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jueves, 17 de octubre de 2019

NEPOTISMO EN LA EDAD MEDIA. SOS DEL REY CATÓLICO

Nepotismo (del latín nepos, nepotis) hace referencia a “sobrino”, y trata del favoritismo por el que un funcionario público facilita un empleo a un familiar sin tener en cuenta el mérito o capacidades de éste para el desempeño del trabajo, sino que lo hace simplemente por su parentesco, su preferencia en pos de alianzas o lealtades previas.
    Originalmente esta palabra era usada en el ámbito de las relaciones del Papa con sus parientes, específicamente con sus sobrinos, ya que eran criados como hijos suyos; en virtud de ello, algunos Papas son conocidos por ascender a sus parientes a ser cardenales de la Iglesia. En el siglo XIII, desde Inocencio III (1198-1216) a Bonifacio VIII (1294-1303), el parentesco con Papas y cardenales se convirtió en un importante factor de ascenso político y social para las familias nobles italianas.
Puesto que los cargos eclesiásticos eran ricas prebendas, los Papas de Aviñón se dieron de lleno al nepotismo. El Papa Clemente V (1305-1314), durante todo su pontificado, creó veinticuatro cardenales, y veintitrés de ellos eran franceses. Además, varios eran sus sobrinos o allegados, y con ello Clemente le dio gran auge al nepotismo, que sería una de las grandes lacras de la Iglesia hasta el siglo XVI.
Papa Alejandro VI

             El Papa, Clemente VI (1342-1352), llevó a su punto culminante dos de las peores características del papado aviñonés: el nepotismo y el derroche excesivo de su corte, que no se distinguía de la de cualquier otro gran señor. Cuando la peste bubónica estalló durante su pontificado, no faltaron quienes vieron en ella un castigo del cielo por el nivel a que había descendido la vida eclesiástica.
Pero los favoritismos seguían, porque se trataba de  continuar una “dinastía” papal, como por ejemplo, el Papa Calixto III (1455-1458), de la familia Borja, convirtiendo a dos de sus sobrinos en Cardenales; uno de los cuales, Rodrigo, usó esta posición para finalmente llegar a ser el Pontífice Alejandro VI (1492-1503), el Papa más corrupto de la historia de la Curia Romana.
El Papa, Sixto IV (1471-1481), incurrió en el nepotismo. Nombró cargos de autoridad y de ingresos a más de 25 sobrinos y parientes, entre ellos ocho cardenales. Casó dos sobrinos con princesas bastardas de Nápoles, otro con la heredera del Ducado de Urbino, y otro con los Sforza de Milán.
Y claro está, si todo esto lo hacían los Papas ¿Qué no iban a hacer obispos, arzobispos, presbíteros, diáconos…y el resto de prelados del episcopado católico?
En este período de la gran crisis del Papado, antes de la Reforma, y que coincidió con la Edad Media, Sos no estaba ajena tampoco a las prácticas de nepotismo, donde la comunidad religiosa de San Esteban se organizaba jerárquicamente en tres niveles: al frente de la iglesia, como máxima autoridad, se encontraba el vicario, a continuación los capellanes, y en el último nivel un grupo de religiosos, los más numerosos, ocupado por los racioneros, llamados así por recibir una parte o ración de las rentas de la parroquia.
Como todo nivel jerárquico los capellanes disfrutaban de mayores rentas que los racioneros pero menores que las del vicario, reflejándose esta diferencia social  en el orden de asiento en las reuniones y en el tratamiento que se anteponía al nombre propio, siendo intitulados los capellanes como “don” o “mosén”. Pero toda la comunidad en general disfrutaba de ventajosos privilegios jurídicos y fiscales y tenían garantizados una serie de ingresos; si a esto le sumamos el dominio que tenían de la escritura, las artes mágicas y el desempeño del servicio divino que ofrecían a los ciudadanos no es de extrañar que gozaran de un gran prestigio social entre la vecindad, por lo que las familias de los estratos superiores de Sos, igual que sucedía en el Papado, siempre procuraron que alguno de sus miembros ingresara en la comunidad religiosa de San Esteban, como así lo consiguieron entre 1425 y 1515 los linajes infanzones de los Olleta, los Sada, los Artieda, los Lozano, los Gil de Urriés, los Sen, los Sos o los Español de Niño[1], siendo ésta última familia la que protagonizó un mayor ascenso social en la villa de Sos a finales del siglo XV. Estos nobles linajes, a su vez, procuraron facilitar el acceso a la iglesia a parientes suyos para que continuamente hubiera un miembro de cada generación en el seno de la iglesia.

          El nepotismo se radicó de tal forma en la comunidad religiosa de Sos que propició una tendencia a la “patrimonialización” de los beneficios, que prácticamente se consideraban como propios, derivando esto en una total libertad para disponer de los mismos, como hizo don Pedro de Sada, quien en 1507 renunció a la sacristía de la iglesia parroquial de San Esteban a favor de su sobrino Juan de Balbuena[2], y siete años más tarde, éste cedió su beneficio a su hermano Pedro[3].
Hubo clérigos en Sos que llevaron estas prácticas de favoritismo a su máximo exponente, como el vicario Pascual Milián, que colocó a su hijo ilegítimo como capellán de San Esteban, como muestra de la indeterminada postura moral de la Iglesia respecto a los hijos ilegítimos de los sacerdotes, puesto que aunque no se les permitía heredar de sus padres, sí que les autorizaba ingresar en la Iglesia[4]. O como hizo el capellán don Gil García de Urriés en el año 1455, que representó a su sobrino Gil, aun siendo éste menor de edad, en la toma de posesión de una vacante por la muerte del clérigo don Juan Pitilla[5].
Todas estas prácticas de favoritismos llegaron a ocasionar problemas de absentismo, tensiones, rivalidades y enfrentamientos tanto entre los propios clérigos, que procuraron mantener y defender su ración de cualquier modo, como entre los parroquianos de la villa, que veían desatendidos los servicios de la parroquia, siendo estos enfrentamientos de ámbito general durante la Edad Media, tanto en la Valdonsella como en el resto de Europa.
En el siglo XVI, llegada la Reforma, con el fin de evitar todos estas luchas y hostilidades y establecer un control, el Papado prohibió la investidura eclesiástica a cargo de los parientes de los religiosos.




  

[1] Abellá Samitier, Juan. Sos en la Baja Edad Media. Una villa aragonesa de frontera, p. 91.
[2] A.H.P.S., Miguel del Sen, p. 463, ff.35-35v.
[3] A.H.P.S., Gil García de Urriés, p. 507, ff. 51v-53.
[4] Mª. L. Ríos Rodríguez; C. Díez Herrera. “La vie du clergé rural dans le nord de l´Espagne médiévale d´après les actes synodaux”, en B. Bennassar, “Le clergé rural en Espagne à l´époque moderne”, Le clergé rural dans l´Europe médiévale et moderne, pp. 167-186. Actes des XIII èmes Journées Internationales d´Histoire de l´Abbaye de Flaran, 1991, citado en Abellá Samitier, Juan. Sos…cit. P. 91.
[5] A.H.P.S., Juan Zareco, p. 404, ff. 41-41v.





BIBLIOGRAFÍA

-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Sos en la Baja Edad Media. Una villa aragonesa de frontera. I.F.C. (C.S.I.C.)  Zaragoza, 2012.
-CAROCCI, SANDRO.  El nepotismo en la Edad Media: Papas, Cardenales y familias nobles.Publicaciones de la Universidad de Valencia, 2007
-En la web:
-encicloedia.us.es. “Cronología de los Papas”
-www.monografías.com. Efraín Lemus. "El nepotismo en la Iglesia"

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