este modo, el señor de Gordués arrendó por un año, en 1479, a Pedro Carlos, un molino harinero que tenía junto al Onsella a cambio de 100 sueldos y la molienda gratuita de 25 cahíces de trigo, lo que demuestra la importante producción de cereal que los Lozano podían llegar a controlar si tenemos en cuenta que el consumo medio anual de cereal por persona en el Medioevo era entre 1,5 y 2,5 cahíces, por lo que con toda seguridad la producción le generaría a los Lozano una buena cantidad de excedentes para su comercialización. Esto originó que los Lozano consiguieran una notable influencia sobre la población, ya que de ellos dependía el poder moler el grano, que sumado al hecho de ser los únicos en Sos que podían ostentar el tratamiento de señor, elevó la casa de los Lozano a un alto estatus social, siendo una de las familias que con más frecuencia ocuparon cargos públicos en la villa como jurados, jurado claveros e incluso en la Magistratura del Justiciazgo.
Además, en 1498 una crecida del río Onsella arrasó el azud del molino de Sosito, propiedad de la villa de Sos y lugar al que acudían a moler la mayoría de los vecinos, por lo que el concejo, intentando evitar ir a Navarra a moler el grano, le propuso a Lozano levantar un azud y una acequia en los términos de Gordués para solucionar el problema, a lo que el de Gordués accedió, dando un plazo de un año para la realización de las obras[5]
También, en 1501, Lozano
Martínez menor formalizó un contrato de aparcería con Miguel y Juan Espatolero
por el que el infanzón les entregó un par de bueyes por cinco años y las
tierras suficientes para que las labraran; los gastos de las simientes, siega,
trilla, acarreos y herramientas serían a medias, así también como la cosecha
obtenida. Transcurridos los cinco años, si los bueyes todavía estuvieran vivos
volverían a poder de Lozano y si, por el contrario, alguno o los dos
animales hubiere muerto o se hubiere perdido, ambas partes contribuirían por
igual a reponerlo y al final del contrato se repartirían las bestias[6].
Los Lozano también explotaron otros recursos, como las yerbas y pastos. A finales del siglo XV el aumento de la demanda de yerbas en la zona prepirenaica cincovillesa por parte de los ganaderos pirenaicos hizo que estos pagaran sumas considerables por la compra de los herbajes para pasto de sus rebaños en invierno. La primera referencia que tenemos de ventas de pastos en Gordués data del 8 de octubre de 1481, en la que se arrendaron yerbas a tres ganaderos de Ansó por 230 sueldos[7], volviéndose a vender los mismos pastizales en 1499 por un año a otro ganadero ansotano por 400 sueldos y un carnero[8]
Los señores don Lozano Martínez
y su esposa Sancha Romeu, ya mayores, se aseguraron sus últimos años de su vida
arrendando el lugar de Gordués en 1505 a su hijo Lozano, a quien ya nombró
heredero universal en 1457, a cambio de una renta anual de 200 sueldos y de
mantenerlos en el comer, beber, vestir y calzar al mismo tiempo que debieran
sustentar a una sirvienta que les ayudara. De este modo, Lozano Martínez padre
aseguró la continuidad de sus posesiones y de su linaje, mientras su hijo
Lozano continuaría explotando las tierras de Gordués y sus viñas, los recursos
de hierbas, leñas y caza, además de recibir el diezmo y la primicia, aunque
tenía que entregar el cuarto al obispo de Pamplona y hacerse cargo de la
iglesia y de las misas ordenadas[9]
Más tarde, Gordués fue
abandonado y a finales del siglo XV era un lugar ya deshabitado que ni tan
siquiera aparece en el censo de 1495, aunque posteriormente fue habitado de
nuevo por otras familias.
En los siglos XIX y XX sus edificaciones fueron utilizadas por ganaderos y campesinos de Sos como casas de labor, siendo una pedanía de Sos hasta que en 1845 pasó a depender del cercano municipio de Navardún.
Mateo Suman, en sus “Apuntes para el Diccionario Geográfico del
Reino de Aragón” de principios del siglo XIX describe así el caserío de
Gordués:
“Es lugar del partido de Cinco Villas en la Valdonsella, y obispado de
Jaca. Es moderno, aunque ya existía en el año de 1728 como consta del
empadronamiento de la sal del mismo año en el que se le señalan ocho vecinos.
D. Andrés Fuertes vecino de la villa de Biel es señor solariego de este lugar,
y él mismo nombra alcalde que es el único que ejerce jurisdicción, sin
regidores, ni síndico. Su situación es llana, excepto un poco de repecho que
hace a su poniente. La figura del lugar es cuadrada; es una plaza murada por
nueve casas, y una iglesia; tres casas a cada lado. Los edificios son de piedra
común, cubiertos con tejas copadas, y el suelo sin empedrar. Confina por
poniente con término de Navardún; por oriente y sur con término de Sos, y con
Arroitia, y por norte también con término de Navardún. Dista de este media
hora, de Sos una; de Urriés, otra; de Jaca once y de Zaragoza poco más de 20.
El río Onsella corre cerca de Gordués, y este lugar está a su izquierda. Ya se
ha dicho el nacimiento, curso, etc. de este río. No hay molino, ni fábrica.
Próxima al pueblo hay una fuente de buena agua de la cual se surte para su
consumo. No hay árboles, sino arbustos comunes, bojes, gabarderas, espinablos,
aliagas, artos, etc. La caza, es también común, perdices, conejos, liebres,
palomas torcaces, raposas, algún corzo, etc. Pueden mantenerse en sus montes
400 cabezas de ganado lanar; y de vacuno de 40, a 50. La mayor parte del monte
es para la agricultura cuya cosecha anual se calcula ser la de 800 cahíces de
trigo; 100 de cebada, avena 200. Hay también lino y hortaliza, pero para su
consumo. En lo espiritual Gordués, es anexo de Navardún, y el cura de este, lo
es de aquél. La iglesia parroquial está dedicada a San Roque, y este santo está
de bulto en el único altar que hay en ella. El patrón es San Estevan
protomártir. Hay un pósito de trigo. El señor presta grano a sus vecinos para
sembrar, y lo devuelven a la cosecha, para que siempre esté existente. Pagan a
dicho señor seis fanegas de diezmo, por cahizada de tierra. Estos naturales
visten al estilo de los de Valdonsella y montaña, con ungarina, chupa, abarcas,
o alpargatas. Sus juegos, naipes, barra y pelota. En sus fiestas usan de la
flauta, o churlar y salterio. Las casas son nueve; los vecinos doce, y las
personas 64. Algunos llaman a este lugar Gurdués pero lo común es Gordués. La
tierra de año y vez y el 5 por uno, suele dar, y a veces más”.
Y medio siglo después Pascual Madoz, en su “Diccionario Geográfico Histórico” describe Gordués de la siguiente
manera:
“Lugar con ayuntamiento de la provincia, audiencia, territorio y
capitanía general de Zaragoza (25 horas), partido judicial de Sos, diócesis de
Jaca. Situado en la ribera izquierda del río Onsella, al Este de la capital del
partido, goza de buena ventilación y clima saludable. Tiene 8 casas, un palacio
y una iglesia aneja de la parroquia de Navardún, las cuales forman un círculo
para cuya entrada hay dos puertas. El término confina al Norte con el de
Navardun; Este con Urriés y Gordún, Sur el despoblado de Rueita, y Oeste con
Sos. El terreno participa de monte y llano, y es de regular calidad la porción
que se cultiva, y fértil la que se riega con las aguas del río Onsella. Los
caminos son locales y no muy buenos. El correo se recibe de la administración
de Sos tres veces a la semana. Produce trigo, cebada, judías, lino y
hortalizas; mantiene poco ganado, y hay caza de perdices y conejos en corta
cantidad. Industria: la agrícola. Población: 6 vecinos, 27 almas. Capital
productivo: 30.000 rs. Imponible: 1.800. Contribución: 510. Este pueblo
pertenece a la casa de Fuentes de Bucastillo, de la que son colonos todos sus
habitantes, pagando el arriendo proporcionado a las tierras que cultivan”
Sabemos que en 1980 Gordués
contaba todavía con 19 habitantes, 4 en 1991 y ninguno actualmente. Hoy forma
parte de una explotación agropecuaria utilizada también como coto privado. Varias construcciones ganaderas como cuadras, almacenes, rediles, etc..., algunos de ellos derruidos o abandonados, rodean el recinto por su parte exterior.
Como curiosidad podemos decir
que en esta entidad de Gordués se rodaron varias escenas de la película “La
vaquilla” de Berlanga, concretamente las correspondientes a los interiores de
la Casa del Marqués (Adolfo Marsillach), cuyo actual propietario es Ricardo
Mola.
[1] Cortés
Valenciano, Marcelino. Toponimia de las
Cinco Villas de Aragón.
[2] A.P.S.,
sin catalogar, en Piedrafita Pérez, Elena: La
organización territorial y la propiedad de la tierra en las Cinco Villas durante
los siglos XII y XIII. Universidad de Zaragoza, 202, doc. 240, 1992
[3]
Noticiaas históricas de Sos. Ambrosio Guillén de Jasso. Archivo de la villa de
Sos, año 1440.
[4] A.P.Z.,
Reales Ordenes, 810/7
[5] A.H.P.S.
Juan Zareco, p. 440, ff. 27-27v.
[6] A.H.P.S.,
Miguel del Sen, p. 458, f. 56v.
[7]
A.H.P.S., Juan Zareco, p. 424, f. 32.
[8]
A.H.P.S., Miguel del Sen, p. 456, ff. 43-43v.
[9] A.H.P.S.
Bartolomé Español, p. 487, ff. 76v-78
BIBLIOGRAFÍA
-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Sos en la Baja Edad Media. Una
villa aragonesa de frontera. I.F.C. (C.S.I.C.) Zaragoza, 2012.
-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Selección de documentos de la villa
aragonesa de Sos (1202-1533) I.F.C. (C.S.I.C.) Excma. Diputación de
Zaragoza. Zaragoza, 2009.
-CORTÉS VALENCIANO, MARCELINO. Toponinia de las Cinco Villas de Aragón.
I.F.C., C.E.C.V., Ejea de los Caballeros (Zaragoza)
-FALCÓN, ANA ISABEL. “Las Cinco Villas,
tierra de infanzones”, en Esteban Sarasa Sánchez: Las Cinco Villas aragonesas en la Europa de los siglos XII y XIII.
I.F.C., D.P.Z., 2007.
-GIMÉNEZ AÍSA, Mª PILAR. Guía del arte románico. Cinco Villas.
Fundación Uncastillo, 2008.
-GUILLÉN DE JASSO, AMBROSIO. Noticias históricas de Sos. Cuadernos de
Historia Jerónimo Zurita, nº 3. Zaragoza, 1952.
-MADOZ, PASCUAL. Diccionario Geográfico Estadístico Histórico. 1845-1850. Edición
facsímil. D.G.A. Valladolid, 1985.
-SUMAN, MATEO. Apuntes para el diccionario Geográfico del Reino de Aragón. Partido de
Cinco Villas. Según el ms. de la R.A.H. de 1802. Edición de Josefina Salvo
Salanova y Álvaro Capalvo Liesa. I.F.C., D.P.Z. Zaragoza. 2015.
En la web:
-www.sipca.es. Iglesia de San Esteban de Gordués
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