domingo, 27 de agosto de 2017

VENTANAS, BALCONES, PUERTAS Y RINCONES FLORIDOS EN SOS



                               
                       Geranios, gitanillas, azaleas, begoñas, petunias, caléndulas, alegrías, surfinias, hortensias, buganvillas, enredaderas, hiedras, parras y otras flores y plantas trepadoras y ornamentales adornan en el verano las ventanas, balcones y fachadas de las casas de la villa de Sos, realzando la belleza de las construcciones y consiguiendo con su hermosura multicolor que el paseo del visitante resulte más atractivo y agradable.





















sábado, 19 de agosto de 2017

RUTA DE LOS CASTILLOS: CASTILLO DE SIBIRANA


Castillo de Sibirana


Ubicación
El castillo de Sibirana se encuentra a 12 Km de Uncastillo y a 10 de Luesia. Para acceder al lugar, en coche. desde Sos del Rey Católico, hay que ir hasta la localidad de Uncastillo y desde aquí hasta Luesia.
Desvío hacia Sibirana, pozo Pígalo y corral del Calvo.
          Poco antes de entrar en el municipio de Luesia  hay que tomar una amplia pista forestal a la izquierda que, en buen estado de conservación,se adentra en la  Sierra de Santo Domingo bordeando el río Arba de Luesia. En el mismo desvío observamos unos carteles orientativos en los que no existen referencia alguna  al castillo de Sibirana, sino al pozo Pigalo y al Corral del Calvo. Continuamos por esta pista 6,7 Km hasta llegar a una bifurcación en “Y”: la pista de la derecha nos conduce, tras cruzar el río, al pozo Pigalo, tal y como nos lo indica una pequeña señal en madera, y la de la izquierda es la que en 2,6 Km nos llevará hasta las ruinas del castillo. Al inicio de este recorrido hay un cartel de prohibido el paso y una cadena que nos impide continuar con el coche, por lo que tendremos que dejar el vehículo en esta bifurcación y continuar el recorrido a pie, a no ser que tengamos un poco de suerte y encontremos el paso abierto, lo que nos ahorraría el tener que andar dicho tramo, pues la pista que nos lleva hasta el castillo, aunque está en peores condiciones que la que hemos traído hasta aquí, es perfectamente transitable.
Bajo el castillo se encuentran los restos del poblado medieval
La pista nos conduce hasta las mismas faldas del castillo en medio de un estrecho valle, edificado sobre una inaccesible roca, interceptando el camino de Luesia al valle de Onsella y, por lo tanto a Sos y Sangüesa, siendo punto clave como apoyo al castillo de Luesia.
A los pies del castillo se encuentran los restos de un antiguo poblado medieval (s. XII) que nació al amparo del castillo, y tras él se conservan las ruinas de una pequeña iglesia románica, Santa Quiteria, que conserva una inscripción epigráfica fechada en 1110.
 También se puede acceder al castillo desde Petilla de Aragón a través del Sendero de Gran Recorrido (GR) que desde Sos del Rey Católico llega al castillo de Roita, a través de un camino interesantísimo desde los puntos de vista histórico, natural o paisajístico.

Historia
Sibirana es el nombre con el que se conoce a un despoblado del que tan sólo quedan restos del castillo y una iglesia. El castillo de Sibirana es una fortaleza disputada por navarros y musulmanes; fue conquistado por el rey árabe Banu Quasi en el año 891 y recuperado definitivamente por Sancho Garcés I en el año 921 en su campaña de los Arbas, posiblemente al mismo tiempo que el castillo de Luesia, y de este modo afianzar la extremadura de los Arbas. Posiblemente se tratara de una torre islámica anterior sobre la cual se construyó el actual castillo. Un documento del año 938 hace mención al lugar de Sibrana, por el que el rey García Sánchez I confirma la donación hecha al monasterio de Leire por parte del obispo Galindo de su parte de los diezmos de Sibrana, entre otros lugares[1]
 
El castillo de Sibirana se alza sobre un farallón rocoso
         No obstante, la existencia de este castillo y su iglesia no se probaría documentalmente hasta los años 1063 y 1086, fechas en las que aparecen documentos relacionados con la reina   Felicia de Roucy, según Agustín Ubieto. La primera cita, la que data de 1063, es recogida en la obra de Dámaso Sangorrín en el “Libro de la Cadena del Concejo de Jaca” en Colección de documentos para el estudio de la Historia de Aragón, XII (Zaragoza, 1931), y documenta las variantes toponímicas de Sibrana y Siurana. La segunda cita de 1086 se menciona que el sitio de Sibirana (el castillo, iglesia y el pueblo que se extendía a sus pies) formaron parte de la dote que se entregó a Felicia de Roucy cuando se celebró su boda con el rey Sancho Ramírez de Aragón[2
]
La finalidad del castillo era controlar el paso que desde Uncastillo y Luesia permite acceder al valle del rïo Onsella, y a través de este río llegar a Sos y Sangüesa.
Frente al castillo se encuentran las ruinas de la iglesia románica
de Santa Quiteria
A principios del s. XII, concretamente en el contexto de la carta puebla que Alfonso I el Batallador extiende a la villa de Luesia, encontramos una mención a las tierras de Sibirana ("...y desde allí baxando a donde pasa el río Sibrana..."), las cuales, durante la segunda mitad del siglo XII, constan bajo la tenencia del noble Pedro López de Luna(1159-1162). Y es muy probable que a partir de la mencionada carta puebla del Batallador se desarrollara al amparo del castillo un pequeño hábitat rural formado principalmente por las familias de las guarniciones y los campesinos que trabajaban las difíciles tierras de labor de las proximidades.
                       En 1283 perteneció a Raimundo de Brucinach, pues se le concedió "en feudo según usatges de Cataluña a Raimundo de Brucinach del castillo y villa de Siverana, situada en el Reino de Aragón"(3).A finales del siglo XV eran señores de Sibirana los Ramírez de Isuerre, figurando en un documento de 1490 como señores del mismo Juan Remírez y Mª Fernández de Felices(4)
No es posible precisar cuándo se despobló el lugar, aunque parece ser que fue entre los siglos XVII y XVIII. Las causas del abandono pueden ser por la propia ubicación, en una zona muy agreste, alejada de las poblaciones, con un clima duro y ser zona de difícil roturación para el cultivo de las tierras. Las epidemias de finales de la Edad Media y principio de la Edad Moderna mermarían su población hasta que el lugar se quedó prácticamente desierto. Sin embargo cabe constatar que el lugar continuaba habitado a finales del s. XVIII, a tenor de los registros que constan en el libro de bautismos de Petilla de Aragón.
Hoy sólo quedan restos de diez o doce viviendas a los pies del castillo en su cara sur, debajo de la peña.
El castillo está bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la ley 16/ 1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Arquitectura
El castillo está situado en una cumbre ovalada de poca altura, pero muy espectacular, sobre un espolón roquero que lo hace prácticamente inexpugnable. Está formado por dos torres, separadas por apenas 11 metros de distancia, de planta rectangular unidas por muros paralelos,  levantados sobre el mismo borde vertical de la peña, muy escarpada, haciendo imposible el acceso por el lado sur. Actualmente todavía pueden verse restos de lienzos murales del muro de unión de las torres.
Ambas torres están unidas por un muro
 La construcción de este monumental castillo es todo un prodigio de la ingeniería militar de la época, pues  la irregular y pétrea superficie del suelo dificultaba enormemente la cimentación del edificio, sin embargo encontraron soluciones para su majestuoso alzado. Además su acceso sólamente era posible mediante escaleras provisionales de madera que se adaptaban al vertical farallón rocoso, siendo aún apreciables los mechinales horadados en la roca para tal fin.
Mechinales horadados en la roca para colocar la escalera de
acceso.
Aunque las dos torres son de la misma época y similar aparejo de sillería no son iguales, ya que la situada más al oeste es rectangular y está en una posición más elevada. Mide 6,5 metros por 4 y 15 de altura desde las primeras hileras de sillares. Las torres contaban con almacén o sótano, tres plantas con pisos de madera y, abiertos en sus muros, diferentes tipos de vanos y puertas cubiertas con bóvedas de cañón. El primer piso de la torre occidental presenta una planta muy irregular por hallarse sobre la quebrada pendiente de la roca. Se descendía por una trampilla practicable en el piso de madera, de cuyo sistema quedan huellas en el muro oeste. La primera planta tiene una aspillera adintelada que da vista por el lado sur al camino que pasa por debajo. La puerta abre al exterior en arco de medio punto de grandes dovelas, mientras que interiormente lo hace con un paso abovedado. Se cerraba la puerta con dos batientes de madera articulados por goznes labrados en la solera y en sendas piedras salientes en la parte superior; conserva también el hueco para la tranca de madera.
Puerta de acceso en arco de medio punto de la torre oriental
La segunda planta tuvo piso de madera, cuyas vigas descansaban en estrechas y bien labradas impostas, con perfil de filete, que recorren los muros mayores. Las vigas de este piso ocultaban parcialmente las dovelas del frente de la bóveda de la puerta. En esta estancia hay, además, otra aspillera en el muro sur y dos vanos adintelados y sin derrame en los lados este y oeste, que exteriormente estuvieron protegidos con dos pequeños cadalsos de madera, uno sobre la puerta y el otro prolongado en la esquina noroccidental. Todos estos vanos están situados a un metro de altura del piso. Sobre este piso se dispondría una falsa o sobrado con ventanas a ras del suelo, cubriéndose toda la obra con tejado a dos vertientes.
Entre las dos torres se encontraba el patio de armas
La torre oriental es de similares proporciones y fábrica; mide 8 metros por cuatro y una altura que supera los 20 metros desde una base que utiliza parte de la roca para apoyo de la estructura. Constaba también de un almacén y sótano y tres plantas. El primero tiene vanos aspillerados al Este y Sur, vigilando el camino. Las dos estancias superiores tuvieron pisos de madera sobre retranqueos en los cuatro lados. En la planta de acceso se conservan los elementos constructivos más interesantes de esta torre. Hay aspilleras al Norte y al Este y una letrina ubicada en el grueso del muro meridional. Consiste en un nicho adintelado, con asiento de obra y que incluye una piedra inclinada para que sirva de evacuatorio. La puerta de acceso es similar a la de la otra torre, de medio punto con bóveda de medio cañón en su vestíbulo, salvo en el detalle de sustituir las gorroneras superiores en piedra por un dintel de madera y haber sido de un solo batiente. Exteriormente la puerta da al vacío, ya que se halla separada del pequeño muro de comunicación entre ambas torres. Se unía a éste mediante una pequeña plataforma de madera, de la que se conservan las huellas en el lienzo de la torre. Sobre esta planta había otra más y, por último, tal vez una falsa que se cubría a dos vertientes.
Por último, cabe decir que el patio de armas es de muy pequeñas dimensiones debido a la estructuración del terreno; este patio de armas contaba con muros que enlazaban las dos torres, cerrando los vértices de la cima rocosa, y en él se encontraría el aljibe y alguna pequeña casa para la guarnición del castillo.
Un ajedrezado jaqués recorre el ábside la la iglesia románica de
Santa Quiteria, en Sibirana.
Al oeste del castillo, en un pequeño promontorio, se encuentra la ermita de Santa Quiteria, un sencillo y pequeño templo románico, en un estado de conservación lamentable, construido en piedra de sillería, de nave única, planta rectangular y ábside semicircular, cuyo interior del mismo es recorrido por una imposta de ajedrezado jaqués. La luz al interior la aportan tres ventanales abocinados con derrame interno. La portada se abre en el lado de la Epístola en arco de medio punto  con una única arquivolta que apea en dos columnas con sendos capiteles sencillos decorados con bolas jaquesas. En el tímpano, que aparece encalado, se puede ver el crismón trinitario aragonés. En la jamba derecha de la portada se encuentra la inscripción citada al principio, datada en el año 1110, y que pudiera ser la lápida fundacional del templo, donde se puede leer:

ANNO MCX.../[AB INCARNATIO]/NE D[OMI] NI. DOMINU[S]
PETRUS SOERA/.../...NONO
SÂN* CTI MARTINI E.../...
ET S. HYRENE Y EPY/...OCIO.../...
III N DE [EM] BRYS/...ONE.../...

Inscripción en la jamba derecha de la portada de Santa Quiteria
Esta inscripción, según algunos estudiosos, fecharía la ermita entre los años 1112 y 1146[5]
En las proximidades de Santa Quiteria existe una pequeña necrópolis con tumbas antropomorfas excavadas en la roca con cabezas de sección cuadrada.

Aunque encalado, todavía se aprecia el crismón trinitario aragonés en el tímpano
de la iglesia de Santa Quiteria

Columna de capitel sencillo con bolas jaquesas.
Iglesia de Santa Quiteria en Sibirana





[1] Martín Duque, Ángel. Documentación medieval de Leire. Siglos IX al XII, doc. 7. Diputación Foral de Navarra. Pamplona, 1983.
[2] Aramendía, José Luis. El románico en Aragón, V. Cuencas del Aragón y el Arba. Leyere ediciones. Zaragoza,2003.
[3]  Cancillería. Registros, nº 46, f. 111v. Epoca de Pedro III (25/9/1283)
[4]  A.H.P.S., Juan Pérez de Huesca. p. 870, pp. 1-2v.
[5] Cabañero Subiza, Bernabé. Los orígenes de la arquitectura medieval de las Cinco Villas (891.1105): entre la tradición y la renovación. Cuadernos de las Cinco Villas, 3. Centro de Estudios de las Cinco Villas.


BIBLIOGRAFÍA

-ARAMENDÍA, JOSÉ LUIS. El románico en Aragón. V. Cuencas del Aragón y el Arba. Ed. Leyere. Zaragoza, 2003.
-CABAÑERO SUBIZA, BERNABÉ. Los orígenes de la arquitectura medieval de las Cinco Villas (891-1105): entre la tradición y la renovación. Cuadernos de las Cinco Villas, 3, pp.68-69. C.E.C.V.
                             -COMPAIRED ARAGÜÉS, ALFREDO. Luesia, villa medieval. D.P.Z. Zaragoza, 2003.
-GARCÍA GUATAS, MANUEL; ESTEBAN LORENTE, JUAN FRANCISCO. Fortificaciones cristianas del siglo XI en la frontera de la reconquista aragonesa. Rev. Castillos de España, 20. Asociación Española de Amigos de los Castillos de España. Madrid, 1983.
-GIMÉNEZ APERTE, MANUEL. “Las Cinco Villas: tierra de castillos”.Publ. Zaragoza, la Provincia, nº 2, p.11; junio de 2009.
-GUITAR, APARICIO, CRISTÓBAL. Castillos de Aragón I. Librería General. Zaragoza, 1986. 
-MARTÍN DUQUE, ÁNGEL. Documentación medieval de Leire. Siglos IX al XII. Diputación Foral de Navarra. Pamplona, 1983.
-SAGREDO, IÑAKI. Navarra. Castillos que defendieron el Reino. T. II. Los castillos de Sancho III, el Mayor. Pamiela. Pamplona, 2007.
                             -UBIETO ARTETA, AGUSTÍN. Toponimia aragonesa medieval. Anubar Ed. Valencia,1972.
En la web:
                             -www.arteguias.com. Sibirana
-www.romanicoaragones.com. Luesia. Castillo de Sibirana
-www.castillosnet.org. Castillo de Sibirana





domingo, 30 de julio de 2017

EL EMBLEMA DE ESCOLAPIOS

Emblema de Escolapios. Colegio de Escuelas Pías Isidoro Gil de Jaz. Sos del Rey Católico

                             Paseando por las calles de Sos he podido comprobar en varias ocasiones cómo algún turista piensa que es otro escudo o blasón de los muchos que adornan los portales de las casas de la villa; sin embargo nada tiene que ver con los blasones nobiliares o familiares. Me refiero al emblema que existe sobre la puerta de la iglesia del colegio escolapio Isidoro Gil de Jaz.


                Este emblema es la insignia que representa a la comunidad de los escolapios. Tallado en piedra, y sobre la clave del arco de entrada a la iglesia, contiene el escudo de la Orden de las Escuelas Pías, formado por tres anagramas de letras griegas: “M” y “A” superpuestas , primera y última letra de la palabra MARIA; “M” y “P”, primera y última letra de la palabra MATER (madre), y  “Θ” eY”, primera y última letra de la palabra ΘEOΥ (Dios), rematando en la parte superior por una corona y cuya lectura total sería: “María, Reina, Madre de Dios”

lunes, 24 de julio de 2017

ERMITA DE BARUES


Barués es un pequeño núcleo del término de Sos casi despoblado (actualmente cuenta con tres habitantes censados) situado a unos siete kilómetros al sur de Sos del Rey Católico, asentado en plena Sierra de Peña junto al barranco de Vandunchil(ver). Se accede al lugar por la carretera que saliendo de Sos se dirige hacia Carlilliscar, y al llegar a Novellaco se toma una pista asfaltada a la izquierda, y tras recorrer unos tres kilómetros por ella llegamos a Barués.

La ermita data de finales del siglo XIII. En el siglo XX se le añadió un edificio junto al muro de la Epístola, utilizado como escuela publica y que actualmente está totalmente desplomado. Restaurada en 1988 por la arquitecta María José Iturralde Navarro, contrasta su cuidado aspecto con los arruinados edificios que la rodean.  Está dedicada a Santa María de Barués, y en el año 1954 fue creada parroquia; pertenece a la Iglesia de San Esteban de Sos y es propiedad del obispado de Jaca.


Ermita de Barués. Abside.

Se hace muy difícil definir una cronología detallada de su construcción, ya que su ejecución se dilató en el tiempo de manera notable y los sucesivos añadidos sólo han servido para crear más confusión estilística al desvirtuar las formas originales.
Según Abbad Ríos[1], se trata de una de las iglesias de estilo románico de la última época, pudiendo ser datada ya a comienzos del s. XIII. En términos actuales de periodización, cabe considerarla como una muestra del románico de inercia, en el que detalles como la molduración de la cornisa o el achaflanamiento de cierto número de canecillos invitan a pensar en fechas tardías, bien entrado el s. XIII (alguno de ellos recuerda a ménsulas de interior de iglesias plenamente góticas del año 1300), aunque tampoco se despliegue el repertorio ornamental más característico del gótico. También el diseño de la cabecera, con la escasa altura del cilindro absidal, el gran desarrollo de la bóveda a partir de la sencilla moldura, la distribución de los vanos o la tipología de pilastras y contrafuertes, coincide en la misma datación. Las soluciones adoptadas en la nave, tanto en el aparejo de mampostería como en el diseño de los arcos, se corresponden con fórmulas habituales en la misma época en distintos lugares de la Corona de Aragón[2].

La iglesia es románica, de nave única, rectangular, edificada en mampostería, orientada, de unos 25m de largo por 10 metros de ancho y de trazas similares al porche perimetral[3] que se añadió en fecha más tardía, adosada a sus fachadas sur y oeste, a base de cinco tramos sucesivos separados por arcos-diafragma apuntados con dovelas de sillería que arrancan desde el suelo.
Del templo original queda solo su cabecera, compuesta por un cilindro absidal muy corto y presbiterio edificados en buena piedra sillar, perfectamente escuadrada y desprovisto de cualquier elemento ornamental. En lo alto del ábside quedan los canecillos, decorados con figuras antropomorfas y animales, destinados a sustentar una cornisa biselada que se prolonga por toda la curvatura del ábside. Dos vanos aspillerados se abren, por debajo de la moldura, a modo de estrechas saeteras abocinadas con derrame hacia el interior, lo que hacen pensar que su construcción data a un momento avanzado del siglo XIII. Otro vano en el lado norte del prebisterio, abierto en la curvatura de la bóveda, y una cuarta ventana que se abre en mitad del lado sur, nos confirman que son de factura posterior. El ábside remata en imposta biselada sobre la que se alza una bóveda de cuarto de esfera muy apuntada. Por delante hay un arco triunfal parcialmente doblado, que se pierde en el espesor del muro y apea en parte en pilastras con imposta, continuación de la absidal y presbiterial.
Ermita de Barués. Porche perimetral.

A la ermita se accede a través de un vano conformado a partir de un arco de medio punto compuesto por once dovelas, prueba de su tardía ejecución, cuyos salmeres arrancan de impostas sin decoración. En el interior se aprecian claramente las dos fases descritas. Cubre con tejado de madera a dos aguas sobre los arcos diafragmáticos. Sobre el tejado una peineta alberga una campana
 A los pies del templo, en el lado norte, hay una pila bautismal del siglo XII tallada en piedra, réplica exacta de la existente en Sos del Rey Católico. Esta pila bautismal procede de un templo arruinado en Camporreal, y desde allí se trajo a esta iglesia por donación de su propietario. Consta de basamento octogonal que crece en forma de pétalos de remate curvo, sobre el que se sitúa la copa cuadrilobulada tanto al interior como al exterior, con baquetones verticales de interior cóncavo en los encuentros.
En los alrededores del templo se advierten restos fragmentados de sarcófagos pétreos aparecidos en las roturaciones de los campos de labor, especialmente en el norte del mismo.[4]
La imagen de la Virgen, Nuestra Señora de Barués, también llamada Santa Té (ver),es una talla de apenas 50cm. de altura, del siglo XII al XIII y que guarda su bella policromía original. La imagen aquí presente es una réplica de la original, la cual se custodia en la parroquia de San Esteban de Sos; por lo demás, resaltar un frontal de altar realizado en madera durante el s. XVII que luce un sagrado corazón en el centro.
Anualmente, el 9 de mayo, día de San Gregorio, se celebra una romería a la que acude gente de la comarca. Antaño, para esas fechas, cuando el núcleo urbano estaba habitado, se celebraban las fiestas populares en esta pedanía.



[1] Abbad Ríos, Francisco. El románico en Cinco Villas. I.F.C., D.P.Z., Zaragoza, 1979.
[2] JAS. Barués (Sos del Rey Católico) www.romanicodigital.com
[3] García Omedes, A. Barués. Ermita de Santa Te. www.romanicoaragones.com
[4] JAS. Barués(Sos del Rey Católico)www.romanicodigital.com




BIBLIOGRAFÍA

-ABBAD RÍOS, FRANCISCO. El románico en Cinco Villas. I.F.C., D.P.Z., Zaragoza, 1979.
-GARCÉS ABADÍA, MÁXIMO La villa de Sos del Rey Católico.Parroquia de San Esteban. 1992
-www.romanicodigital.com

domingo, 23 de julio de 2017

BARUÉS

Caserío de Barués (Sos del Rey Católico)








































         Barués es una pedanía de Sos del Rey Católico situada al sur del término municipal, a unos siete kilómetros de distancia del municipio de Sos, en la confluencia de los barrancos de Barués y de Valdunchill.
Para llegar a Barués hay que tomar la carretera nacional A-127 en dirección a Castiliscar hasta el punto kilométrico 79, justo en el emplazamiento de la pardina de Novellaco. En este punto tomamos a nuestra izquierda la calle que atraviesa el caserío hasta coger una pista semiasfaltada que en unos tres kilómetros nos llevará hasta la pardina de Barués.
Calle de Barués, pardina de Sos hoy deshabitada.
El caserío de Barués ya aparece en la documentación del siglo XI como una villa prenominata que dicitur Barosse[1], indicación toponímica de una antigua hacienda o villa a la que da el nombre su propietario, Baro o Barus[2], figurando ya a partir de 1254 como Barués.
En el año 2014 todavía vivían en la pardina de Barués dos personas mayores pero, tras su fallecimiento, el lugar ha quedado totalmente deshabitado. Únicamente una persona, Jesús, se deja ver por el lugar para cuidar y alimentar unas pocas gallinas y palomas que posee en su antigua casa. Por lo demás todo es derrumbre, ruina y desolación en una pequeña entidad que en 1922 llegó a tener hasta 35 casas y 130 habitantes. 


Casa "El Fraile", antigua cantina donde se celebraba el baile.
          La entidad de Barués, dedicada íntegramente a la actividad agrícola y ganadera, disponía de escuela, a la que acudían los niños de las cercanas entidades de Castillo Barués y Novellaco, llegó a tener hasta tres hornos, herrería, cantina con baile e iglesia en la que se oficiaba misa todos los domingos, viniendo el cura desde Sos, y a la que acudían, igualmente, los vecinos de Castillo Barués y Novellaco. El 9 de mayo era la festividad del Santo Patrón de Barués, San Gregorio, celebrando festejos en su honor a los que acudían gentes de las pardinas próximas y de los municipios más cercanos, como Castiliscar o Sos.
Ruina, derrumbre y desolación en Barués


          Pero a mediados del pasado siglo, como ocurriera en muchos lugares, comenzó el éxodo de la población. A las circunstancias de todos conocidas y similares al resto de municipios rurales que iniciaron la emigración, había que añadir otros aspectos que hacían muy difícil la vida en Barués: una entidad prácticamente incomunicada, sin carretera para acceder a ella, sin luz y sin agua, que tenían que acarrearla desde la fuente de La Cenera, en la confluencia del barranco del mismo nombre con el de Barués.
Casa Gayarre, vivienda de los últimos moradores de Barués.
Poco a poco las casas se fueron deshabitando y la climatología, el paso del tiempo, el abandono y el lógico proceso de la naturaleza hizo el resto: casas derruídas o semiderruídas que amenazan un seguro desplome, donde las zarzas y la vegetación lo inundan todo; árboles creciendo en el interior de antiguos corrales, muros caídos, tejados inexistentes…
Entre tanta ruina destaca una gran casa que se mantiene en pie y en la que unas modernas ventanas de aluminio parece indicarnos que vive alguien. Es casa Gayarre, una de las más pudientes del sitio y  vivienda de los últimos moradores de Barués hace tan sólo 3 años. 
Ermita de Barués. Portal de entrada.
          Otra casa, igualmente en pie, parece resistirse a “morir”, y es la de Jesús, la única persona que actualmente se acerca por la pardina para alimentar a sus animales, que en muchas ocasiones se ven amenazados por jinetas, zorros, hurones y jabalíes, que ante la falta de presencia humana en el lugar han convertido Barués en parte de su hábitat natural. Frente a la iglesia, “casa El Fraile”, lugar que fuera cantina y donde antiguamente se celebraba el baile, actualmente propiedad de Jesús y aunque este vecino se gastó un buen dinero en reformar y restaurar parte de sus muros para evitar su derrumbe y externamente tiene una apariencia aceptable, nos comenta que su interior es un nido de termitas y éstas acabarán destruyendo las vigas interiores de madera y, si no se pone remedio, se vendrá también abajo.
Ermita de Barués. Porche perimetral.
Otras casas de la pardina fueron casa La Victorina, Casa Tabernero, Casa El Santico, Casa Isabelico…
La ermita, del siglo XIII, fue restaurada en 1988 (ver ermita), y es el único edificio de Barués que mantiene signos de estar cuidado, si bien últimamente el interior del porche perimetral presenta cierto abandono, siendo lugar de acumulación de escombros y donde, al resguardo de las inclemencias del tiempo, se viene usando para encender hogueras por parte de pastores, cazadores o excursionistas.
Ermita de Barués. Porche perimetral y arranque del ábside
El 9 de mayo se celebra una romería a la ermita, dedicada a Santa Te (ver), donde acuden gentes de los núcleos urbanos cercanos y, sobre todo, antiguos vecinos que fueron de Barués y descendientes de ellos, celebrando el reencuentro en un día inolvidable en el que, además de rendir homenaje a la Vírgen de Santa María de Barués, se recuerdan las raíces de unas gentes que tuvieron que dejar su lugar de origen para encontrar un futuro mejor, y de este modo reivindicar el nombre de Barués para que ésta pequeña pardina, aunque hoy deshabitada, no caiga en el olvido y siga formando parte de la historia de la comarca de Sos del Rey Católico.

Unas pocas gallinas y palomas es el único rastro de vida en Barués.

Barranco de Barués, próximo al caserío.



[1] Canellas López, A. Colección diplomática de Sancho Ramírez, doc.68
[2] Cortés Valenciano, M. Toponimia de Sos del Rey Católico.

domingo, 16 de julio de 2017

NATURALEZA Y POESÍA EN SOS. 9- EL ALMENDRO





El almendro (prunus dulcis) es un árbol típicamente mediterráneo originario de Oriente Medio y Mesopotamia cuyo fruto, la almendra, de gran valor energético, ha sido consumida desde hace miles de años. Actualmente, además de para elaborar diversos productos alimentarios (turrones, dulces, tartas, helados…) también se usa como remedio farmacológico y dermatológico (laxante, antiinflamatorio, cicatrizante, antiespasmódico, dermatitis, quemaduras superficiales, pieles secas…)
 El almendro es uno de los árboles que mejor se adapta a la extremada climatología de la comarca de Sos pero. a pesar de ello, no se ha desarrollado todo lo que cabría esperar y su cultivo es bastante reducido en la zona.
Su temprana floración, en invierno, antes del comienzo de la primavera, con sus flores de color blanco-rosáceo, hace que podamos distinguirlos entre otros diversos árboles de la comarca de Sos, alegrándonos gratamente la vista y anunciándonos la pronta venida de la estación primaveral. Es precisamente ésta explosión de frescura y color de sus flores, y su belleza, lo que ha hecho que muchos artistas, fotógrafos, pintores y poetas se inspiraran en el almendro y lo reflejaran en sus obras.
Miguel Hernández, Gabriela Mistral, J.L.Borges, Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío…todos ellos ven en el almendro la delicadeza, la fragilidad y la fugacidad del alma humana. Hemos elegido un poema de Miguel Hernández por la gran vinculación que este poeta del 36 tuvo con la vida del campo y la naturaleza, y que eligió el almendro como referencia en varias de sus  obras poéticas por su forma, sus flores, su olor, su frescura, su color, su floración invernal, su simbología, su misticismo…obras como “Siesta mayor”; “no me conformo”; “primera lamentación de la carne”; “Elegía a Ramón Sijé” o el soneto que hemos elegido para esta ocasión: ”Rosa de almendra”.

Miguel Hernández

ROSA DE ALMENDRA

Propósito de espuma y de ángel eres,
víctima de tu propio terciopelo,
que, sin temor a la impiedad del hielo,
de blanco naces y de verde mueres.

¿A qué pureza eterna te refieres
con tanta obstinación y tanto anhelo?...
¡Ah, sí!: tu flor apunta para el cielo
en donde está la flor de las mujeres.

¡Hay! ¿Porqué has boquiabierto tu inocencia
en esta pecadora geografía,
párpado de la nieve, y tan temprano?

Todo tu alrededor es transparencia,
¡ay pura de una vez cordera fría
que esquilará la helada por su mano!