miércoles, 23 de diciembre de 2015

GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

      El fuerte grado de afiliación sindical ugetista en la comarca hizo que la mayoría de las alcaldías de las Cinco Villas, incluída la de Sos, estuviera en manos de dirigentes socialistas, con capacidad de organización y movilización, llegando a tener una sección con ejecutiva en Sos, donde en 1933 llegó a tener 115 socios[1]; la C.N.T. no llegó a tanto, pero sus afiliados se reunían en casas particulares de la Villa; el sindicato de derechas Acción Popular Agraria, con su Acción Femenina Aragonesa, también tenía sede en Sos.
En Sos se constituyen en poco tiempo el Círculo Republicano de la Alianza, el partido Republicano Radical Socialista, los partidos Izquierda Republicana, Juventudes Socialistas y la coalicción Unión de Derechas y Agrarios.
La vuelta al gobierno de los republicanos de izquierdas tras las elecciones de febrero de 1936 supuso la posibilidad de llevar a cabo desde el poder, y legalmente, -no de forma revolucionaria como se había intentado en octubre de 1934-, medidas reformistas tendentes a mejorar la situación de las clases más desfavorecidas. Esta amenaza política y económica a los privilegios tradicionales del bloque oligárquico, en un momento de crisis y con una clase dominante y un Estado elitista hasta 1931 que nunca había accedido a la concesión gradual de derechos a la clase trabajadora, hizo de una República reformista una experiencia inaceptable, tachada de revolucionaria y que había que eliminar de raíz. Por ello, la implantación de un régimen fascista mediante un terror arbitrario y cruel se vislumbró como la única forma de poner fin a las aspiraciones y sueños de las clases trabajadoras[2], apoyando no sòlo el golpe militar de 1936, sino también a recurrir con la fuerza de las armas en las tareas de represión.
La estructura de la propiedad de la tierra, los conflictos campesinos durante la II República y la trayectoria sindical socialista, fueron los factores que alimentaron la dureza con que se implantó el nuevo régimen en esta comarca.

En las Cinco Villas podría decirse que las pocas posibilidades de resistencia que podían generar núcleos de población dispersos, como es el caso de Sos, junto a la indecisión de los primeros momentos, la falta de un número suficiente de armas, la adhesión temprana de la Guardia Civil y de voluntarios derechistas y el empleo desde el principio de una violencia desmesurada, explica la pronta caída de la villa en manos de los insurgentes.
A la vez que se confirmaba el triunfo de la insurrección, el inicio de las detenciones y ejecuciones sin juicio previo o por juicio sumarísimo reflejaron el carácter violento del pronunciamiento militar y la intención de eliminar para siempre el germen socialista y republicano. El éxito de tan radical objetivo hay que buscarlo en la rápida disposición de las fuerzas del orden y la oligarquía rural, movilizada a través de Falange principalmente, en la realización de las labores de represión o en el papel de informantes a fuerzas exteriores como militares o requetés de Navarra. Esto significa que, aunque el ejército asumió muy pronto la máxima responsabilidad en la organización de esta máquina exterminadora, en los primeros momentos desempeñaron también un papel muy importante en la represión los voluntarios derechistas y los grupos locales dominantes en los municipios.
A finales de julio de 1936 los sublevados habían conseguido el control absoluto de Sos. Esta facilidad en la que se preveía una fuerte oposición fue el resultado lógico del ejercicio de una violenta represión física y psicológica por parte de unas fuerzas bien preparadas que impidieron que una localidad desorganizada y aislada pudiese oponerse eficazmente y que en las ocasiones que se crearon resistencias éstas fueron duramente aplastadas.
        Se tiene conocimiento de la existencia de columnas de castigo para sofocar las oposiciones surgidas, formadas por militares, Guardia Civil de Ejea y Uncastillo, y falangistas de Tauste que actuaron en Sos y otros municipios de las Cinco Villas[3].  Sólo dos días después del golpe de estado del 18 de julio, encabezado por el general Sanjurjo, los sindicalistas de Sos, sobre todo obreros del canal, controlaron las entradas al pueblo esperando la llegada de compañeros de Zaragoza con la esperanza de sofocar rápidamente el golpe y de esta forma controlar el pueblo, pero lo que llegó a Sos fue una expedición militar de un centenar aproximadamente de soldados y Guardias de Asalto al mando del capitán Miguel Sánchez Blánquez, quienes tomando posiciones en el Cerro de Calderón abren fuego contra los sindicalistas que controlan la entrada al pueblo, que apenas pueden repeler el ataque con sus rudimentarias escopetas de caza. Al anochecer, los fascistas entran en Sos, causando heridos y una gran desbandada de trabajadores que corrieron a refugiarse en los montes próximos de Uncastillo y Urriés, donde se produjeron encuentros entre las fuerzas del orden y falangistas que dieron batidas en busca de los huídos, otros[4] correrían hacia sus casas, comenzando entonces las detenciones, entre las que se encuentran la de los vecinos Primitivo y Máximo Palacín, a quienes mataron posteriormente en Zaragoza. A un hermano de estos, Eugenio, lo sacaron de la cárcel de Sos, donde había sido brutalmente maltratado, para ejecutarlo en la plaza de la villa. Esta ejecución fue tan profusamente anunciada que incluso desde Sangüesa se organizó de propio un viaje para asistir a su muerte. A la una de la tarde acabaron con su vida. Al atardecer, su madre, Asunción Campaña, junto con su hermana Adela, salieron hacia Pamplona, y al llegar a Izco fueron abordadas, encontrándose sus cadáveres días después con claros síntomas de haber sido violadas.
   
      Las detenciones masivas en España se produjeron desde el mismo día 19 debido a las listas que poseía el Ejército y Falange y a las informaciones que proporcionaba la derecha local. Los fusilamientos fueron numerosos en los primeros días, pero agosto y septiembre de 1936 son los meses en que se produjeron el mayor índice de asesinatos. Según datos del Registro Civil, de la comarca de Sos se tiene constancia de 144 asesinados, aunque en los registros hay gran cantidad de personas desconocidas provenientes de las Cinco Villas, al igual que otros asesinados no eran inscritos en el libro de defunciones, por lo que presumiblemente el número de muertos fuera mayor[5].
Esta rapidez en las ejecuciones, y sin juicio previo, fue aprovechada por muchos deseosos de solventar otras situaciones que acababan en enfrentamientos de tipo individual, de clanes familiares o de grupos de variada afinidad, de antiguos litigios y venganzas. A veces, su origen se perdía en la memoria de los tiempos, pero se mantenía en estado latente y estallaba con ocasión de un asunto aparentemente banal, otras veces la envidia, la codicia, herencias mal resueltas, problemas y litigios de índole agrícola, y un largo etcétera producían brotes de violencia que en ocasiones alcanzaban finales sangrientos.
Uno de los hechos más trágicos encontrado en las hemerotecas es el acaecido en Sos por el enfrentamiento de un guardia municipal, Santos Marcos Campaña, que sorprendió a un vecino llenando un saco de paja en un corral y le disparó con su arma, matándole en el acto. Al parecer existían viejos resentimientos entre ambos. El asesino huyó al monte.[6]

Por otra parte, la amenaza de la Reforma Agraria suponía un peligro para los terratenientes, por lo que las Alcaldías y sus funcionarios fueron uno de los principales objetivos de los sublevados, aunque la represión que sufrieron fue más bien administrativa que física, ya que muchos pudieron huir de los pueblos, y los que quedaron recibieron el castigo en forma de “depuración”o “saneamiento”. Solo hay constancia en Sos de la destitución y supresión de empleo y sueldo, el 20 de diciembre de 1939, del alcalde y de un empleado sindicalista.
     Respecto al lugar de las ejecuciones varía mucho, pues se debía a la capacidad de la infraestructura penitenciaria de los municipios y a que fueran sedes de donde partían las columnas de castigo; a este respecto se tiene constancia que en la localidad de Sos se realizaron 34 ejecuciones. En cuanto al estatus social de las víctimas, existen datos de que en el primer año de guerra en el partido judicial de Sos 39 personas eran trabajadores agrícolas.

            En resumen podemos decir que, si bien durante el período de la guerra civil que aconteció en España, la población de Sos no se vio directamente inmersa en una cruel contienda, como sucediera en otras zonas de Aragón, sí que sufrió, como el resto de la Península, las gravísimas consecuencias derivadas de la misma: odio, venganzas, asesinatos, fusilamientos, desaparecidos, etc., y la posterior miseria, desolación, hambre y emigración.(Continuación)

Pueblo de Belchite, tras la guerra civil.




[1]Fuente: Censo del Jurado Mixto del Trabajo Rural (1932) y Junta Provincial de Reforma Agraria (1933)
[2] Cifuentes Chueca, Julita, y Maluenda Pons, Pilar. "Propiedad de la tierra, conflictividad social y represión en la comarca de las Cinco Villas durante la guerra civil española(1936-1939)" Actas V Jornadas de estudio sobre Cinco Villas. Tauste, 1989.
[3] Diario de operaciones de la V División (Servicio Histórico Militar)
[4] Altafaylla Kultur Taldea. De la esperanza al terror, Navarra, 1936. Estella (Navarra) 1986, vol.2, pp. 194-196.
[5] Diario de Navarra. 22,VII,1936.
[6] Heraldo de Aragón. 1 de septiembre de 1934.





BIBLIOGRAFÍA


-ALTAFAYLLA KULTUR TALDEA. De la esperanza al terror, Navarra, 1936. Vol. 2, Estella (Navarra)1986.
-CASANOVA, JULIÁN. Anarquismo y revolución en la sociedad rural aragonesa, 1936-1938. Ed. Crítica. Barcelona, 2006.
-CASANOVA, JULIÁN; CENARO, ÁNGELA; CIFUENTES JULITA; MALUENDA, Mª PILAR y SALOMÓN, PILAR. El pasado oculto. Fascismo y violencia en Aragón (1936-1939) Siglo XXI España Editores. Madrid, 1992.
-CENARRO, ÁNGELA. Cruzados y camisas azules. Los orígenes del franquismo en Aragón, 1936-1945. Prensas Universitarias de Zaragoza. Zaragoza, 1997.
-CIFUENTES CHUECA, JULITA Y MALUENDA PONS, PILAR. “Propiedad de la tierra, conflictividad social y represión en la comarca de las Cinco Villas durante la guerra civil española (1936-1939)”Actas V Jornadas de estudio sobre Cinco Villas. Tauste, 1989.
-LAFOZ RABAZA, HERMINIO. Dirigentes y cuadros socialistas y la U.G.T. en Aragón (1931-1939). Fundación Bernardo Aladrén. Zaragoza, 2007.
-MORENO BURRIEL, ELISEO. “Desorden en el campo: Análisis de la conflictividad en la sociedad rural aragonesa  durante el Bienio Negro”. Nuevas tendencias historiográficas en la historia local de España: Actas del II Congreso de Historia local de Aragón (Huesca, 7 al 9 de julio de 1999) Miguel Angel Ruiz Carnicer (Coord), pp. 107-124. Instituto de Estudios Altoaragoneses. Huesca, 2001.
-RIPALDA GABÁS, CARLOS. Navardún, historia de la Valdonsella. Zaragoza,2013


domingo, 20 de diciembre de 2015

EXTRAVÍO Y RECOMPENSA





El pregonero del Ayuntamiento de Sos va anunciando por las calles de la villa el extravío de un útil de labranza y la recompensa que se dará por su hallazgo, diciendo:
… “por ordeeeeen... del señó alcadeeeee...s´hace sabeeeer...que sá perdííío...por la zona del Ramblaaaaar... un azadón y un saco. Por el azadón no se dará nada...pero s´os dará por el saco.”

JOSÉ FERRER


Iglesia de San Juan Evangelista en Huarte-Araquil (Navarra)
Fuente: Ayuntamiento de Huarte
   



                               Maestro arquitecto natural de Sos, avecindado en Pamplona, artífice, entre otras muchas obras, del retablo de la capilla del Niño Jesús en la iglesia de San Juan Evangelista de Huarte-Araquil (Navarra) en 1728.

sábado, 19 de diciembre de 2015

LOS CAMINOS:ANTIGUAS VÍAS DE COMUNICACIÓN




Camino medieval a su paso por el puente de Uncastillo
Hasta no hace mucho tiempo las antiguas vías de comunicación surcaban el término de Sos de norte a sur y de este a oeste para facilitar los desplazamientos tanto de personas como de animales. Caminos carreteros, sendas, veredas, caminos de herradura, forestales, agrícolas, vías pecuarias, etc… con mayor o menor anchura o de  mayor o menor longitud, dependiendo de sus diferentes usos, eran los caminos tradicionales utilizados por los sosienses antes de la construcción de las nuevas carreteras y de la sustitución de los animales de labor por los vehículos motorizados. Eran vías de comunicación para desplazarse hasta los municipios cercanos (Undués, Navardún,…), entidades locales próximas (Sofuentes, Vico…), corrales, bordas y campos de labor.
Sos del Rey Católico.Camino carretero en desuso dirección a Undués.
La vegetación salvaje hace apenas perceptible el trazado de su trayecto.
Tras su abandono, muchos de estos caminos han desaparecido en su totalidad o en algunos tramos de su recorrido, debido, en parte, a la roturación de nuevas tierras, construcción de carreteras, o edificaciones de otra índole; otros, donde la era moderna todavía no se ha hecho notar, están siendo “devorados“ por la vegetación salvaje, siendo apenas perceptible su trazado, como las antiguas calzadas romanas o los caminos medievales de peregrinación; y algunos, los menos, aún mantienen su antiguo trazado debido a su actual utilización para fines agropecuarios y servicios, o simplemente han sido adecentados y convertidos en rutas turísticas y paseos naturalísticos usados por  senderistas, amantes de la naturaleza o turistas para llegar a distintos atractivos paisajísticos,  para que tanto los vecinos como visitantes puedan descubrir el rico y variado patrimonio natural de la comarca.
Camino del puente de Uncastillo, con tapial de separación.Además
de servir de acceso a fincas se usa también como ruta de senderismo
Antiguamente prácticamente la totalidad de los caminos carreteros (para el paso de carretas) y de herradura (más estrechos, para caballerías) cercanos al núcleo urbano de Sos eran delimitados en todo su recorrido por tapiales para separar la propiedad privada de la vía pública, configurando un característico paisaje de caminos encerrados entre muros. Todavía pueden verse parte de estos tapiales en los caminos próximos a Sos.

Todas estas vías de comunicación, con su totalidad de trayecto o en tramos cortados, conservadas o no, formando ya parte de la vegetación que las invade, o convertidas en rutas naturalistas, son un elemento más que forma parte del paisaje agropecuario de la comarca de Sos del Rey Católico.( ver toponimia de caminos)

Sos del Rey Católico. Camino agrícola
Sos del Rey Católico. Camino agropecuario.


Sos del Rey Católico. Camino de Uncastillo-Sos

















                   



domingo, 13 de diciembre de 2015

HUMOR SOSIENSE




                 Desde “el rechelao” (la explanada que hay frente al pórtico de la iglesia) se contemplan unas maravillosas vistas del valle del Onsella y de la sierra de Leire, que en días claros puede distinguirse hasta su majestuoso monasterio. Prueba del humor aragonés que demuestran las gentes de Sos es que cuando ven a un turista o un foráneo en el Rechelao, se acercan a él y le preguntan:
              -¿Sabes qué es lo primero que hacen los monjes del monasterio de Leire cuando se levantan por las mañanas y abren las ventanas de sus habitaciones?
-No- responde el foráneo-
                        -Versos- contesta el sosiense- lo primero que hacen es VER SOS.


RUTA DE LOS CASTILLOS: CASTILLO DE LUESIA




Torreón de Luesia


                        Ubicacación.
En la localidad que lleva su nombre y sobre el río Villa, dominando las vías de comunicación, se halla el castillo de Luesia, una estructura típicamente defensiva, de aspecto sobrio y sin apenas decoración, lo que denota que es un edificio sencillamente funcional; además la falta de ventanas en la parte superior del torreón, la ausencia de chimeneas, y su reducida superficie hacen pensar que fuera poco habitable.
                   Luesia se encuentra al sur de la sierra de Santo Domingo; situada a 35 Km de Sos. Para llegar a la localidad desde Sos hay que tomar la carretera A-127 en dirección  a Zaragoza hasta el alto del puerto de Sos; allí nos desviamos a la izquierda dirección a Uncastillo y en éste municipio tomamos la A-1202 a nuestra izquierda, que nos llevará hasta Luesia.

Historia
Aunque se sabe que es de origen musulmán y que era llamado Hisn Lawasa, las primeras noticias que se tienen del castillo lígneo de Luesia son del año 911, cuando el lugar pertenecía a Sancho I de Navarra. Posteriormente fue construído uno pétreo por Sancho III el Mayor (1004-10035), del que queda un fragmento en la actualidad. El castillo, tal como ha llegado hasta nuestros días, es una obra de los años 1070 a 1075, época en la que debió ser restaurado por completo en los primeros años del reinado de Sancho Ramírez.

El castillo está levantado sobre una cresta rocosa.
A mediados del s.XVI fue modernizado por encargo del arzobispo don Hernando de Aragón, del que se conseva su escudo con la fecha de 1546 en una puerta de la muralla exterior del castillo. Esta remodelación afectó a la nueva puerta del recinto y a la abertura de un postigo en el sótano de la torre, parcialmente cegado.
El castillo de Luesia estuvo frecuentemente mezclado en las luchas sarracenas contra distintos pueblos fronterizos. Ello explica que una vez reconquistada la villa, el rey Sancho III el Mayor realizara una verdadera linea defensiva levantando y recuperando castillos, como el de Luesia y otros de la misma zona.
                Aparecen como tenentes del castillo durante el siglo XI: Lope Iñiguez ( 1036), Iñigo Jiménez ( 1037), Lope Iñiguez (1043), García Jiménez (1043-1044), Fortín Aznar (1044-1046), Iñigo Jiménez( 1048-1050), Lope Iñiguez (1051), Fortín Jiménez (1054), Lope Sánchez(1056) , Sancho Galíndez (1056-1059), Pedro Sánchez (1080). En los siglos posteriores el castillo siguió pasando por distintas manos hasta un total de 19 tenentes. En 1247 fue empeñado por Jaime I a cambio de unas alquerías en Mallorca. El sistema de tenencias continuó durante el período de la reconquista, hasta finales del s. XII. En el siglo XVI perteneció a los arzobispos de Zaragoza.
El castillo se mantuvo en pie hasta bien entrado el siglo XX, cuando al Ayuntamiento autorizó a los vecinos para que pudieran aprovechar las piedras de los muros que revestían las laderas para emplearlas en la construcción de algunas casas.
Está bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Arte
Está levantado en la cima de una cresta rocosa, bastante estrecha y alargada, de unos 46 metros de longitud y de casi 30 metros de altura. Es un castillo de los llamados de “torre y recinto”. En este tipo de castillo no habitaba el noble encargado de su mantenimiento, sino generalmente una guarnición; o incluso se encomendaba su defensa a infantes o gentes con escaso armamento, ya que las fortificaciones eran prácticamente inexpugnables. Para aumentar la protección, la puerta se situaba en alto y se accedía a ella con escaleras portátiles.
Cara oeste, donde se hallan las dos puertas
La fortaleza está estructurada en dos recintos a diferentes alturas; del superior quedan pocos restos. En el extremo este se conserva un torreón de planta pentagonal en su exterior con su base menor situada en el extremo de la roca presentando dos caras en bisel y siendo trapezoidal la planta en el interior; construído con buena sillería de unos dos metros de espesor, mide en la parte exterior 12 metros de largo por 6 de ancho, y en su interior 8 por tres metros, ocupando aproximadamente unos 24 metros cuadrados de superficie. Posee también un sótano o almacén, actualmente colmatado de enrunas. En la cara oeste existen dos puertas con arco de medio punto, dispuestas una encima de la otra correspondientes a distintos niveles de piso; la inferior, semienterrada, es más ancha que la superior. Esta última tiene un vestíbulo, alojado en el muro, cubierto con bóveda de medio cañón y desde cuyo arranque se extraploma una hilada de sillares labrados en perfil recto en la que se ubican las gorroneras para los batientes de la puerta que se cerraba con una tranca alojada en el muro. En esta cara existen marcas de haber tenido adosado en otro tiempo un edificio cubierto con techumbre a dos vertientes.
La zona este presenta dos caras en bisel.
Interiormente, la torre estaba dividida en tres pisos, según se deduce de los mechinales para el apoyo de las vigas, colocados cada 5 metros: las dos plantas que corresponden con las puertas, teniendo la inferior dos vanos aspillerados y adintelados dirigidos al norte y al sur, y una última sobre la que se situaba la terraza, destinada para la defensa, además del sótano. En la actualidad, el torreón ha perdido su remate almenado.

Por la vertiente sur el recinto se extiende, siguiendo la cresta natural sobre la que se alza, hasta alcanzar los tres ábsides de la parroquia de San Salvador, que servían también como torreones de defensa, conformando el inexpugnable binomio iglesia-castillo, al igual que sucede en San Esteban de Sos con su castillo. En este espacio, entre la peña y los ábsides, se disponía un pequeño patio de armas.
                En la parte opuesta al torreón probablemente existía otra torre de las mismas características que ésta, pues era muy común en estos tipos de castillos la construcción de dos torres gemelas como elementos defensivos, al modo de las fortalezas de Uncastillo, Sibirana, Ruesta y Roita. Las recientes excavaciones arqueológicas han sacado a la luz los cimientos de esta posible segunda torre, posiblemente más habitable que la conservada actualmente dadas sus medidas, su planta cuadrada y su orientación sur. En estas excavaciones, además, ha aflorado el enlosado del patio de armas, otro edificio anexo, parte de las escaleras de acceso situadas en la parte que mira hacia la iglesia y una entrada vertical a una cueva, pozo o habitación subterránea situada a la mitad de la cima del cerro.
Castillo de Luesia



BIBLIOGRAFÍA

-GIMÉNEZ APERTE, MANUEL. “Las Cinco Villas, tierra de castillos”. Publicación Zaragoza, la provincia; nº 2, junio 2009. Patronato de Turismo de la Provincia de Zaragoza.
-GUITART APARICIO, CRISTÓBAL. Castillos de Aragón, T. 1. Librería General. Zaragoza, 1976.
-SAGREDO, IÑAQUI. Navarra. Castillos que defendieron el Reino. T II. Los castillos de Sancho III, el Mayor, en Alto Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. Pamiela. Pamplona, 2007.
En la web:
-www.patrimonioculturaldearagon.es. Castillo de Luesia
-www.castillosnet.org. Castillos de España. Castillo de San Esteban. Luesia.



domingo, 6 de diciembre de 2015

AÑO 1000. EL PRIMER ARTE ROMANICO

Año 1000. El fin del mundo.
Tras rebasar la barrera del año mil se empezó a forjar la sociedad medieval. Entre los años 980 y 1030, occidente vivió un período de espera confuso, en el que se mezclaban el miedo y la esperanza. La cercanía del año 1000 se vio acompañada de un temor suscitado por el capítulo XX del Apocalipsis de san Juan:"el Anticristo aparecerá cuando hayan transcurrido los mil años en los que habrá eswtado encadenado, y el mal invadirá el mundo. A continuación el cielo se abrirá para el retorno de Cristo glorioso que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos".
                Por circunstancias lógicas de la naturaleza, y como si de dar la razón al texto de san Juan se tratase, las desgracias fueron sucediéndose entre los años 980 y 1030 en forma de lluvias diluvianas, inviernos fríos e interminables, inundaciones y plagas de langosta que provocaron escasez y hambre. El paroxismo alcanzó su punto culminante en los años 1030-1032 en que la hambruna se adueñó de buena parte de Europa hasta el punto de que la gente se alimentaba de hierbas y raíces y mezclaba la harina con arcilla blanca.
                 Los infortunios de la época se vieron acompañados por el paso de cometas, eclipses de sol, combates de estrellas, lunas de sangre, caídas de meteoritos…Incluso los acontecimientos políticos sugerían la presencia del Anticristo, ya que en 997 Almanzor destruyó Santiago de Compostela y el califa al-Hakam inauguró en Egipto una política anticristiana ordenando destruir el Santo Sepulcro de Jerusalén. Convencidos de la inminente llegada de Cristo a la tierra, grupos de peregrinos se encaminaron hacia Jerusalén con la esperanza de morir o presenciar allí la llegada de Cristo. Parecía como si el huracán arrastrase incluso a la Iglesia.
               Y sin embargo, igual que sucediera en el año 2000 con las proféticas teorías apocalípticas, ni el año 1000 ni el 1033 trajeron el fin del mundo. Una sensación de alivio embargó a todo el mundo. Una fiebre constructora se apoderó del pueblo cristiano y la vida recobró sus derechos. Un gran movimiento de expansión impulsó a occidente desde principios del siglo XI hasta mediados del siglo XIII. Esta intensa actividad arquitectónica durante el siglo XI y la voluntad de renovar y modernizar las edificaciones, gestó y desarrolló lo que convino en llamarse el primer arte románico, que se movía entre una herencia de una tradición constructiva basada en las costumbres artísticas propias de la antigüedad tardía y una mayor apertura hacia una Europa en expansión que al mismo tiempo recogió los cambios que supusieron las nuevas estructuras sociales y económicas que se instalaron en el país.

           Dentro del ámbito teórico del primer arte románico meridional ha tenido una especial fortuna el papel que se ha atribuido a los maestros lombardos. Se ha venido manteniendo la teoría de que existían grupos de canteros, procedentes de Lombardía, que recorrían el norte de España o el sur de Francia.
        Pero el primer arte románico no es un fenómeno que se ciña únicamente a la expansión de los maestros lombardos, sino que debemos considerar también la común pervivencia de una tradición romana anterior al siglo VIII, enriquecida en España por la presencia de la cultura musulmana, en Italia por el bizantinismo y en Borgoña por el mundo carolingio y luego otoniano. Además, en el interior de la zona europea meridional se mantuvo una intensa relación de intercambio tanto por vías naturales como a través de las relaciones monásticas. La expansión de Cluny en toda esta zona fue a mediados del siglo XI una realidad. En Cataluña, el abad Garí y el abad Oliba iniciaron un movimiento congregacionista de claro espíritu cluniacense. Así mismo, este panorama de relaciones con el exterior debe completarse con las peregrinaciones a Roma, Santiago de Compostela, Santa Fe de Conques y San Martín de Tours.


Ermita de San Nicolás. Ceñito (Sos del Rey Católico)
Las primeras iglesias de tipo lombardo suelen tener una planta sencilla y cubierta de madera. En San Nicolás de Ceñito, en Sos, tenemos un bello ejemplo.( ver iglesia)
A medida que mejoran las condiciones económicas se desechó el modelo lombardo, que utilizaba en los muros material económico y de reducida consistencia, y se intentó sustituir la cubierta de madera por otra de piedra, mucho más pesada, lo que obligó a modificar la estructura de todo el edificio.
La sustitución de la cubierta de madera por bóvedas de piedra, con las modificaciones que comporta, será el mayor logro del segundo arte románico, que se extiende desde mediados del siglo XI a finales del XII. Este resurgir arquitectónico será asimilado por la Orden de Cluny, que cuenta a finales del siglo XI con más de dos mil monasterios extendidos por toda Europa.
Portada de San Esteban. Sos del Rey Católico
Los edificios más importantes suelen presentar ahora una tendencia hacia la planta de cruz latina con una o varias naves terminadas en ábsides semicirculares y con una nave transversal que recibe el nombre de crucero. Estos edificios románicos se adornan con capiteles historiados que aparecen en los pilares compuestos y con las esculturas de los pórticos. La iglesia de San Esteban de Sos del Rey Católico es otro bello ejemplo de este arte románico.
Las catedrales del primer románico estarían representadas en Cataluña por tres grandes edificios: Gerona, Vic y Barcelona, consagrada ésta última en 1058.En los reinos más occidentales de la península ibérica el primer románico no fue tan precoz. Será necesario esperar hasta el primer intento de unificación política y de reconquista llevado a cabo por Sancho III el Mayor, para encontrar, gracias a su voluntad aperturista y quizás a su amistad con el abad Oliba, un impulso constructivo parecido al de Cataluña. El arte del siglo X legó en la zona noroccidental de Aragón a la centuria siguiente un tipo de iglesia de evidente tradición hispánica: iglesia de una o varias naves de planta rectangular con cabecera cuadrangular, techumbre a dos vertientes y una ventana monolítica con dos arcos de herradura. A este tipo de ventanas pertenecen las dos que se conservan en el Palacio de Sada en Sos del Rey Católico. 
Ventana geminada. Ermita de Serún (Mamillas)
Sos del Rey Católico
                 Esta tradición de ventanas monolíticas perduró en la comarca de las Cinco Villas durante siglos, pudiéndose encontrar numerosos ejemplos con un vano o dos, con vanos adintelados, de medio punto, de medio punto con una decoración perimetral de ajedrezados jaqueses o con dos vanos apuntados, en lugares como Luesia, Malpica de Arba, Sofuentes, Uncastillo, Sos del Rey Catolico, o en la ermita de la Virgen de Serún,en la pardina de Mamillas, en Sos (ver ermita)
Bajo el reinado de Sancho III el Mayor se construyó el recinto amurallado de Loarre y se reforzó la fortaleza de Sos, entre otras construcciones no menos significativas. Estos hechos han propiciado la consideración de un patrocinio real en estas construcciones y la posible existencia de formas comunes gracias al interés ultrapirenaico del monarca.


Portada de la iglesia del monasterio de Leire (Navarra)
                     El monasterio de Leyre, consagrado en 1057, es considerado la obra cumbre del primer románico navarro. Construído con sillares de gran tamaño, lo que podría sorprender por lo próximo que se halla al primer románico meridional, demuestra la existencia de una fuerte capacidad constructiva durante el siglo XI en el reino de Navarra. Su monumentalidad está acentuada por las esbeltas columnas adosadas, que contrastan con las proporciones robustas de la cripta, explicables quizás por razones estructurales. La presencia de rasgos propios de la llamada arquitectura lombarda puede localizarse también en la fortaleza de Loarre, a través de su pequeño aparejo y de las ventanas geminadas de la Torre de la Reina.
Estas primeras manifestaciones artísticas románicas fueron retomadas por Fernando I, que heredó el reino de Castilla y más tarde el de León. Igualmente la reorganización del camino de peregrinación a Santiago de Compostela va a tener profundas repercusiones en el ámbito artístico.





BIBLIOGRAFÍA


-CABAÑERO SUBIZA, BERNABÉ. Los orígenes de la arquitectura medieval  de las Cinco Villas (891-1105): entre la tradición y la renovación. Cuadernos de las Cinco Villas, 3. I.F.C. (C.E.C.V.) Ejea de los Caballeros, 1988.
-CABAÑERO SUBIZA, BERNABÉ. “Precedentes musulmanes y primer arte cristiano”. Las Cinco Villas aragonesas en la Europa de los siglos XII y XIII. Coord. por Esteban Sarasa Sánchez, pp. 207-248. I.F.C., D.P.Z., Zaragoza, 2007.
-ESTABLÉS ELDUQUE, JOSÉ Mª. Arte románico, castillos, monasterios, pueblos, paisajes y tradiciones de los Pirineos. Arquitectura románica lombarda..Ed. Arquitectura, Pueblos y Paisajes. Vitoria, 1985.
-GALTIER MARTÍ, FERNANDO. "Las primeras iglesias de piedra de la frontera de los Arbas, el Onsella y el Gállego". Rev. Artigrama, nº 1, pp. 11-46. Dpto. de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza. 1984.
-GALTIER MARTÍ, FERNANDO. “Los castillos y las iglesias de la frontera de los Arbas, el Onsella y el Gállego entre los años 900 y 1000”.Revista Artigrama nº 8-9, pp. 259-279. Dpto de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, 1991-1992.
-HISTORIA DEL ARTE ESPAÑOL. T. IV. La época de los monasterios. Planeta. Barcelona, 1995.