La educación de la gran mayoría de los habitantes de Sos hasta y durante la Edad Media era casi nula. Sólamente los clérigos de la iglesia de San Esteban dominaban los principios más elementales de la lectura y escritura, siendo éstos quienes instruían a los habitantes basándose únicamente en el cristianismo, la fe cristiana y en los Mandamientos de Nuestro Señor, es decir, que la educación en la Edad Media para la gran mayoría de los habitantes fue totalmente dogmática.
La
mayoría de los clérigos de Sos provenían de familias pudientes, habiendo
recibido sus primeros estudios en las escuelas monacales ubicadas en los
monasterios donde, además de la lectura y escritura, adquirieron conocimientos
elementales de lengua latina, textos bíblicos y otras artes, lo que les habilitó también para ejercer en la sociedad otros tipos de trabajos y actividades a los que las clases menos favorecidas no podían optar, como el trabajo de notario, atestiguándose la presencia en Sos de varios notarios entre clérigos
de los linajes de los Español de Sos,los Ampiedes, los Sada, los García de Urriés, los Sen o los Sos, lo
que evidencia que miembros de estos nobles linajes dominaban esta instrucción
primaria, a la vez que de este modo pasaban a formar parte de la élite de la
sociedad sosiense.
Pero este aprendizaje también se podía obtener en la propia villa pagando a terceras
personas para que enseñasen a leer y escribir a sus hijos, como hizo en 1427
Juan Ximénez de Burriel, vecino de Castilliscar, quien formalizó un contrato
con don Martín Martínez y con Sancha de Aninés, vecinos de Cáseda, para que
enseñasen a leer y escribir a su hijo Juan durante doce años a cambio de seis
florines de oro anuales [1], por lo cual, sólamente las familias más privilegiadas de la villa podían instruir y dotar de una básica educación a sus hijos, siendo el resto de la población, la gran mayoría, analfabetos. Con
el Renacimiento los estudios clásicos introdujeron cierta libertad de espíritu propiciando la creación de la Universidad y, con ella, notables cambios en la
educación y enseñanza, preparando los futuros progresos, pero siempre bajo una
fuerte influencia del cristianismo. En Sos no hubo Universidad, y en Zaragoza no se instituyó hasta bien entrado el siglo XVI, pero existía en Uncastillo desde principios del siglo XIV un Estudio donde se impartía la disciplina de Gramática. Esto hizo que las familias más acomodadas de Sos pudieran enviar a esta localidad a los clérigos miembros de su familia para ampliar sus conocimientos. Es por esto que el capítulo de San Esteban estatuyó en el
año 1507 la posibilidad de ausentarse de la localidad a los beneficiados oriundos
de Sos para ampliar sus conocimientos en el Estudio de Uncastillo, donde en el siglo XV ya se impartían también las disciplinas de Lógica y Filosofía.[2]
Además de Uncastillo, en la segunda mitad del siglo XV, los clérigos de Sos también
tuvieron la posibilidad de acudir a la capital del reino donde, pese a no
existir todavía la Universidad, se
asistió a un florecimiento cultural en el último cuarto de siglo que
coincidió con la introducción de la imprenta y con la concesión del monarca
Juan II en el año 1476 por la cual la Escuela de Artes de la ciudad pasó a
constituirse como Estudio General. Se tiene constancia documental de que
algunos clérigos de Sos viajaron a principios del siglo XVI a Zaragoza para
mejorar su nivel intelectual en este centro educativo, como evidencia el nombramiento
en febrero de 1508 de procuradores por parte de Gil de Sos y de Miguel Pérez,
racioneros de Sos y residentes en el Estudio Mayor de Zaragoza, para recibir su
ración del capítulo de la iglesia de San Esteban[3], o la procuración que
en el mismo sentido hizo Pedro de Morlanes en mayo de 1510[4].
Los
clerigos de Sos, además de la formación obtenida en los Estudios de Artes y en
los Estudios Generales, también poseían libros propios que les ayudaron a
ejercer su labor pastoral, como así se atestigua en los testamentos de 1456 de
Juan de las Fillas, en el que mandó que se vendiese un breviario para que se
realizasen misas por su alma por la suma que se alcanzase[6], o una Biblia, un
salterio y un ejemplar del Manipulus Curatorum que el vicario don Juan de
Narbayz ordenó en su testamento que se vendiesen para destinar el dinero
obtenido a los pobres[7].
Pero los clérigos,además de libros religiosos, también poseían otros de diversas materias, como demuestra el hecho de que el racionero García del Parral
dejase en su testamento de 1463 el libro de los Fueros y otros textos, que no
especificó, a Martín de Ampiedes[8].
Colegio Escuelas Pías "Isidoro Gil de Jaz". Sos del Rey Católico |
Es
decir, que durante la Edad Media en Sos, la cultura era patrimonio de unos
pocos privilegiados; sólo los clérigos y algunos miembros de la élite de la
sociedad poseían algún tipo de conocimiento y estudios que les permitió conquistar ciertos puestos de trabajo que los situaron en el escalafón más alto de la sociedad.La clase más desfavorecida solo pudo acceder a un tipo de educación profesional o artesanal enviando a sus hijos a vivir a casas de maestros artesanos hasta que aprendieran todo lo relacionado con el oficio artesanal correspondiente, pero seguían siendo analfabetos.
Hubo
que esperar hasta el siglo XVIII para que todos los niños de Sos tuvieran
educación. Además, gratuita. Ese fue el legado de Dn. Isidoro Gil de Jaz, que
tras fundar el colegio de los escolapios se impartió escuela y bachillerato
gratuito y universal durante más de 200 años en la villa de Sos, además de cátedras
de filosofía y teología, dejando de ser la cultura patrimonio exclusivo de unos pocos para pasar a ser una realidad apta para todos los vecinos.(ver)
Sos
alcanzó en el siglo XVIII el porcentaje de escolarización más alto de todo Aragón,
siendo actualmente nula la tasa de analfabetismo de la población del municipio.
[1]
A.H.P.S., Miguel Martínez de Sada, p. 354, f. 122.
[2]
A.H.P.S., Juan Coscón, p. 867, ff. 38-38v.
[3]
A.H.P.S., Gil García de Urriés, p. 505, ff.3-4.
[4]
A.H.P.S., Gil García de Urriés, p. 506, f.4.
[5]
A.H.P.S., Gil García de Urriés, p. 507, f. 14v.
[6]
A.H.P.S., Martín de Ampiedes, p. 390, ff. 34-35.
[7]
A.H.P.S., menor de días, p. 394, ff. 98-99.
[8]
A.H.P.S., Martín de Ampiedes, p. 394, ff. 2v-3v.
BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA
-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Sos
en la Baja Edad Media. Una villa aragonesa de frontera. I.F.C. (C.S.I.C.)
Zaragoza, 2012.
-CUEVA GONZÁLEZ, DIONISIO. Las
escuelas Pías de Aragón. Gobierno de Aragón.
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