Iglesia de San Esteban, Sos del Rey Católico. Ábsides |
Ya hemos visto cómo los templos románicos se construían en dirección
este-oeste, con los ábsides orientados hacia el oriente y la portada hacia
occidente (ver)
Independientemente del simbolismo
cristiano que conlleva esta orientación,vamos a ver a continuación cómo los
maestros constructores del Medioevo aplicaban la ciencia y su sabiduría
cosmográfica para hacer efectivos determinados simbolismos, aplicando con
extraordinaria exactitud sus cálculos matemáticos, geométricos y astronómicos
en diferentes partes o espacios del templo en construcción.
La parte más importante de la
iglesia es el altar; el lugar donde la Luz, que es Dios, ilumina al hombre y
alumbra al mundo. El altar es el lugar donde Dios se comunica con el hombre y
lo saca de sus tinieblas. Por eso el altar tiene que estar iluminado por la Luz
de Cristo, el sol, convergiendo en su centro los rayos de luz que penetran por
los vanos de su ábside. Y es aquí donde el Maestro constructor aplica
sus conocimientos científicos y astronómicos.
Ya sabemos que el sol sale por el Este. Los constructores de la Edad
Media también lo sabían, y es por este motivo por el que orientaban las
iglesias hacia la salida del sol, pero también sabían que no todos los días
eran iguales, que unos eran más largos que otros, que el sol no salía y se
ocultaba siempre por el mismo sitio, que no ascendía a la misma altura en el
cielo todos los días del año…, pero como conocían los solsticios y los
equinoccios, el tema ya se simplificaba mucho más.
Los solsticios (verano e invierno)
son los momentos del año en los que el sol alcanza su mayor o menor altura en
el cielo, haciendo que el día sea el de mayor o menor duración,
respectivamente, comparado con cualquier otro día del año, debido a que el sol
alcanza, en el hemisferio norte, la máxima declinación norte (+23º 27´) o sur
(-23º 27´) respecto al ecuador terrestre, provocado por la inclinación del eje
de la tierra sobre el plano de su órbita (eclíptica). Ocurre dos veces al año: el 20 o 21
de junio y el 21 o 22 de diciembre de cada año. En el hemisferio sur estas
fechas están invertidas.
La posición del sol en el cielo, los solsticios y equinoccios, eran fenómenos conocidos y utilizados sus recursos de luz y
orientación en la construcción de templos y edificios ya desde primitivas y antiguas
civilizaciones. En la Edad Media, como se ha dicho, era algo perfectamente
conocido por los maestros constructores, que seguirán usando estos recursos
naturales de luz en determinado momento del año para orientar los templos y
crear efectos en el interior de los mismos para que los rayos solares incidan
en el centro del altar, en un capitel, una escultura o cualquier detalle digno
a destacar en la iglesia.
Cabe señalar que la mayoría de las orientaciones de los templos
románicos corresponden a mediciones hechas en los meses primaverales, pues la
mayoría de ellas está orientada al oriente correspondiente al equinoccio de
primavera, probablemente por la garantía que ofrece el mejor tiempo, sobre todo
en las primeras fases de la obra. Pero, ¿Cómo llegaron a tener los maestros
constructores del medioevo tanto conocimiento astrológico? La respuesta es
sencilla y simple: por observación. Sabían que eran fenómenos cíclicos que se
repetían y producían con extraordinaria exactitud a lo largo del año. Los
estudios científicos llegarían en el siglo XII.
El sistema geocéntrico y el aparente movimiento de las estrellas y
planetas fue descrito y recogido por Ptolomeo en su Almagesto (en árabe,
tratado astronómico), y fueron los árabes quienes recogieron la herencia de Ptolomeo, por lo
que en el estudio de los astros nos llevaban bastante la delantera a los
cristianos de occidente. Ya el astrónomo, astrólogo y matemático árabe
al-Battani, latinizado como Albategnius (850-929), en la escuela de Bagdad
logró precisar el año solar de 365 días, 5 horas, 46 minutos y 24 segundos y
halló un valor de 23º 35´ para la oblicuidad de la eclíptica y de 54.54”/año
para la precesión de los equinoccios, valores extraordinariamente cercanos a
los reales, como antes hemos visto (23º 27” de la eclíptica), nombrando Nicolás
Copérnico en varias ocasiones en sus obras a este matemático árabe.
Sello de Correos con la imagen de Azarquiel |
Tablas Alfonsíes. |
En el siglo XII, la escuela de Toledo destacó por sus traducciones del árabe al latín. Gerardo de Cremona tradujo del árabe al latín el Almagesto de Ptolomeo y de este modo trasladar al mundo occidental cristiano los conocimientos de la astronomía clásica. Los trabajos de Toledo constituyen la base de las Tablas Alfonsinas o Alfonsíes, elaboradas bajo los auspicios del rey castellano Alfonso X el Sabio, en el siglo XIII, por un grupo formado por 50 astrónomos. Estas tablas permiten determinar las posiciones del Sol, la Luna y los planetas y constituyeron la referencia obligada en la materia hasta los trabajos de Copérnico.
Los maestros constructores del Medioevo conocían a la exactitud el
comportamiento solar a lo largo del año desde hacía mucho tiempo, como antes se
ha dicho, al igual que todas las antiguas civilizaciones, pero no fue hasta el
siglo XII cuando pudieron entender científicamente el comportamiento de los
astros a través de las Tablas Toledanas y Alfonsinas, lo que les facilitó mucho
más su trabajo en sus futuras construcciones.
Volviendo a las iglesias románicas
y a la importancia de la luz en el altar, los maestros constructores abrieron
los vanos de los ábsides de las iglesias orientados hacia los ortos (salidas)
del sol el primer día de cada una de las estaciones del año y así hacer
coincidir en el centro del altar la Luz de Dios en esos días del año.
Sabemos que existen iglesias románicas de uno, dos y tres ábsides; éstas
últimas son las más numerosas, por lo que nos vamos a centrar en ellas, además
nos servirá como ejemplo para el estudio que hemos realizado en la
iglesia de San Esteban de Sos del Rey Católico.
En los ábsides de las iglesias románicas, en las que se han abierto tres
ventanas y éstas están orientadas hacia
los solsticios y equinocios, la ventana
situada hacia el noreste ( lado izquierdo)está orientada hacia el solsticio
de verano, la central hacia el equinocio de primavera, la orientada hacia el
sureste (lado derecho) hacia el solsticio
de invierno y el equinocio de otoño vuelve a coincidir de nuevo con la
primavera, o sea, con la ventana central. Si sólo poseen una ventana, generalmente está orientada hacia el equinocio, mientras que si poseen dos, la central será la dirigida hacia los equinocios mientras que la otra hacia uno de los dos solsticios, dependiendo de la ubicación de la iglesia sobre el terreno.
Sin embargo existen iglesias en las que no se ha seguido esta orientación
de las ventanas hacia los ortos del sol y se ha simplificado orientando únicamente la ventana central de los ábsides hacia los equinocios y abriendo las otras dos restantes a una distancia equidistante de la central de forma que el ábside queda dividido en tres
partes iguales de 60º, abriendo en el centro de cada una de estas partes una
ventana; es decir, que los vanos se abren en los ángulos 30, 90 y 150 del
semicírculo absidal, coincidiendo el central, eso sí, con la orientación equinacional, y de esta forma conseguir una simetría perfecta tanto en el exterior como en el interior de los ábsides, aunque también existen iglesias que no siguen este criterio.
El motivo de estas variantes en las aberturas de los vanos de las ventanas responde, unas veces a que las
características del terreno sobre el que se edificó el templo no lo permite y
otras por abrir intencionadamente los vanos en ángulos distintos a la salida
del sol para hacer coincidir la luz voluntariamente sobre un objeto concreto en
el interior del templo o la imagen del santo a quien se dedica la iglesia.
Más adelante veremos las ventanas de los ábsides de San Esteban de Sos y comprobaremos cómo hay ventanas orientadas hacia los ortos del sol y otras separadas por secciones simétricas.
Más adelante veremos las ventanas de los ábsides de San Esteban de Sos y comprobaremos cómo hay ventanas orientadas hacia los ortos del sol y otras separadas por secciones simétricas.
La diferencia, a simple vista, entre las que están orientadas hacia los ortos de los
solsticios y equinocios y las divididas
en tres secciones iguales, es que en las primeras las ventanas están más juntas entre sí que las segundas. Un
ejemplo lo tenemos en la iglesia de San Adrián de Sasabe, cuyos vanos
absidales están perfectamente orientados hacia las salidas del sol en los
solsticios y equinocios y sus ventanas se intuyen “relativamente” próximas
entre ellas, desestimando la división del ábside en tres partes iguales.
Pero precisando, y siendo a la vez mucho más técnicos que una sencilla
apreciación visual, vamos a ver estas orientaciones de una forma,
astrológicamente hablando, más científica y lo vamos a ir viendo aplicándolo a la iglesia de San Esteban de Sos.
El ángulo que forman los ortos entre los dos solsticios, o entre un
solsticio y un equinocio, varía de un lugar a otro dependiendo de dónde estemos
ubicados sobre la superficie terrestre, es decir, que dicho ángulo dependerá de
la latitud en la que se encuentre el templo que queremos estudiar, por lo que
para conocer dicho ángulo necesitaremos saber las coordenadas geográficas del
lugar.
Para hacernos una ligera idea, sin realizar precisiones matemáticas
todavía, si la iglesia de San Esteban de Sos del Rey Católico estuviera
levantada en el ecuador terrestre la distancia entre dos ventanas consecutivas
del ábside orientadas hacia un solsticio y un equinocio sería de 23º 27´,
exactamente la oblicuidad de la eclíptica; pero como Sos se encuentra a 42º de
latitud, este valor correspondería aproximadamente a 32º hacia el norte en
verano (NE) y unos 32º hacia el sur en invierno(SE), es decir, que la
separación entre las dos ventanas de los solsticios sería más o menos de unos 64º[1]
Ahora vayamos con las matemáticas. Sabiendo que el ángulo que forman las salidas o puestas del sol entre un solsticio y un equinocio dependen de la latitud del lugar en el que nos encontramos, veamos las coordenadas del lugar de nuestro interés.
Los ábsides de la iglesia de Sos del Rey Católico se sitúan en las siguientes coordenadas geográficas:
Los ábsides de la iglesia de Sos del Rey Católico se sitúan en las siguientes coordenadas geográficas:
-Latitud: 42º 29´49” N
-Longitud: 1º 12´52” O
Calculando el acimut de los ortos
y de los ocasos del sol los días de los solsticios y equinoccios del lugar y
aplicando los correspondientes cálculos resultan los siguientes ángulos para
las cuatro estaciones del año( la suma de los acimuts de salida y ocaso del sol
son siempre 360º y el acimut a mediodía permanece inalterado durante todo el
año [180º]):
-Equinocio de primavera (20 de
marzo) : Orto (salida): 90º
Mediodía: 180º
Ocaso: 270º
-El equinocio de otoño (23 de
septiembre) Son los mismos valores que para el equinocio primaveral.
-Solsticio de verano (21 de
junio): Orto: 56º 44´
Mediodía: 180º
Ocaso: 303º 16´
-Solsticio de invierno (21 de
diciembre): Orto: 121º 35´
Mediodía: 180º
Ocaso: 238º 25´
A continuación hay que medir la diferencia de acimuts de dos ortos o dos
ocasos entre un solsticio y un equinocio para saber el ángulo de diferencia
entre ellos, resultando los siguientes valores:
90º (orto equinocio), menos 56º44´ (orto solsticio de
verano)= 33º16´NE
90º (orto equinocio), menos 121º35´ (orto solsticio de invierno) = -31º35´SE
303º16´ (ocaso solsticio de verano) menos 270º (ocaso equinocio)= 33º16´ NE
238º25´ (ocaso solsticio de invierno), menos 270º (ocaso equinocio)= -31º35´SE
Para ajustarlo más y ser más precisos veamos la diferencia entre los
ortos de los dos solsticios: 121º35´-56º44´= 64º51´. La diferencia de los ocasos
será también la misma (303º16´-238º25´= 64º 51´). Podemos comprobar que el resultado no dista mucho
de la previsión estimativa realizada antes de hacer estos cálculos matemáticos(32º entre un
solsticio y un equinocio, o 64º entre los dos solsticios)
Bien, sabemos que el ángulo que forman los ortos de los solsticios en la
zona de los ábsides de la iglesia de San Esteban de Sos es de 64º 51´. Es
decir, que el ángulo entre las ventanas laterales del ábside (izquierda y
derecha, solsticio de verano e invierno, respectivamente) tendría que tener ese
valor, o lo que es lo mismo, una distancia entre ventana y ventana con un
ángulo de 32º 25´. Vayamos ahora a los planos de la iglesia, pero por partes.
Las ventanas de la iglesia superior dividen el ábside en tres partes iguales, estando ubicada la central en el centro del ábside y orientada hacia los equinocios |
Las ventanas del ábside izquierdo de la iglesia baja están orientadas hacia los ortos del sol. |
Toda una lección matemática, astrológica y cosmográfica aplicada en la Edad Media en la abertura de las ventanas de los ábsides de la iglesia de Sos del
Rey Católico.
En resumen, podemos concretar que las ventanas de los ábsides de la iglesia superior de San Esteban, así como las del ábside central y la del lado de la epístola de la iglesia baja están orientadas al Este, coincidiendo la ventana central de los mismos con su orientación a los equinocios, sin estar los restantes vanos orientados a los solsticios, sino que están distribuidos simétricamente a lo ancho del tambor absidal, a excepción del ábside del lado del evangelio de la iglesia baja, que es el único en el que sus ventanas están orientadas hacia los ortos del sol.
Si nos fijamos en los vanos de los ábsides por su parte exterior podemos comprobar cómo en toda la verticalidad del ábside central (iglesia inferior y superior) todas las ventanas están centradas, coincidiendo las estrechas aberturas correspondientes a las ventanas de la cripta con el centro de las ventanas superiores, mucho más grandes y amplias, lo mismo que sucede con las ventanas centrales de los ábsides menores, si bien el del lado de la epístola sólo conserva una ventana, la central, tanto en la iglesia alta como en la baja, ambas orientadas al Este.
Pero en el otro ábside, el del lado del evangelio únicamente coinciden las ventanas centrales superior e inferior, las que están orientadas hacia los equinocios, pero las otras dos ventanas de la cripta se apartan descaradamente de la centralidad y uniformidad respecto a la otra ventana superior de la parte alta, y esto es debido a que éstas ventanas de la cripta sí que están orientadas hacia los ortos del sol, mientras que las superiores guardan la equidistancia simétrica, de ahí que las ventanas de la cripta, en su parte externa, parezcan descentradas respecto a las superiores. Y si nos fijamos bien en estas tres aberturas del ábside izquierdo de la cripta, aunque interiormente guardan perfectamente la simetría y la equidistancia entre ellas, en el exterior no ocurre lo mismo; existe una diferencia de 42 cm menos entre la ventana central y la del solsticio de invierno respecto a la distancia entre la central y la del solsticio de verano, pareciendo aquélla como "embutida" junto a la unión con el ábside central, es decir, totalmente descentrada y sin guardar la misma distancia que las otras dos, pero este es otro tema.
Ventanas superior e inferios del ábside central, perfectamente alineadas, centradas y orientadas a los equinocios. |
Si nos fijamos en los vanos de los ábsides por su parte exterior podemos comprobar cómo en toda la verticalidad del ábside central (iglesia inferior y superior) todas las ventanas están centradas, coincidiendo las estrechas aberturas correspondientes a las ventanas de la cripta con el centro de las ventanas superiores, mucho más grandes y amplias, lo mismo que sucede con las ventanas centrales de los ábsides menores, si bien el del lado de la epístola sólo conserva una ventana, la central, tanto en la iglesia alta como en la baja, ambas orientadas al Este.
A esta ventana ciega de la iglesia alta
no le corresponde simétricamente ninguna
en la iglesia baja
|
Interior del ábside izquierdo de la cripta de Santa María, con las tres ventanas orientadas hacia los ortos del sol |
Tras el período románico se va abandonando paulatinamente el interés por la orientación Este y pueden encontrarse iglesias orientadas en casi cualquier dirección[2], perdiéndose poco a poco ese sincretismo religioso y astrológico tan característico en la orientación de los primeros templos cristianos.
[1] Existen tablas trigonométricas al respecto y numerosas aplicaciones en la red para conocer los ángulos de los ortos del sol en cualquier latitud del mundo.
[2] Pérez Valcárcel, Juan. “La orientación de las iglesias románicas del Camino de Santiago”, Actas del Segundo Congreso Nacional de Historia de la Construcción, p. 396
[2] Pérez Valcárcel, Juan. “La orientación de las iglesias románicas del Camino de Santiago”, Actas del Segundo Congreso Nacional de Historia de la Construcción, p. 396
BIBLIOGRAFÍA
-BAILS,
BENITO. Principios de matemáticas.
T.II.Imp. D. Joachin Ibarra. Madrid,
1776.
-MARTÍNEZ,
VICENT, J.: MIRALLES, JOAN ANTONI; MARCO, ENRIC; GALADÍ ENRÍQUEZ, DAVID. Astronomía fundamental. Universitat de
Valencia. Valencia, 2007.
-PÉREZ
VALCÁRCEL, JUAN. “La orientación de las iglesias románicas del Camino de
Santiago”. Actas del Segundo Congreso
Nacional de Historia de la Construcción. La Coruña, 22-24 octubre de 1998,
pp. 391-398. Coord. Fernando Bores. Servicio de Publicaciones de la Universidad
de La Coruña.
En la web:
http://sac.csic.es/astrosecundaria/pt/astronomia_en_la_ciudad/iglesias%20romanicas%20final.pdf.
Ederlina Viñuales Gavín. La orientación en las iglesias románicas
-Wikipedia
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