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sábado, 30 de noviembre de 2024

LOS ESQUILAZOS

 


                      La mujer, mientras vive su marido, está ligada a él; pero si el marido muere, queda libre para casarse con quien quiera, siempre que se trate de un matrimonio cristiano” (1 Corintios 7: 39).

                          Así viene escrito en la Biblia pero, hasta no hace mucho tiempo, había ocasiones en que no se hacía mucho caso a lo que decían las Sagradas Escrituras y el vulgo se regía más por las tradiciones, pensamientos y normas sociales que por las enseñanzas bíblicas. Nos estamos refiriendo a lo que sucedía en muchos pueblos de Aragón —y en muchas zonas de España—  con los matrimonios de personas viudas. Matrimonios que no estaban bien vistos por la gente por considerar que la persona viuda que casaba en segundas nupcias no honraba ni respetaba la memoria de su cónyuge fallecido, aunque hubiera respetado el tiempo de luto. Por eso, en el siglo pasado, para no ser señalados y evitar mofas y críticas de los mozos, los viudos que volvían a tener nuevas relaciones, solían llevarlo muy en secreto y, si decidían casarse, lo hacían sin que la gente se enterara, a primera hora de la madrugada o, en ocasiones, en otro municipio donde nadie les conociera, porque si no, estaban expuestos a los desagradables, estruendosos y vituperables  “esquilazos” o "esquilones" (en otras zonas las llaman cencerradas).

                    Durante varias noches los mozos del pueblo hacían sonar esquilas, cencerros, o golpeaban cacerolas, tapas de pucheros, latas o cualquier objeto, con el fin de originar molestos y desagradables ruidos dedicados al viudo o viuda que había decidido casarse por segunda vez, en un claro juicio de residencia, censurando y criticando su decisión de casarse frente a los pensamientos y normas sociales establecidas y respetadas por el resto del vecindario. Estos esquilazos, en ocasiones, comenzaban el mismo día de las amonestaciones matrimoniales y no cesaban hasta el día de la boda; y a veces, incluso continuaban más días, después de casados.

                        Los esquilazos iban acompañados por coplillas cantadas, dirigidas a los contrayentes, siendo ellos los protagonistas de las coplas, con letras, todas ellas, con connotaciones despectivas, ofensivas, burlescas, maliciosas, satíricas y mordaces.

                     Ignacio Bueno Olóriz, vecino de Castiliscar, recoge en su libro y blog “Castiliscar, mis recuerdos de antaño” una de las últimas coplillas que se cantaron en Sos del Rey Católico con motivo de un esquilazo y que a continuación exponemos:

 

-¿Quién se casa?

-¡La Perdiguera!

-¿Con quién?

-¡Con Miguel!

-¿Qué le regala?

-¡Una navaja!

-¿Para qué?

-¡Para que se afeite los pelos de la raja![1]


                                   Félix A. Rivas y María Rivasés, en ¡Qué tiempos aquellos! recogen, recordada por un vecino de Sos, otra coplilla dirigida a la futura esposa:

  No te cases con el viudo

que luego te penará,

que del saco sacudido

poca harina sacará.


                            Hoy, afortunadamente para los viudos que deciden casarse por segunda vez, esta curiosa manera de manifestar un sentir popular generalizado, ha quedado ya obsoleto y sin razón  de ser, pasando estos esquilazos a formar parte de las antiguas costumbres de la villa, pero que no debemos olvidar porque pertenecen a nuestras tradiciones, a nuestro folklore y a nuestra cultura.  












                        



[1] Ignacio Bueno Olóriz. Blog de Castiliscar. Consultado el 1 de septiembre de 2024.




BIBLIOGRAFÍA


-A. RIVAS, FÉLIX; RIVASÉS, MARÍA. ¡Qué tiempos aquellos! Edita: Ayuntamiento de Sos del Rey Católico. Sos del rey Católico (Zaragoza9, 2023.

En la web

- https://castiliscarignacio.blogspot.com/2017/12/castiliscarrecuerdos-de-antano-verano-html. Blog de Ignacio Bueno Olóriz. 




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