sábado, 29 de agosto de 2020

LAS "GOLONDRINAS" ALPARGATERAS


Muchas veces olvidamos la historia, no la recordamos o, simplemente, no tenemos conocimiento de ella por falta de información o por haberse cortado en algún momento  la trasmisión oral, principal y prácticamente la única via de comunicación que tanto se usaba antiguamente para recordar sucesos, costumbres, tradiciones y, en definitiva, todo lo relacionado con la vida y usos sociales de los habitantes de un pueblo o comarca.
Por eso hoy, y como homenaje, vamos a recordar y recuperar la memoria histórica de un valiente colectivo de sosienses, todas mujeres, que marchaban todos los años a Francia a trabajar. Pero no sólo eran de Sos del Rey Católico, a estas se unían cientos de mujeres más procedentes de otros pueblos de las Cinco Villas, e incluso de Zaragoza, pero la mayoría de estas emigrantes procedían de los numerosos pueblos y aldeas que conforman los valles pirenaicos del norte de Navarra y Aragón (Baztán, Salazar, Roncal, Hecho, Ansó…).
Desde 1880 hasta 1930, aproximadamente,una caravana de cientos y miles de mujeres, aunque también había matrimonios y familias enteras, pero en número muy reducido,  se ponía cada año en marcha a primeros de octubre para pasar al país vecino con destino a las fábricas de alpargatas de Mauleón, Oloron-Saint-Marie y localidades cercanas de La Soule y el Bearn; y allí pasaban seis meses trabajando hasta la primavera siguiente, que era cuando regresaban a sus respectivos pueblos. Popularmente eran conocidas como “las golondrinas”, por el hecho de ir vestidas de negro y de coincidir esta temporalidad laboral con el ciclo migratorio de estas aves.

Alpargatas se han usado desde tiempos muy remotos y generalmente se confeccionaban en las propias casas para toda la familia. Bastaba con un poco de cuerda de esparto o cáñamo trenzado y lino.
Ya en el siglo XVIII, el pueblo francés de Mauleón se convirtió en el primer productor de alpargatas. Para entonces, el 100% de la producción se confeccionaba a mano y Mauleón fue una de las primeras villas francesas a las que llegó la electricidad en 1850[1], por lo que el proceso de fabricación de alpargatas comenzó a industrializarse. Como las alpargatas están confeccionadas al cien por cien con fibras naturales, su duración no es muy longeva, por lo que la demanda era muy alta, existiendo en el año 1914 en Mauleón, al menos, 30 fábricas de alpargatas para poder cubrir la demanda existente, a lo que ayudó la también pronta llegada del ferrocarril a la zona (1886), dando empleo a más de 5000 trabajadores[2].
La escasez de mano de obra en Francia para tanta producción convirtió a la industria alpargatera francesa en un fenómeno socioeconómico casi sin precedentes para los pueblos navarros y aragoneses. A sus fábricas llegaban cada octubre miles de mujeres navarras y aragonesas con el fin de llevar un salario al hogar, en muchas ocasiones el primero y único, para ayudar a la economía doméstica en unos años en los que la escasez de todo tipo era notoria.
Eran mujeres jóvenes, solteras, con edades comprendidas entre los 15 y 25 años, y su viaje a Francia se vivía con mucha intensidad tanto en sus familias como en el pueblo en general, pues la gran mayoría de las mujeres tenían algún grado de parentesco entre ellas, ya que en un pueblo pequeño casi todas las familias tienen algún lazo familiar. Es por eso que el día de la partida era muy especial, pues se vivía, por un lado, con mucha ilusión, y con nerviosismo, incertidumbre y preocupación por otro. No en vano, algunas de estas mujeres murieron a su paso por los Pirineos en alguna ocasión que las nevadas se adelantaron al invierno; otras ya no volvieron porque conocieron y se casaron con algún lugareño del país vecino y otras porque encontraron otros trabajos que en su pueblo natal no iban a encontrar a su regreso.
En un estadillo de trabajadores inmigrantes en Mauleón de 1911 aparecen el número de trabajadoras procedentes de algunos pueblos navarros y aragoneses, apareciendo 34 mujeres procedentes de Sos del Rey Católico, 64 de Salvatierra, 105 de Fago, 77 de Isaba, 93 de Ansó, 82 de Undués Pintano, 46 de Berdún, 41 de Pintano, 57 de Sigüés, 41 de Burgui, 42 de Ustárroz, 35 de Lorbés, 26 de Petilla, 25 de Roncal, 20 de Luesia,14 de Ruesta, 22 de Jaca, 21 de Vidangoz, 15 de Garde, 21 de Aísa, 16 de Aragüés del Puerto, 21 de Zaragoza y 15 de Artieda.[3] Evidentemente faltan muchísimas “golondrinas” más y muchos pueblos más, pero con este estadillo nos podemos hacer una idea del gran éxodo de mujeres que cada año emigraban a Francia para trabajar.
El día de la partida, los parientes de cada chica, generalmente el padre o el hermano, o ambos, se disponían a cargar las acémilas para acompañarlas hasta la muga. Eso quien podía disponer de animal de carga, de lo contrario la travesía debería hacerla andando. Normalmente el equipaje era bastante ligero: ropa de abrigo, muda y algo de calzado, porque a la vuelta iban a venir muy cargadas. Una vez llegados a la frontera, “las golondrinas” debían continuar solas, pues era muy arriesgado para los acompañantes cruzar al país vecino sin un salvoconducto que justificara su presencia. El cruce a Francia solían hacerlo por las mugas de Larrau, Belagua y Somport. “Las golondrinas” de Sos, por cercanía, lo hacían por Belagua. 
Largo y duro camino les esperaba a las "golondrinas"
(Valle de Isaba, desde Belagua)
 Tomaban la Cañada Real de los Roncaleses y a lo largo del camino se les sumaban más mujeres de los sitios por los que pasaban: Sangüesa, Javier, Yesa, Burgui..., a los que se sumaban en sus cruces de caminos las provenientes de otros pueblos: Petilla, Navardún, Isuerre, Lobera, Longás, Pintano, Bagüés, Artieda, Sigüés, Salvatierra, Vidángoz, Garde, Roncal, Hecho, Ansó, Urzainqui…llegando todas a Isaba para comenzar a subir el puerto de Belagua. Por las noches dormían al raso, cobijadas en alguna ermita o en las ventas del camino, siendo la venta de Arrako, cerca de Belagua una de las más concurridas debido a su cercanía con la frontera. Y desde aquí enfilaban el ascenso de Belagua, aprovechando la “ruta de la lana”, hacia la venta de Juan Pito, último refugio en territorio español, para enfilar el paso por Arrakogoiti, conocida ruta de contrabandistas, donde se separarían definitivamente de sus seres queridos y de las caballerías hasta la primavera siguiente, que se volverían a encontrar en el mismo punto.
Bajando Belagua por la vertiente francesa y por la Venta Dominica hacia Santa Engracia, la caravana se dividía en dos ramales: uno a la derecha, hacia Olorón-Saint-Marie, y el otro, a la izquierda, hacia Licq, y desde aquí, con transportes mecanizados, hasta Mauleón, donde se dirigían la gran mayoría de las “golondrinas”. Más adelante se juntarían con las compañeras navarras procedentes del valle de Salazar, que habían cruzado la frontera por Ochagavía y Larrau. También hubo quienes, tras la inauguración del Canfranero en 1928, cruzaron por Lescun y Somport, o val d´Aspe hasta Olorón.
Una vez llegado a su destino buscaban su alojamiento, apalabrado ya de antemano, que no era precisamente todo lo bueno que cabía esperar, pues los empleadores no se preocupaban mucho de ello. Vivían en situación bastante precaria, falto de comodidades y con unas condiciones higiénicas mínimas, en barriadas obreras y muy humildes como Ville en Bois y Haute Ville.
"Golondrinas" en una fábrica mecanizada de Mauleón (foto: lakukula.com)

El siguiente paso sería ir a sus puestos de trabajo y empezar a coser alpargatas. Duras jornadas de 14 y 16 horas les esperaban a todas ellas. Unas lo hacían en fábricas ya mecanizadas trabajando en serie sobre largas mesas; las menos afortunadas, en fábricas todavía no mecanizadas, lo seguían haciendo de modo artesanal, todo a mano, sobre un banco alpargatero.

Alpargateras cosiendo a mano

Seis meses de duro trabajo, sin apenas ratos de ocio, cosiendo a mano o a máquina el cáñamo, el yute y el lino.
Con la primavera llegaba el final de la temporada y el momento de cobrar. Una buena cantidad de francos que no podían traer a España ante el temor de ser requisados en la aduana, pues estaba prohibido pasar dinero de un país a otro, además de no servir los francos en España, por lo que gastaban todo el dinero comprando productos y mercancías para el hogar: telas, sedas, buena pasamanería, manteles, joyas, bisutería, relojes, chocolate, regalos para la familia… Avisaban con antelación a sus familiares el día que iban a salir de Mauleón para que les fueran a esperar en el punto de encuentro fijado a la ida. Padres y hermanos, con las mulas, pasaban la noche en la muga, evitando a los gendarmes y a la guardia civil, a la espera de su llegada y cargar en los animales toda la mercancía comprada y pasarla en forma de contrabando para no tener que pagar impuestos aduaneros, dejándoles solamente un pequeño hatillo de equipaje que las “golondrinas” pasaban por la aduana al día siguiente. Los guardias aduaneros revisaban su escaso equipaje y, ante su asombro por lo poco que tenían de declarar, “las golodrinas” se excusaban diciéndoles que “había sido un mal año.”
Y al regresar a su pueblo se incorporaban de nuevo a las tareas rutinarias del hogar y del campo, ayudando a la familia, excepto las que encontraron novio u otro trabajo.
De esta forma, y durante años, estas valientes “golondrinas”, en plena juventud, cruzaron los Pirineos por sus viejos y difíciles caminos para ganarse, con mucho esfuerzo y sacrificio, un digno y justo jornal con el que contribuir a la ajustada economía familiar.
Por eso no queremos que caigan en el olvido, salvaguardando su memoria y recordando su valentía, entrega, lucha, capacidad, afán y dedicación.
En Sos del Rey Católico, como se ha dicho, hubo muchas “golondrinas.” Sólo he podido identificar a Emiliana Garde, modista de profesión. En el estadillo de trabajadoras en Mauleón  de 1911, antes referido, aparecen como trabajadoras Clemencia y Patricia Garde, de 17 y 15 años respectivamente, posiblemente hermanas, o parientas, de Emiliana.
Sirva este post para recordar a todas nuestras “golondrinas” de Sos y con la ayuda de sus descendientes intentar poner nombre y apellidos a todas aquellas valientes jóvenes que no dudaron, año tras año, en atravesar los Pirineos, haciéndose un merecido hueco en la historia de la antropología cultural, económica y social de la villa, historia que no se encuentra en los libros y que no debemos olvidar.

La emigración de estas "golondrinas" empezó a decaer con la crisis global del capitalismo, tras el crack de 1929.





[1] “Vuelven nuestras golondrinas” Año 1914. Almanaque de los Pirineos 1910-1025, pp.54-55. 
[2] Ibidem
[3] Ibidem
       





BIBLIOGRAFIA

-GORRÍA IPAS, JESÚS. "Las migraciones golondrina en el sistema económico tradicional del Pirineo Occidental: el caso de la fabricación de alpargatas en Mauleón". Temas de Antropología Aragonesa, nº 25, pp. 21-52.  Prensas Universitarias de Zaragoza. Zaragoza,2019.
-SÁNCHEZ LANASPA, SERGIO. “Vuelven nuestras golondrinas”. Almanaque de los Pirineos 1910-1925. Año 1914. pp. 54-55. Editorial Pirineum, Jaca (Huesca), 2014.

-La Kukula. Boletín de difusión histórica y cultural de la villa de Burgui, nº 43. “Golondrinas. Del rosario a las alpargatas”  Ed. Asociación cultural La Kukula. Septiembre, 2016. Ayuntamiento de Burgui (Navarra).

sábado, 22 de agosto de 2020

EL CANAL DEL RAMBLAR


Vegetación de ribera del río Onsella a su paso por el Ramblar. (Sos del Rey Católico)

El término “ramblar” deriva del árabe [ رامبلا (rambila): “rambla”(terreno arenoso)] y el diccionario de la R.A.E. define la palabra “rambla” como el suelo por donde las aguas pluviales corren cuando son muy copiosas, siendo el “ramblar” el lugar donde confluyen varias ramblas. Es decir, un terreno generalmente seco pero que se ve frecuentemente inundado cuando las lluvias son abundantes.
 El vocabulario general de las Cinco Villas lo define como el “terreno que es cubierto por las avenidas de aguas”.

 Al norte del municipio de Sos del Rey Católico existe el término conocido como “el Ramblar”, una extensión de terreno que discurre paralela al río Onsella y que se veía frecuentemente inundada cuando crecían las aguas del mismo.
 La primera mención documentada del lugar aparece en una obra anónima de 1816 titulada “El triunfo de Ceres o el Ramblar de Sos”(ver), cuando D. Mariano Villa, gobernador de las Cinco Villas, decidió construir el canal del Ramblar, apareciendo el mencionado término con posterioridad en diversos documentos relacionados con compras y ventas de terrenos, amillaramientos y padrones.
Huerto en el Ramblar
Según la obra literaria conservada, D. Mariano Villa decidió convertir estos terrenos baldíos en superficie cultivable para remediar “la miseria y el hambre que se experimentaba en Sos”, construyendo un canal que, tomando las aguas del río Onsella, convirtiera estos terrenos yermos en provechosas huertas donde sólo se cultivaran frutas y hortalizas.
En la misma obra también se nos revela que dicha huerta del Ramblar tenía una extensión de 600 cahizadas (unas 228 Has), que fueron repartidas por suertes entre los vecinos de Sos.

(Sic.) “D. Mariano Villa, Coronel de los Reales Exércitos, y Gobernador de las Cinco Villas de Aragon, sabiendo que de Sós, Cabeza de las Cinco, salian cada año al menos ocho mil escudos por el ramo de frutas, y hortalizas de que la provee la vecina Ciudad de Sangüesa, rompió un terreno inculto, y lleno de maleza llamado vulgarmente el Ramblar, de 600 cahizadas de tierra, habiendo ántes ideado, y abierto un canal para regarle tomando el agua del rio Onsella. Las utilidades que de esta obra resultan á Sós son, el evitar la salida de los ocho mil pesos arriba mencionados, que invertidos en otros usos harán la felicidad de la Villa; y dar entrada en la población algunos miles de pesos; lo que se verificará sin duda si la tierra se emplea solamente en frutas, y hortalizas, que es el pacto con que se repartió por suertes á los vecinos; y se ha verificado ya esta utilidad en el presente año de 1816, que habiéndose sembrado de ordio para quitar la fuerza á la tierra, se han cogido en el Ramblar mas de mil y quinientos cahices, que habiendo venido adelantado no solamente ha remediado la miseria, y el hambre que se experimentaba en Sós, sino también el de los pueblos vecinos que le compraban con mucha ansia.

        Al presente se halla ya este sitio hermoseado con muchas eras de coles, habas, guisantes y judías, y con mas de cinco mil arboles frutales, de los quales algunos han dado ya esquisitas frutas este año. ¡Qué incentivo para que el labrador riegue gozoso con su sudor un terreno que tan presto le recompensa sus afanes!”[1].

Canalización de la acequia.

Inicio de un ramal, o bifurcación del canal.

Actualmente, debido a las transformaciones que ha sufrido el terreno por, el suelo dedicado a regadío ha visto mermada su superficie tanto en extensión como en el tipo de cultivos. Pero a pesar de ello, en las huertas que actualmente perduran, se recolectan  exquisitas frutas, verduras y hortalizas, generalmente para autoconsumo, que incluso podemos degustar en el municipio de Sos.
El canal del Ramblar toma el agua del río Onsella en el término conocido como El Fraginal, en el límite con el término municipal de Navardún, y tras unos tres kilómetros de canalización, vuelve a verter el agua sobrante al río en la zona del término del Barranco de la Carretera.
Tajadera de acceso a una huerta
La canalización discurre prácticamente paralela al río, si bien existen varios ramales o desdoblamientos en su recorrido que se adentran en el llano con el fin de abarcar más superficie regable.
Los caminos de acceso a las diversas huertas del Ramblar nos sirven para dar un agradable paseo por la zona, viendo los diferentes huertos existentes con sus variados cultivos, encontrando de vez en cuando casetas de campo inhabitadas desde el pasado siglo y que han sido literalmente "engullidas" por la exuberante vegetación del lugar.

Casetas en el Ramblar, prácticamente engullidas por la vegetación



[1] Anónimo. El triunfo de Ceres o el Ramblar de Sos, p. 9.




BIBLIOGRAFÍA

-ANÓNIMO. El triunfo de Ceres o el Ramblar de Sos. Imprenta Andrés Sebastián. Zaragoza, 1816.
-CORTÉS VALENCIANO, MARCELINO. Toponimia de Sos del Rey Católico. I.F.C. Zaragoza, 2015.
En la web:
-villadesosdelreycatolico.blogspot.com. El triunfo de Ceres o el Ramblar de Sos. https://villadesosdelreycatolico.blogspot.com/2015/02/el-triunfo-de-ceres-o-el-ramblar-de-sos.html


LAS CALLES DE SOS




La calle debe entenderse, por un lado, como un elemento urbanístico, de unión y comunicación entre las diversas construcciones que componen un núcleo urbano y, por otro lado, como espacio público, prolongación de la casa, lugar de esparcimiento, recreo o trabajo, donde tiene lugar buena parte de la relación social.
El trazado de las calles de Sos viene condicionado por el relieve. Ancha a la salida de la Villa, se estrecha en el interior del recinto amurallado, donde se constriñe el espacio y se convierte en un laberinto de calles y callejones,  de bajadas y subidas empinadas, obligadas por la orografía del terreno y que encontramos prácticamente en todo el recinto urbano.
Esta especial orografía sobre la que está asentada la Villa, hizo que la planificación urbana se realizara en círculos concéntricos alrededor de la Iglesia y del otro promontorio en el que se encuentra el Palacio de Sada, obligando a los constructores a aprovechar al máximo el rendimiento de las parcelas, siendo éstas pequeñas y estrechas, a la vez que dejaban las calles con el espacio justo para que pasaran los carros, las caballerías y ganados.
Cristóbal Guitart dice que el eje urbano de Sos es una larga calle orientada de sur a norte, de traza sinuosa por tender a seguir la línea de la cresta sobre la que está asentada; de ella descienden a derecha e izquierda y en forma de espina de pez, las calles transversales hasta terminar en las puertas de entrada de las murallas. Todas son estrechas, con caseríos de unas tres plantas, con gran abundancia de casas blasonadas, algunas de gran empaque, todas de piedra, góticas y renacentistas.

Antigua calle intransitada

 En cuanto a la pavimentación de las mismas, hasta hace poco se había conservado su empedrado primitivo, método seguro para no resbalar personas ni animales (en un principio fueron de tierra), hasta que se llevó a cabo la red de alcantarillado y se restauraron la mayoría de las calles del municipio con el aspecto que presentan hoy día, una solución práctica y estética para conservar su imagen medieval y guardar, en la medida de lo posible, su ancestral pasado. Restos testimoniales del primitivo empedrado todavía podemos verlo en Sos en alguna zona del pueblo que queda aún sin restaurar.


Empedrado antiguo
Empedrado moderno



   
                                            

Ultima restauración
                 Aunque los nombres de las calles actualmente van cambiando en función de la representación política del Consistorio, antiguamente, y en general, se las conocía por su ubicación o su relación con algún edificio o construcción de interés para la comunidad o del municipio. Así tenemos nombres como Afueras, Barrio Alto, la Fuente, Tejería, de la Torre...  Otros nombres como Barrio Nuevo o Barrio Verde señalan la presencia de una comunidad judía en el pasado; otros aluden a nombres de santos  (San Martin, san Luis…) o a personajes históricos (Fernando el Católico) o ilustres personalidades o bienechores locales (Isidoro Gil de Jaz, Manuela Pérez de Biel, arquitecto Saiz de Vicuña, arquitecto Pons Sorolla, Emilio Alfaro…) Otros nombres de calle aluden a algún fenómeno climático o cósmico (Viento, Luna...), o a alguna situación curiosa (callejón de Salsipuedes, Mentidero, Desengaño...)
                    El caso es que algunas calles de Sos han ido cambiando su denominación conforme algunos de los edificios de los que tomaban su nombre han ido desapareciendo (del molino, del batán, del horno, del hospital...)aunque otras se han mantenido con el paso del tiempo, recordando al visitante el edificio, servicio público o cualidad que hasta hace poco tiempo podía encontarse en esta calle (del Reloj, del Mentidero, del Mudo, del Pino,delCampo del Toro, Camino Tejería, plaza del Mercado, del Ayuntamiento...)

                                Directorio de las calles de Sos. 


Av. De Sos del rey Católico
Calle del arquitecto Sainz de Vicuña
Calle sor Saturnina Tobar
Av. De Zaragoza
Calle del Cantón
Callejón de Salsipuedes
Calle A
Calle del Clavel
Callejón del Saco
Calle Afueras
Calle del Cuidado
Camino Tejería
Calle Azucena
Calle del Desengaño
Campo del Toro
Calle B
Calle del Ejército Español
Carretera de Gallur a Sangüesa
Calle C
Calle del Laberinto
Carretera del Parador
Calle Coliseo
Calle del Martillo
Carretera vieja de Uncastillo
Calle Damas
Calle del Mentidero
Plaza de Aragón
Calle de Gil de Jaz
Calle del Mudo
Plaza de la Tahona
Calle de Juan II (antes del arquitecto Pons Sorolla y calle Maya)
Calle del Padre Mariano Jáuregui (antes, la Estrella)
Plaza de la Villa (antes plaza de José Antonio)
Calle de Juana Enríquez (antes San Luis y calle Norte)
Calle del Pino
Plaza del Mercado
Calle de la Cierra
Calle del Reloj
Plaza del Mesón
Calle de la Fuente
Calle del Suspiro
Vía de la Hispanidad
Calle de la Luna
Calle del Viento

Calle de la Meca
Calle Doña Manuela Pérez de Biel

Calle de la Parra
Calle Emilio Alfaro

Calle de la Salud
Calle Fernando el Católico

Calle de la Torre
Calle Larraldía

Calle de Levante
Calle Madrigal de las Altas Torres

Calle de los Cantarranas
Calle Norte

Calle de Paúl
Calle Pintor Francisco Goya

Calle de Ramón y Cajal (antes La Palma)
Calle Salvo





































             Los nombres de las calles solían señalizarse en cerámicas antiguas, sustituidas con el paso del tiempo por otras cerámicas más modernas. Progresivamente se han ido incluyendo placas y rótulos realizados con otros materiales, como el hierro o la piedra, aunque aún podemos encontrar alguna de las antiguas cerámicas formando parte de las fachadas de los edificios, e incluso rótulos grabados en piedra.


 


 


 


Rotulo de calle grabado en piedra








BIBLIOGRAFÍA

-Giménez Aísa, Mª Pilar. Arquitectura tradicional de las Cinco Villas.Adefo Cinco Villas.Ejea de los Caballeros, 2008.
-Guitart Aparicio, Cristóbal. El paisaje urbano en las poblaciones aragonesas.Cuadernos de Zaragoza nº 40. Ayuntamiento de Zaragoza, 1979.
-Biarge, Fernando y Ana. Piedra sobre piedra. El paisaje pirenaico humanizado. Arpirelieve S.A. Huesca, 2000.