Cuando
algo no puede explicarse de manera lógica, la imaginación popular “inventa” una
leyenda. Son las leyendas populares que surgen del pueblo anónimo, fruto de la
fecunda imaginación de las personas. Al ser anónimas evidentemente se ignora su
autor, pero eso también implica que no se conozca ni su primer mentor, y en
muchas ocasiones ni tan siquiera su origen.
La leyenda
es una narración que está ligada a un determinado elemento preciso que no
reniega de ninguna materia religiosa,
histórica o cívica, aunque suelen ser muy frecuentes aquellas que explican
hechos misteriosos, obras que no se explican “racionalmente” (pozos, ermitas,
castillos, puentes, charcas, ríos, edificios señalados,…) o elementos naturales
extraordinarios (cuevas, árboles gigantes, piedras con determinadas formas…)
.Las leyendas contienen casi siempre un núcleo básicamente histórico, ampliado
en mayor o menos medida con episodios imaginativos. La aparición de estos episodios
irreales puede depender de motivaciones involuntarias, como errores, malas interpretaciones
o exageraciones, o bien de la acción consciente de personas que, por razones
interesadas o puramente estéticas, desarrollan el embrión original. Y por otra
parte, la leyenda debe contener una moraleja ejemplarizante; se trata de
exponer una serie de valores filosóficos, éticos y morales que enseñen a
diferenciar el bien del mal, lo que debe hacerse y lo que no.
A
diferencia de los mitos, que ocurren en tiempos y lugares imprecisos, las
leyendas siempre se desarrollan en lugares determinados, pudiendo ser reales o
no, pero que requieren siempre de una ubicación exacta, al igual que sus
protagonistas son también individuos concretos.
Frazer,
uno de los mejores conocedores del mundo imaginario de las leyendas y de los
sueños humanos, decía que las leyendas son “tradiciones
orales o escritas que relatan las aventuras de gente real en el pasado o que
describen sucesos no necesariamente humanos, que se dice ocurrieron en
determinados lugares precisos”
Sea como
fuere, las leyendas se han ido transfiriendo oralmente de padres a hijos desde
la aparición de los juglares en la Edad Media. Es por este motivo por el que existen
infinidad de leyendas medievales que todavía perduran y seguirán existiendo debido
a la mencionada transmisión oral o escrita.
Por otra
parte, los cuentos son narraciones breves de hechos reales o imaginarios,
protagonizados por un grupo reducido de personajes.
Como decía García Gual, hay
que diferenciar las leyendas de los cuentos populares, que no son sino “relatos imaginativos sin otra finalidad que el entretenimiento del
oyente y sin que reclamen realmente su credulidad”[1]
Los
cuentos y leyendas relativos a Sos del Rey Católico que vamos a ir viendo datan,
la mayoría de ellos, de la
Edad Media ; aunque hay alguna anterior en el tiempo, también
existe otra más cercana cronológicamente hablando, ubicada a principios del
siglo XIX y otra más reciente, en Sofuentes, a la que se le puede dar cierta
dosis de veracidad y credibilidad.
[1] Según
definición de C. García Gual. Mitos, viajes y héroes; p. 64. Ed. Fondo de Cultura Económica de España. Noviembre, 2011.
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