Los judíos de Sos no sufrieron las intensas
persecuciones que se desataron contra ellos en otros reinos de la
Península porque su
“leyenda negra” no estaba tan extendida en Aragón como en otros reinos
cristianos donde la presencia musulmana había sido mayor (en Sos no hubo
musulmanes) Aquí no cargaron con el sambenito de su colaboración con los invasores
árabes durante la ocupación. Su importancia en Sos se manifestaba en el
desempeño de importantes cargos en los gobiernos municipales o en la propia
administración, en los que además su papel contributivo era esencial.
Igualmente su colaboración con instituciones eclesiásticas en Aragón, junto a
los beneficios económicos que generaban y los servicios que ofrecían a la
jerarquía, posibilitó el consentimiento de la nobleza eclesiástica para con la
comunidad hebrea.
Expulsión de los judíos de Sevilla, de Joaquín Turina Areal |
El antijudaísmo, latente desde tiempo atrás,
desembocó a finales del siglo XIV en violentas persecuciones contra los
hebreos, en quienes se veían los chivos emisarios de las catástrofes de la
época. En el año 1391 podemos decir que empezó la “caída” de los barrios judíos
en España con los pogromos (asalto a las juderías con matanza de sus
habitantes) Empezó en Sevilla y rápidamente se extendió por Andalucía y otras
partes de España. En 1473 se dio otro en Córdoba y en 1449 uno
en Toledo que se extendió por Castilla.
Estos hechos de violencia antisemita
fueron alentados por discursos de clérigos que veían los barrios judíos y
mudéjares como una continua amenaza hacia su religión y el bienestar de los
“buenos ciudadanos cristianos”. Así, las comunidades musulmanas y hebreas se
vieron obligadas a vivir recluídas en sus aljamas y a portar señales
distintivas.
Muchos judíos aceptaron la conversión al
cristianismo para salvar sus vidas. De esta forma descendieron los efectivos de
la comunidad judía, pero creció, en cambio, el número de los conversos o
cristianos nuevos. En el siglo XV algunos conversos desempeñaron puestos claves
tanto en la Corte como en los municipios o incluso en la
Iglesia. No obstante, la vieja hostilidad contra los judíos derivó en
animadversión hacia los conversos, víctimas de nuevas persecuciones. Se tiene
constancia del asesinato de dos hebreos de Sos por una cuadrilla de navarros en
1427[1].
Desde 1480 la aljama de Sos pareció haber
cobrado un impulso demográfico y mirando al futuro con cierto optimismo. Esto
lo confirma el hecho de que en enero del año 1489 Salomón Jauli, judío de
Calatayud, se obligó en la cantidad de 10 florines de oro con Faym Gualit,
representante de la comunidad sosiense, por si no cumplía con el compromiso de
entregar una Torá para la sinagoga de Sos el 15 de abril de ese mismo año[2], por lo que nada hacía presagiar el cruel
destino que les aguardaba a los hebreos.
Tomás de Torquemada, inquisidor de Castilla y Aragón. |
Finalmente, el 31 de marzo de 1492 los Reyes
Católicos, alentados por Torquemada, firmaban en Granada el edicto de expulsión
de los judíos de Castilla y un poco más tarde firmaba uno para la Corona de
Aragón.
Los judíos que optaron por el exilio lo hicieron con muchas prohibiciones
a la hora de llevarse sus pertenencias, ya que tuvieron que vender sus bienes a
muy bajo costo y pagar impuestos. Cuenta Miguel Ángel Motis que muchas
propiedades de las aljamas, incluída su documentación, pasaron a poder de
quienes tuvieran la autoridad en la zona: el rey, la iglesia, las órdenes
militares o los nobles. Los bienes confiscados a los judíos de Sos pasaron a la
Corona y ahora alguno de esos documentos se han encontrado en el Archivo
Histórico Provincial de Huesca. Los textos estaban escritos sobre vitela, un
pergamino muy fino y muy bueno que, por supuesto, no se destruía, sino que se
reutilizaba. En este caso se había usado para encuadernar protocolos
notariales. (Actualmente Miguel Ángel Motis está intentando recuperar dichos
pergaminos.)
En lo que respecta a Sos, la primera referencia notarial que se halla en
los protocolos notariales del proceso de expulsión data del 5 de mayo de 1492;
se trataba de una carta pública por la que se hizo saber a las autoridades
municipales cristianas la obligación que tenían los judíos de Sos de pagar 544
sueldos de los 200.000 que aún les restaba de satisfacer a las aljamas de todo
el reino por un subsidio de 500.000 pagaderos al rey por causa de las usuras y
de los contratos desaforados de deuda otorgados por los hebreos; para obtener
dicha cantidad se dispuso que se embargasen bienes de los judíos[3].El 30 de junio, a falta de un mes para que
expirase el plazo de la expulsión, los comisarios del gobernador
de Aragón, Alfonso de Artieda y Español de Sos, solicitaron a los comisarios de la
Inquisición, Martín de Murillo y Eximeno de Longares, que les entregasen
el inventario de los bienes de los judíos de la villa y todos los documentos de
los mismos, pidiéndoles que no se entrometiesen en estos asuntos[4], puesto que si en un principio el rey
Fernando había dispuesto que el Santo Oficio participase en el control de los
bienes de los judíos en todo el territorio aragonés, ante las extralimitaciones
de los representantes de la Inquisición en otras localidades del
reino, que intentaron capitalizar en su favor todo el proceso, el monarca les
ordenó inhibirse.
Torquemada y los Reyes Católicos |
El 17 de
julio, fecha en la que se liquidaron los principales problemas económicos, se
vendió una viña de los judíos por 110 sueldos con los que se pagaron las dietas
y los salarios de los comisarios de la Inquisición[5];
se vendieron los bienes muebles y los títulos de deuda de los hebreos a la
propia aljama por 5.808 sueldos para darles inmediatamente una cantidad
equivalente, 264 ducados de oro, con los que cumplir con la obligación de
entregar tres ducados por judío que se marchara del reino[6],
es decir, la suma que teóricamente debían obtener como desagravio por tener que
salir del país la tuvieron que emplear en comprar lo que era suyo y que los
comisarios les habían confiscado. Después se procedió a vender el fosar de los
judíos, sus heredades anexas y las deudas sobre los cristianos al infanzón
Lozano Martínez menor de días por 1.163 sueldos[7];
el fosar y las tierras se fijaron en un precio de 200 sueldos, estimándose en
523 sueldos y 6 dineros las cantidades adeudadas a través de créditos
realizados mediante comanda, a los que se unieron 437 sueldos y 6 dineros que
también les debían algunos cristianos como peñoras; en total estas deudas
ascendían a 963 sueldos[8], una suma muy modesta si se
tiene en cuenta que era el conjunto de lo adeudado a toda la comunidad; y
finalmente se dio a cada pareja o a cada casalero la ropa necesaria para que
pudiesen dormir en el trayecto hacia su nuevo destino[9],
consistente en una litera y dos linzuelos por cédula familiar, repartiéndose
estas ropas a veinte familias (88 individuos).
De este modo Sos vio mermada su población en
una sexta parte, y lo que es más grave, fue testigo de un importante declive
económico al ver desaparecer gran parte de la población activa dedicada a la agricultura
y al artesanado, causando una grave crisis económica en el municipio.
La práctica totalidad de los judíos que
abandonaron Sos se marcharon a la vecina localidad navarra de Sangüesa, dada su
cercanía y los estrechos lazos comerciales que tenían con sus habitantes;
además, todavía no se había hecho efectivo el edicto de expulsión en
Navarra. Supuestamente los últimos judíos que salieron de la villa de Sos en
dirección a Sangüesa fue el 30 de julio de 1495, viendo esta localidad
navarra un notable incremento de su población hebrea, pues si en el año 1366
Sangüesa contaba con 35 fuegos hebreos, en el año 1494 tenía 57.
Benjamín Campel comenta que tras la expulsión
de los judíos de las Coronas de Aragón y Castilla, surgió en Sangüesa una
aljama de judíos foráneos, que disfrutaron de sus propios regidores y que
tuvieron algunos enfrentamientos con los hebreos nativos, puesto que los recién
llegados no aceptaron sus obligaciones fiscales referentes a las pechas de
1495, por lo que se tuvo que recurrir a la mediación del procurador fiscal del
reino[10]
Pero a comienzos de 1498 el edicto de expulsión
también llegó a Navarra, teniendo un plazo hasta el mes de marzo para abandonar
la Península o convertirse al cristianismo. Muchos se convirtieron y regresaron
a Sos, otros dejaron la Península, siendo acogidos principalmente por tres
países: un país cristiano, Portugal, y dos países islámicos: Marruecos y
Turquía. Pero en 1497 la Corona Portuguesa, siguiendo el ejemplo de España,
decretó también “o bautismo o expulsión”.
Muchos de estos judíos españo-lusitanos se trasladaron a Inglaterra, Bohemia,
algunos estados italianos y sobre todo a los Países Bajos; y con la expansión
de la colonización algunos llegaron incluso al Nuevo Mundo. A estos judíos que
habitaron España y a sus descendientes se les llama sefarditas, y
actualmente se encuentran dispersos por todo el mundo abarcando su distribución
geográfica cuatro continentes: Europa, Africa, Asia y América.Según la
Asociación Sefardita de Jerusalén los sefardíes repartidos por todo el mundo
suman la cifra aproximada de millón y medio.
Decreto de expulsión de los judíos ( ver decreto de expulsión)
Decreto de expulsión de los judíos , que se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Ávila |
[1]
Iranzo Muñío, Mª T. (ed), Acta Curiarum
regni Aragonum. Cortes del reinado de Alfonso V, T. IX, vol. 1, Zaragoza,
1983, p. 235; en: Abellá Samitier, J. Sos en la Baja Edad Media. Una villa aragonesa de frontera. I.F.C.(C.S.I.C.) p. 284. Zaragoza, 2012.
[3]
A.H.P.S., Miguel del Sen, p. 450 B, ff. 20-20v.
[4]
A.H.P.S., Miguel del Sen, p. 450 B. ff. 31-31v.
[5]
A.H.P.S., Miguel del Sen, p. 450 B, ff. 34-34v.
[6]
A.H.P.S., Miguel del Sen, p. 450 B, ff. 40-41v.
[7]
A.H.P.S., Miguel del Sen, p. 450 B, ff. 42-44.
[8]
A.H.P.S., Miguel del Sen, p. 450 B, ff. 42-44.
[9]
A.H.P.S., Miguel del Sen, p. 450 B, ff. 44-44v.
[10]
B.R. Gampel. Los últimos judíos en suelo
ibérico. Las juderías navarras, 1479-1498. Gobierno de Navarra. I.P.V.,
Serie Histórica, nº 81. 1996, en Abellá Samitier, J., op. cit. Sos…p. 295.
BIBLIOGRAFÍA
-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Sos en la Baja Edad Media. Una villa aragonesa de frontera.I.F.C.(C.S.I.C).
Zaragoza,2012.
-BAHER, YITZHAK. Historia de los judíos en la Corona de Aragón (siglos XIII-XV) Temas de historia aragonesa, 3. D.G.A. Zaragoza,
1985.
-CABEZUDO ASTRAIN, JOSÉ. La judería de Sos
del Rey Católico. Sefarad, XXXII. 1972.
-CONDE Y DELGADO DE MOLINA, R. La expulsión de los judíos de la Corona de Aragón. Documentos para su estudio. Fuentes Históricas Aragonesas, 19. I.F.C., C.S.I.C., Zaragoza, 1991.
-CONDE Y DELGADO DE MOLINA, R. La expulsión de los judíos de la Corona de Aragón. Documentos para su estudio. Fuentes Históricas Aragonesas, 19. I.F.C., C.S.I.C., Zaragoza, 1991.
-MOTIS DOLADER, MIGUEL ÁNGEL. Guía del Aragón judío. D.G.A. Zaragoza,
1991.
-MOTIS DOLADER, MIGUEL ÁNGEL. Guía de las juderías de Aragón. Prames.
Zaragoza, 2011.
-MOTIS DOLADER, MIGUEL ÁNGEL. Hebraica Aragonalia. El legado judío en Aragón. D.G.A.
Zaragoza, 2002.
-MOTIS DOLADER, MIGUEL ÁNGEL. La sociedad judía aragonesa en la Edad Media. Historia de Aragón II: Economía y sociedad. I.F.C.,1996.
No hay comentarios:
Publicar un comentario