Señal de inicio del sendero (junto a los paneles informativos) |
De
todos es conocida la leyenda de San Virila. (ver leyenda en este post)
Vamos a realizar el recorrido que nos llevará
hasta la fuente donde, según cuenta la
tradición, se quedó dormido el abad Virila acompañado y adormecido por el canto de un
ruiseñor.
La ruta es corta: 1.800m de ida y
otros tantos de vuelta, con un desnivel máximo de 110m, que nos ocupará entre tres
cuartos de hora ir y otros tres cuartos de hora volver, siempre que no nos
entretengamos mucho en las paradas para ver el magnífico paisaje que se divisa
entre los distintos claros de la espesura del monte o en admirar la
espectacular naturaleza que nos ofrece el recorrido.
El grado de dificultad es bajo, si
bien existe un pequeño tramo en mitad del recorrido que nos obligará a hacer un
pequeño esfuerzo, aunque sigue siendo fácil.
La dificultad que entraña
actualmente este sendero es la mala señalización del mismo. Existen señales de
dirección al principio de la ruta, pero a mitad del recorrido éstas
desaparecen, por lo que habrá que seguir la senda un poco “a ciegas”, aunque,
si nos fijamos bien en los bordes del camino, encontraremos varios hitos que
nos indicarán que vamos por la senda correcta, aunque a veces estos desaparecen arrastrados por las lluvias. No obstante, aunque nos
desviemos por algún ramal equivocado, este no tiene salida y nos obligará a
regresar de nuevo a la senda principal sin haber recorrido muchos metros y sin
apenas perder tiempo.
No es necesario portar bastón de
senderismo, pero para las personas algo mayores o que quieran caminar con mayor
comodidad y seguridad les resultará muy útil, sobre todo en el tramo intermedio
del camino.
La ruta comienza en el Monasterio de
Leire (Navarra), al que habremos accedido tras dejar la carretera nacional
NA-2420 o la autovía A-21 a la altura de la localidad de Yesa y tomar la N-2113 que
nos adentra ya en la sierra de Leire, y tras recorrer dos kilómetros, la propia
carretera “muere” en el mismo monasterio. Dejamos el coche en la zona de
aparcamiento que hay junto al cenobio y nos dirigimos hacia los paneles
informativos que veremos fácilmente, donde allí mismo comienza el camino que
nos llevará hasta la fuente de San Virila. Una señal así nos lo indica.
Poste de señal rota. Al fondo, el refugio. |
Subimos por el camino marcado y a los pocos metros llegaremos a un cruce con un camino de grava. Aquí existió hasta hace poco una señal que nos indicaba el camino a seguir por nuestra izquierda. Actualmente sólo queda el poste de la señal y una flecha, apenas visible, dibujada en el poste. No obstante, como referencia, frente a nosotros veremos un refugio cuyas paredes han sido grafiteadas con llamativos colores. Tomamos al camino a nuestra izquierda y en leve subida empezamos a ganar altura, llegando a un mirador donde podremos contemplar la belleza del monumental monasterio y, al fondo, el pantano de Yesa.
Mirador con el monasterio de Leire y el pantano de Yesa al fondo. |
Continuamos por el camino unos metros más hasta llegar a una señal que nos obliga a dejar el camino, de nuevo a nuestra izquierda, y empieza la senda propiamente dicha, que nos irá sumergiendo, poco a poco, en la espesura del monte. Carrascas, encinas, pinos y algún que otro roble nos acompañarán en el paseo, al mismo tiempo que los cantos de diversas pequeñas aves deleitarán nuestros oídos.
Al llegar a una bifurcación, de nuevo otra señal nos indica el camino a seguir.
Señales que nos indican el camino |
Ultima señal indicativa de la senda. |
El regreso se hace por el mismo
camino por el que hemos subido.
Tras las señales identificativas, varios hitos nos marcan la senda |
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