domingo, 30 de junio de 2019

BASANOZ Y SU TORREÓN



Restos del torreón de Basanoz utilizados para la construcción del edificio.

                         Basanos, o Basanoz, fue un núcleo urbano ubicado al norte del término municipal de Sos, en los llanos del Onsella, junto al río y muy próximo a la muga con Navarra, poco antes de llegar al canal de Las Bardenas, en la partida municipal conocida como Pepe Remón.
                      Para acceder al lugar hay que tomar la carretera que conduce a Undués de Lerda y nada más cruzar el río Onsella tomamos el segundo camino a nuestra izquierda, que es la continuación del viejo camino que viene de Navardún, y a escasos dos kilómetros, junto al camino, llegaremos al sitio, que viene a coincidir en el lugar donde el río Onsella se aproxima más al camino.

                 El nombre del núcleo poblacional ha sufrido varias deformaciones a lo largo de la historia derivadas de malas transcripciones o grafías en distintas fuentes y documentos: Basanos, Basanoz, Basaboz, Bassanoz, Bajaros, Basajoz, Basabotz, Basabor, Basfabos…

               
Muro Este del torreón, donde se aprecia claramente la fachada de la casa
anexa y la edificación en altura a partir de los cuatro metros.
                         Las primeras noticias que se tienen del lugar, aunque no son muy fidedignas, aparecen en el libro del Becerro de Roncesvalles, en el año 1204. En la escritura nº 321 de dicho libro, Miguel de Lesen y su mujer, doña Teresa, dieron a Nuestra Señora de Roncesvalles la Abadía de Basaboz, con sus diezmos, primicias y heredades (era de 1242), y en la escritura nº 174, fechada en el mes de septiembre de 1209, doña Elvira, mujer de don Pedro Martínez de Leache, da a Roncesvalles después de sus días y de su marido, Basaboz con todas sus pertenencias, casas y heredades, por las quales heredades dichas fuese obligado a pagar al hospital cien maravedíes agenenses, y mandó enterrar su cuerpo y el de su marido en el dicho hospital. [1]
        Noticias ya del todo fiables datan de 1246, año en el que el obispo de Pamplona, Pedro Ximenez de Gazolaz, con el fin de construir su palacio episcopal en Navardún, recuperó su castillo, “que tenía usurpado un caballero llamado García Romero”, y compró varios campos y tierras cercanos a su futura sede,  entre ellas, y para evitar conflictos con el citado caballero, unos campos que éste, “en termino d Basabotz, cercano a Navardun, tenía[2].
                 Basanoz, al estar ubicado en un enclave estratégico en la frontera con Navarra, fue objeto de numerosas incursiones por parte de los navarros a finales del siglo XIII quedando asolado totalmente durante la invasión gala de la Valdonsella en 1283, que destruyó un gran número de núcleos urbanos aislados, teniendo que refugiarse sus habitantes, al igual que los de muchos poblados de la zona que no podían defenderse por sí solos, en el castillo de Sos.   

       
Fachada sur del torreón con un anexo más moderno en el
lado oeste.
                 Basanoz y otros lugares cercanos fueron pequeños enclaves fruto de la expansión económica y demográfica que había experimentado la zona desde el siglo XI, donde se ubicaron el excedente humano de núcleos más consolidados y de mayores posibilidades, como demuestra la toponimia en el caso de Sosito con Sos. También, muchos de estos pequeños núcleos, sufrieron la política de los reyes aragoneses tendente a concentrar a la población en nuevos centros fortificados en detrimento de estos modestos enclaves, por lo cual el  azote de la peste y el retorno de la guerra, fue el desencadenante final para gran parte de estas aldeas que acabaron por abandonarse, refugiándose su población, como se ha dicho, en Sos, que terminó por apoderarse y absorber estos despoblados ( en mayo de 1360, Pedro IV cedió el lugar de Basanoz, que ya se encontraba despoblado desde hace tiempo, a la villa de Sos [3]) integrándolos en sus términos y convirtiéndolos en numerosas ocasiones en zonas de pasto, en una evidente reorganización económica y social del espacio, en el que las entidades eclesiásticas, linajes de la pequeña nobleza y villas cabeceras de la comarca lucharon entre sí por dominar los nuevos despoblados, generalmente para destinarlos a fines ganaderos, como ocurrió con Basanoz, que en 1369 el monarca Pedro IV concedió a perpetuidad para que los sosienses pudieran llevar allí a pacer sus ganados gruesos y menudos[4].
         El lugar de Basanoz debió ser importante, pues en otro documento de 1350, en el que se reflejan las rentas del obispo de Pamplona en el arciprestazgo de la Valdonsella, figura una iglesia en el lugar de Basanoz[5]. Esta iglesia estuvo dedicada a San Miguel, pues en otro documento del 26 de julio de 1501 los vecinos de Sos don Lozano Martínez y Sancha Romero hacen testamento dejando la cantidad de cinco sueldos a varias iglesias del término municipal, entre ellas a la de San Miguel de Basanos[6].
         Otros documentos de siglos posteriores sobre contratos de aparcería y arrendamientos en el lugar de Basanoz nos confirman que este pequeño enclave gozaba de una relevante importancia agropecuaria.   

        
El interior de la planta baja fue usado como cuadra
           En 1610 el geógrafo Juan Bautista Labaña menciona el lugar como  Basfabos, añadiendo que “fue lugar de Sos… y está arruinado

         En la tabla de ventas de montes y dehesas en Sos llevadas a cabo entre 1861 y 1875 con motivo de la desamortización impuesta por Pascual Madoz, y realizada por Encarna Moreno del Rincón, aparecen dos lotes en el lugar de Basaboz que fueron comprados por Manuel Meléndez. Uno de 18.86 hectáreas por valor de 7.650 reales con un remate por valor de 20.001 rs. a razón de 689 rs/Ha y otro de 35,33 Ha por valor de 15.502 rs. con remate de 20.001 rs. a razón de 566 rs/Ha[7]


         Como todo poblado fronterizo con otro reino con el que las  desavenencias, luchas y guerras en la Edad Media eran constantes y estaban al orden del día, Basanoz desarrolló sistemas defensivos para protegerse de los ataques enemigos, aunque estos, en algunos momentos de la historia, fueran insuficientes para proteger a la población, como antes hemos visto.

           Se tiene constancia de que en Basanoz hubo un torreón. Este torreón formaba parte de la línea defensiva de la Valdonsella, entre una primera línea de castillos que corría paralela al río Aragón y una segunda línea que controlaba la Valdonsella y su función era, más bien, la de controlar los caminos y accesos al valle y dar aviso a los núcleos fuertemente fortificados de la presencia de enemigos, de ahí su estratégica ubicación para tener contacto visual con los grandes castillos( desde Basanoz pueden verse perfectamente las torres del castillo de Roita). Torres defensivas de este tipo fueron las de Aguilar, Oyarda, Arbe, Fillera, Buzcalapueyo, el Castillejo de Iso, Ull, El Real o la torre de Adam, en término de Javier.
              
La puerta ha sido tapiada y abierta una ventana en su lugar
               El torreón de Basanoz actualmente forma parte de una casa que se construyó para destinarla a uso agropecuario, formando parte del conocido Corral de Pancho Bruno. Se aprecia su antigua planta, de unos 8 m por 7 m de base y los antiguos sillares que la componían hasta una altura de unos 4 metros. A partir de esta altura, se construyó la nueva vivienda hasta convertirla en un bloque dividido en tres alturas. Puede apreciarse también que la puerta estuvo ubicada en su cara Este, pero fue tapiada en su totalidad dejando un pequeño vano a modo de ventana para iluminar el interior, abriendo también otro vano parecido en la primera planta. Igualmente se aprecia que fueron tapiadas algunas aspilleras en la cara Sur y Este del torreón, que probablemente, y a tenor de su planta, tendría una altura superior a la actual. Interiormente se derribaron parte de los muros Norte y Oeste, abriendo vanos  de puertas para acceder al interior desde el resto de la edificación anexa al torreón, estando la techumbre del anexo de la parte oeste totalmente derruido. 
               
Formación rocosa que rodea el corral de Pancho Bruno y
que podría haber sido utilizado como "muralla" natural.
                      Actualmente el torreón está dividido en tres alturas y todas ellas fueron destinadas a usos agropecuarios, siendo su planta baja destinada a cuadra, a tenor del abrevadero todavía existente. El resto de la edificación anexa al torreón guarda la típica distribución espacial de una casa de campo: planta baja destinada a cuadras; hogar-cocina, habitaciones y graneros en las superiores.
                   El conjunto del corral de Pancho Bruno lo componen otras edificaciones aisladas, derruidas, destinadas a corrales y otras dependencias para uso agrícola y ganadero.
                 El torreón se encuentra edificado en una pequeña elevación del terreno y sobre una base rocosa. Esta elevación no es muy alta, pero lo suficiente para tener contacto visual con otras torres y castillos de la Valdonsella. A escasos cien metros del torreón se encuentra un aljibe campestre que abastecería de agua al núcleo urbano(ver)
              Es probable que Basanoz estuviera protegido por una especie de muralla natural a tenor de la existencia de una formación geológica de grandes bloques de piedra arenisca que, similares a las existentes en la Val de La Cruz, rodean el recinto de lo que actualmente suponen los corrales y restos de las aisladas edificaciones existentes, aunque esta "muralla" no fue suficiente para contrarrestar los ataques enemigos en el siglo XIII.

Vista de Sos desde el torreón de Basanoz


[1] Libro del Becerro de Roncesvalles, doc. 174 y 321.
[2] Sandoval, Prudencio de. Catálogo de los obispos, que ha tenido la Santa Iglesia de Pamplona, p. 93.
[3] A.C.A., Cancillería. Reg. 912, f. 140v.
[4] A.C.A., Cancillería. Reg.912, f. 180r.
[5] A.C.P., IV Episcopi 30, ff. 27-33v. En Abellá Samitier, Juan. Selección de documentos de la villa aragonesa de Sos. Doc. 12, p. 45.
[6] A.H.P.S., Miguel del Sen, p. 458, ff. 50-54. En Cortés Valenciano, Marcelino. Toponimia de Sos del Rey Católico, p. 72, nota 113.
[7] Moreno del Rincón, Encarna. La desamortización de Madoz en la provincia de Zaragoza (1855-1875)







BIBLIOGRAFÍA


 -ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Entre Aragón y Navarra; el arciprestazgo de la Valdonsella a finales de la Edad Media. Rev, Príncipe de Viana, nº 243, Pamplona, 2008.
-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. “La comarca de la Valdonsella en las relaciones entre Aragón y Navarra a finales de la Edad Media.” Rev. Príncipe de Viana, nº 253, pp. 335-347; mayo-agosto 2011. Gobierno de Navarra. Pamplona, 2011.

-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Selección de documentos de la villa aragonesa de Sos (1202-1533) I.F.C. (C.S.I.C.) Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 2009.

-CORTÉS VALENCIANO, MARCELINO. Toponimia de Sos del Rey Católico. Cuadernos de Aragón, 58. I.F.C. Zatagoza, 2015.
-GARCÍA LARRAGUETA, SANTOS. "El becerro de Roncesvalles". Rev. Príncipe de Viana, año 44. nº 168-170, pp. 111-172. Pamplona, 1983.
-IBARRA, JAVIER. "El becerro de Roncesvalles". Historia de Roncesvalles. Apéndice nº 5. La Acción Social. Pamplona, 1935.
-LABAÑA, JUAN BAUTISTA. Itinerario del Reino de Aragón. Estudio previo de Antonio Paulo Ubieto Artur. Anubar. Zaragoza, 1992.

-MORENO DEL RINCÓN, ENCARNA. La desamortización de Madoz en la provincia de Zaragoza (1855-1875) Tesis doctoral. Dpto. de Hª Moderna y Contemporánea. Facultad de Letras- U.A.B., 1991.

-RIPALDA GABÁS, CARLOS. Los tesoros ocultos de la Valdonsella. Doce Robles. Zaragoza, 2016.

-SANDOVAL, PRUDENCIO DE. Catálogo de los obispos, que ha tenido la Santa Iglesia de Pamplona. Nicolás de Assiayn, impresor del Reino de Navarra, 1614.

-VV.AAActas de las II jornadas de castellología aragonesa: Fortificaciones del siglo IX al XX. A.R.C.A. Zaragoza, 2006

En la web:

-A.R.C.A. Inventario de fortificaciones aragonesas. Torre de Basanoz. castillosenaragon.org.

-Visor de AragónMapa del Instituto Geográfico de Aragón. Gobierno de Aragón. https://idearagon.aragon.es/visor/
-Blog de Manuel Valle. Pedro III. La invasión de la Valdonsella. Post del 11/02/2017.
http://villadesosdelreycatolico.blogspot.com/2015/03/pedro-iiila-invasion-de-la-valdonsella.html  

domingo, 16 de junio de 2019

"PELAIRES" LOS DE BIEL


               


               Según el Diccionario de la Real Academia y el “Tesoro de la Lengua Castellana de Covarrubias”, se llama pelaires a las personas encargadas de preparar la lana (cardadores) para después tejerla.
           El vocabulario Navarro de José María Iribarren indica que en Navarra tiene un significado más amplio, y se aplica a los tejedores de paños y bayetas de lana, y es que, por extensión, se llama pelaire a todo aquel que tiene por oficio cualquier trabajo relacionado de alguna forma con la lana, desde los esquiladores, pasando por los cardadores, peleteros y tejedores hasta los colchoneros y guarnicioneros. Pero realmente el oficio de pelaire es el de cardador de lanas.
              La localidad de Biel, como muchas otras de las Cinco Villas, se ha dedicado desde siempre a las actividades agrícolas y ganaderas. El sector ganadero ha sido uno de sus principales sustentos desde la Edad Media, siendo fundamentalmente los judíos quienes se dedicaron a los diferentes oficios artesanos derivados de la piel: pelliceros, curtidores, zapateros, tejedores, sastres…
              Estos tradicionales oficios perduraron en el tiempo porque, entre otros motivos, eran perfectamente compatibles con el trabajo de la tierra, bien fuera en propiedad o arrendada, ocupando así los habitantes de Biel los meses del año de menor actividad agrícola, además de  reportarles unos beneficios económicos extras.
           Esta prolongada y duradera actividad relacionada con la piel en la villa de Biel es lo que ha provocado que a los bielanos se les conozca con el pseudogentilio de “pelaires”.
            Una cancioncilla popular recoge la siguiente estrofa, recopilada por el investigador aragonés Miguel Ángel Martín Prados:

Os pelaires son pelaires
os pelaires son de Biel
llevan albarcas de piel de burro
ellos dizen que son de o güey.

            También, y por el mismo motivo, les llaman pelaires a los habitantes de otros municipios aragoneses, como Albarracín, Altosilla, Biescas, Boltaña, Sobás, o la localidad navarra de Aoiz, pueblos, igualmente, de gran tradición ganadera.





BIBLIOGRAFÍA


-COVARRUBIAS OROZCO, SEBASTIÁN. Tesoro de la Lengua Castellana, o Española. Impr. Luis Sánchez. Madrid, 1611.
-IRIBARREN, JOSÉ MARÍA. Vocabulario navarro (nueva edición, preparada y ampliada por Ricardo Ollaquindia). Instituto Príncipe de Viana. Pamplona, 1984.

lunes, 10 de junio de 2019

EL OFICIO DE "PREGONERO" Y "CORREDOR PÚBLICO"


             

                 El oficio de pregonero tiene su origen en los heraldos o praecones de la Antigua Roma. La palabra pregonero (praeconis) procede del latín praeco (pregón), formado por el prefijo prae-( delante, antes) y la raíz del verbo vocare ( llamar, citar, nombrar algo en voz alta)
            Estos praecones, o pregoneros, eran unos funcionarios públicos de la Antigua Roma que, entre muchas de sus atribuciones, pregonaban los avisos oficiales, ponían orden en las asambleas y en los tribunales, llamaban a la asistencia, al orden y al silencio en los juegos y espectáculos públicos o convocaban a las partes en los procesos jurídicos.
                    En la Baja Edad Media, con el crecimiento poblacional de las ciudades, el asentamiento de nuevos burgos y el general aumento de la población en pueblos y villas gracias a las cartas puebla, fue haciéndose necesaria la instauración de la figura del pregonero por parte de los Concejos para informar a los vecinos de todo cuanto fuera necesario o pudiera interesarles. Al mismo tiempo, el progresivo  incremento de la actividad comercial a lo largo de este período en muchos pueblos y ciudades, hizo que se fortaleciera y desarrollara el oficio de “mediador” comercial, empezando a forjarse, prácticamente a la vez que el pregonero, la identidad del “corredor público” como auxiliar de comercio. Su lugar de trabajo eran los mercados y las almonedas (subastas), pero en adelante veremos su estrecha relación con la actividad del pregonero, hasta tal punto que en los documentos oficiales, éstos, los pregoneros, son llamados corredores públicos.
                 Con el transcurso de los siglos las funciones del corredor han ido evolucionando y aumentando; pero en un principio, para encontrar los orígenes de esta actividad de corredor público,  como tal “mediador comercial”, nos tenemos que remontar a la Baja Edad Media. Aunque, y para ser más exactos, ya en la Antigua Roma también los praecones (pregoneros) ejercieron como corredores en actividades comerciales privadas. La primera referencia que tenemos de ello la encontramos en el De agricultura de Catón, donde en el caso de una compra de olivas se establece que el comprador deberá pagar, además del precio alcanzado, una centesima de la suma total, teniendo en cuenta que el praeconium (el pregonero) cuesta 50 sestercios[1]. O sea, que llamar “pregonero” a un “mediador comercial” ya viene de lejos.
              En las Partidas de Alfonso X se define a los corredores como los que “andan en las almonedas e venden las cosas, pregonando, quanto es lo que dan por ellas e porque andan corriendo de una parte a la otra, mostrando las cosas que venden, por eso son llamados Corredores”, además,  también dispone que “el corredor debe decir muchas vegadas (veces) a grandes vozes” lo que ofrecen los postores por lo que se subastan las cosas[2].
                El hecho de que vaya voceando a viva voz y de ir corriendo de un lugar a otro mostrando, divulgando y pregonando la mercancía,  es lo que le aproxima al oficio de pregonero, por eso, ya en la Edad Media, a estos corredores les llamaban pregoneros, pues la forma de actuar era la misma en ambas actividades: ir de un lado para otro, corriendo y anunciando o pregonando en voz alta.
                Además, se da la circunstancia que en algunos municipios o lugares, generalmente pequeños,  en los que no existía la figura del corredor público, era el pregonero del concejo quien hacía las veces de corredor, existiendo Ordenanzas que establecían lo que tenía que percibir el pregonero por pregonar las mercancías del que quisiera venderlas y el porcentaje a percibir por su venta. En otras ocasiones sucedía al contrario, era el corredor público quien se encargaba de pregonar las disposiciones del Concejo.
                Esta sutil diferencia, el hecho de que ambas actividades “nacieran” prácticamente al mismo tiempo, que a sendos oficios  los llamaran pregoneros, y con una forma de actuar muy semejante donde, además, a veces, unos ejercían las funciones de los otros, y viceversa,  es lo que ha originado que, en un principio, en muchas ocasiones, separar sendas actividades resultara algo enrevesado, confuso y dificultoso.
                De todos modos, lo que sí es cierto y aclaratorio es que el origen de la profesión de pregonero proviene de los praecones romanos y son empleados públicos que tienen por oficio anunciar en voz alta las disposiciones del Concejo, percibiendo un salario de éste, mientras que los corredores públicos intervienen en la “venta comercial” pregonada o voceada, vendiendo cosas por encargo de particulares, mediando en las transacciones y recibiendo a cambio una comisión de las partes.
                En Sos del Rey Católico aparece la figura del corredor público en varios documentos de los siglos XV y XVI, deduciendo, por los sermones pregonados, que no se trata de corredores como tales, sino de pregoneros que recorren las plazas y calles de la villa voceando las ordenanzas y disposiciones del Concejo para conocimiento del vecindario.
               Así, vemos cómo el 14 de diciembre de 1454, Anthon de Garderas, corredor público  y en la Plaza común de la Villa, hace la crida (el anuncio, el pregón) por el que el gobernador del Reino de Aragón prohíbe sacar trigo de Sos bajo pena de perder la mercancía y las bestias o ganados que lo portaran. También fija el precio del trigo, bajo pena de multa si se sobrepasa lo establecido, y faculta a los oficiales de la villa para requisar las reservas del mismo a particulares con el fin de venderlas a los vecinos necesitados según el precio estipulado.[3]
             En dicho documento se menciona a Anthon de Garderas como “…corredor publico de la dita villa”, que”…por voz e pregonfue feyta la presente crida…” Aquí vemos un claro ejemplo de lo expuesto anteriormente: cómo Garderas es reconocido como “corredor público” y sin embargo está realizando las funciones de pregonero al divulgar “por voz”, “en la plaza” un “pregon” que no es sino un mandato municipal, como todos los que a continuación vamos a ver.
                Los pregones solían realizarse siempre “por los lugares públicos y acostumbrados”, repitiéndose el pregón en cada lugar público de la ciudad o pueblo con el fin de que llegara a los oídos de todos los vecinos. De nuevo, en noviembre de 1484, el “corredor público de la villa de Sos, Anthon de Garderas” pregona “por los lugares acostumbrados” la prohibición de El Justicia y los jurados de Sos de que los vecinos de la villa fueran a Sangüesa, Navardún, Lumbier y otras villas, castillos y lugares del Reino de Navarra por los destrozos y robos que los navarros hacen en el Reino de Aragón, bajo pena de prisión; al mismo tiempo que dispone de algunas ordenanzas y disposiciones para la defensa de la villa[4], y en el mes de marzo del año siguiente (1485) el mismo Garderas pregona la tregua que el Gobernador de Aragón ha ordenado hasta el día 20 de marzo con el reino de Navarra, informando a los oficiales de la villa de haber pregonado esta tregua a los habitantes[5]
            Otros corredores públicos en Sos fueron Martín de Jaz, que el 8 de septiembre de 1495 pregonó la prohibición de vendimiar sin licencia de los oficiales, bajo multa, al mismo tiempo que pregona la ordenanza de que los ganados abandonen las ventas de la Bardena, los montes y otros términos de Sos hasta el próximo día de Santa Cruz de mayo[6], y el día 10 de septiembre de 1497 el mismo Martín de Jaz comunica al Justicia y los jurados de la villa que ha pregonado a los vecinos la prohibición de sacar trigo y otros cereales del Reino de Aragón, so pena de multa[7].
                Otros documentos de1499[8] y de 1501[9] nos hablan de los pregones divulgados por el corredor público García de la Pieza sobre otros temas, ordenanzas  y prohibiciones del Concejo.
                 El 15 de octubre de 1508, el corredor púbico Sancho Abarzuza, pregona  la prohibición, durante cinco meses, de dañar a personas y bienes del Reino de Navarra, bajo pena de perder la vida y los bienes[10]
                En 1515 el corredor público Martín Cosino pregona la orden de que los ganados abandonen las ventas ordinarias y el término de El Real bajo penas de multas[11]
               Otros corredores públicos de Sos fueron: Juan Corino (1425), Martín de las Parras (1427), Miguel de la Glera (1432), Fernando de Quintana (1456), o Pedro de Morlanes (1475), pero todos ellos, aunque llamados “corredores públicos” , aparecen, como hemos visto, pregonando disposiciones y ordenanzas del Concejo de Sos, lo que no quiere decir que también desviaran sus funciones hacia otras actividades comerciales privadas actuando de mediadores, y por eso son llamados “corredores” y no pregoneros.
                Es a partir del siglo XVI, con el gran crecimiento poblacional y comercial de los reinos cristianos, con la entrada masiva de metales preciosos procedentes de América y otras nuevas mercadurías,  cuando el corredor público empieza a diferenciarse, especializarse y “separarse” más claramente de la figura del pregonero, pues sus actividades son cada vez más complejas.
                Ya los Reyes Católicos dictaron algunas leyes en 1491 regulando la actividad de los corredores, así como sus sucesores Carlos I o Felipe II, algunas de las cuales aparecen en la “Novísima Recopilación de las Leyes de España”[12]. El progresivo aumento de las competencias de los corredores y su complejidad hizo que se crearan, en el siglo XVII, diferentes grupos de corredurías, pertenecientes a una Corporación, apareciendo ya colegiados o agrupados en Universidades en la que se regían por sus propias Ordenanzas, diferenciándose ya, con más claridad, de la actividad propia del pregonero.
                Así, por ejemplo, en la ciudad de Sevilla, en el siglo XVI, aparece la figura del  corredor de Lonja, según nos narra Alonso Morgado: “Para mejor avio, y negociación en qualesquiera tratos, y negocios de Mercaderias, proveyeron los Reyes antepasados, que uviesse en Sevilla Corredores, que llama Lonja. Los quales sirviesen como sirven oy dia por sus oficios, de concertar, y avenir a los Mercaderes naturales y estrangeros en qualesquiera tratos, y ventas, sin que los tales Mercaderes tengan, que salir de sus casas, o de sus Naos[13].  Aunque a estos corredores se les unían los pregoneros, que no querían olvidar aquella primera actividad que realizaron en sus orígenes, pues además les reportaba unos dineros extras. Morgado, en la Historia de Sevilla anteriormente citada señala un poco más adelante que en las Gradas de la catedral de Sevilla “asisten de ordinario todos los días, que no son de guardar, aquellos Pregoneros, que por excelencia y ancianía (conforme a sus Ordenanças) traen   Almonedas, y venden, quanto les da que vendan[14]

                El pregonero moderno, el tradicional, aquel entrañable personaje que aún podía verse a mediados del siglo pasado por algunos pueblos de España, lo define la R.A.E. como  el Oficial Público que en voz alta da los pregones, publica y hace notorio lo que se quiere hacer saber a todos.
                El pregonero tradicional fue el único medio de comunicación social existente en el entonces generalizado analfabetismo rural. En una época en la que mucha gente no sabía leer, este humilde y carismático personaje mantenía informada a la población de todo cuanto podía ser de interés para el vecindario, así como de las ordenanzas municipales a través de los bandos, verbas o cridas. Bandos  de muy diversa índole: asuntos municipales, vecinales, informativos, prohibiciones, festejos, visitas importantes, presencia de vendedores ambulantes, anuncios de objetos perdidos, asuntos vecinales, bélicos, religiosos, sanitarios… Además, los vecinos podían solicitar sus servicios para pregonar asuntos personales (pérdida de algún objeto, extravío de alguna res, una venta, una subasta…)  previo pago de un pequeño canon.
                 El pregonero solía “llamar” a los vecinos del municipio “a son de pita” haciéndose acompañar de un tambor, trompeta, campana, gaita, corneta, chinfla, turuta o trompetilla, según los lugares y del contenido del pregón, dando fe de haber realizado el pregón haciéndolo constar por medio de diligencia en la propia normativa pregonada.
              
Antigua trompetilla de pregonero

           
Actualmente, un corredor púbico es un funcionario que tiene carácter de Notario, dedicado a la contratación de efectos públicos, valores industriales y mercantiles, mercaderías y otros actos de comercio. Es decir, que el corredor público, llamado también corredor de comercio, se ocupa de las transacciones legales que rige a las actividades económicas aplicando los ordenamientos jurídicos correspondientes. El licenciado mexicano Enrique Cárdenas García comenta que el corredor públicoes un profesional del derecho que auxilia al empresario en sus negocios, siendo un mediador que funge como perito valuador de todo tipo de bienes. Además es asesor, árbitro y fedatario público que tiene por objetivo agilizar y dar seguridad jurídica a las operaciones en las que participa[15]. Es decir, que el “corredor público” se ha especializado y tiene otras connotaciones mucho más complejas y variadas de las que tuvo en sus orígenes en la Edad Media, mientras que el entrañable pregonero ha desaparecido prácticamente de todos los municipios españoles. La progresiva alfabetización de la gente, la proliferación de prensa escrita, la generalización de los bandos impresos y la progresiva aparición de nuevos canales informativos, fueron provocando paulatinamente la desaparición de la figura del pregonero y su rudimentario y artesanal canal informativo y sólo es recordado en algún pueblo con motivo de sus fiestas o en algún acto simbólico, aunque aún queda algún Ayuntamiento de la geografía española que, resistiéndose a la desaparición de este carismático personaje, todavía conserva este viejo oficio, como ocurre en el  pueblo conquense de La Frontera, entre otros.



[1] Catón. De agricultura, 146.1, en García Morcillo, Marta. Las ventas por subasta en el mundo romano: la esfera privada, p.145.
[2] Ley 33, Titulo 26, 2ª Partida.
[3] A.H.P.S. Juan Zareco. P. 402, ff. 22-22v.
[4] A.H.P.S. Miguel del Sen. P. 446, ff. 37-38.
[5] A.H.P.S. Miguel del Sen. P. 446, f.13.
[6] A.H.P.S. Miguel del Sen, P. 453, ff. 48-48v.
[7] A.H.P.S. Miguel del Sen. P. 455, f. 27.
[8] A.H.P.S. Miguel del Sen. P. 456, ff.45-45v
[9] A.H.P.S. Miguel del Sen. P. 458, f. 18v.; p. 458, f. 43v.
[10] A.H.P.S. Miguel del Sen. P. 464, ff. 87v-88.
[11] A.H.P.S. Gil García de Urriés. P. 507 C, f. 80.
[12]Novísima Recopilación de las Leyes de España mandadas formar por el señor Don Carlos IV”, de 1805. Edición digital. Libro IX, Título VI. www.boe.es
[13] Alonso Morgado. Historia de Sevilla, L. II, f. 55v
[14] Idem, f. 56.
[15] Jorge Chávez. “El corredor público: cuál es su función” Revista inmobiliaria Real Estate Guide. Abril, 2018, pp. 18-19. Guadalajara (México).




BIBLIOGRAFÍA

-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Selección de documentos de la villa aragonesa de Sos (1202-1533). I.F.C. (C.S.I.C.) Excma. Diputación Provincial de Zaragoza, 2009.
-ALFONSO X “el Sabio”. Las Siete Partidas. Glosadas por el licenciado Gregorio López. T. I. Ed. en la oficina de D. León Amarita. Madrid, 1829.
-CHÁVEZ, JORGE. “El corredor público: cuál es su función”. Revista inmobiliaria Real Estate Guide.  Abril, 2018, pp. 18-19. Guadalajara (México) 
-GARCÍA ULECIA, ALBERTO. “Delimitación conceptual del oficio de corredor en el Derecho Histórico”. Anuario de Historia del Derecho Español, nº 66, pp. 181-200. Ministerio de Justicia, BOE. Madrid, 1996.
-MORCILLO GARCÍA, MARTA. Las ventas por subasta en el mundo romano: la esfera privada. Universidad de Barcelona. Barcelona, 2005.
-MORGADO, ALONSO. Historia de Sevilla. Imp. Andrea Pescioni y Juan de León. Sevilla, 1587.
En la web:
-www.boe.es. Novísima recopilación de las Leyes de España mandada formar por el señor Don Carlos IV.
-www.netbiblo.com. La mediación. Presente, pasado y futuro de una institución jurídica. José María Carabante Muntada (Coord.) Centro Universitario Villanueva. U.C.M. Madrid.
-Wikipedia. Pregonero.

domingo, 2 de junio de 2019

"CURIOSIDADES DE SOS DEL REY CATÓLICO", UN NUEVO LIBRO SOBRE SOS


           


 “Curiosidades de Sos del Rey Católico” es el título de un nuevo libro sobre esta localidad cincovillesa, escrito por Manuel Valle y editado por” Punto Rojo Libros”, y cuya presentación tendrá lugar el día 9 de junio en el salón de plenos del Ayuntamiento de la villa de Sos.
              Como el propio título sugiere, trata de una recopilación de curiosidades sobre Sos del Rey Católico, tanto materiales como inmateriales. Más de 110 curiosidades que, por pequeñas que sean, son como un libro abierto de la historia, arte y cultura de Sos, de las costumbres y tradiciones de sus habitantes y de la idiosincrasia de un pueblo que ha sabido sobreponerse a los desastres y adversidades en muchos momentos de su historia.
            El libro está dividido en dos partes. La primera parte está dedicada a las curiosidades materiales. Para ello se ha trazado un itinerario por el pueblo, con plano incluido, en el que pueden verse “in situ” curiosidades de diversos tipos (inscripciones, objetos, elementos arquitectónicos o decorativos…) y pertenecientes a diferentes momentos de la historia de Sos, desde la Prehistoria hasta la Edad Contemporánea; algunas de ellas son bastante conocidas por ser muy características y representativas de la villa, y otras resultan menos célebres por estar algo escondidas, deterioradas, poco visibles a simple vista o de escasa divulgación.
            La segunda parte del libro hace referencia a las curiosidades inmateriales. De carácter más etnográfico, está orientada hacia los usos y costumbres de los habitantes, tradiciones, leyendas y cultura popular, abarcando una variadísima temática con algunas costumbres muy curiosas y otras tradiciones en desuso o ya olvidadas y relacionadas con los mitos y creencias; leyendas; sobre Fernando “el Católico”; sobre costumbrismo; fiestas , romerías, procesiones; sobre lingüística, donde se explica la procedencia y significado del gentilicio “sopicón” o la conocida expresión de “mecagüensos”; sobre el séptimo arte; sobre arquitectura y elementos constructivos; sobre plagas y catástrofes; sobre los “apodos” de algunas de sus fuentes, como la fuente “del piojo” o la “del sombrero”; sobre noticias y sucesos acaecidos en Sos, para terminar con una miscelánea de curiosidades que, por su variada temática, no podían incluirse en ninguno de los epígrafes anteriores.
               En resumen, un libro curioso, entretenido, ameno, de fácil lectura y, sobre todo, una forma diferente, peculiar y divertida, de conocer la historia y cultura de Sos, como así se plasma en su contraportada:

          ¿Porqué se llama “de los cuernos” al Portal de Uncastillo?, ¿o “de Bueno” al Portal de Levante?, ¿Entró realmente la reina Juana Enríquez por el portal que lleva su nombre?, ¿Un reloj de sol en la iglesia?, ¿Comía el rey Fernando testículos de toro?, ¿Hubo realmente un tesoro en Fillera?, ¿Porqué a los sosienses les llaman “sopicones”?, Santa Té, ¿realmente existe esta Santa?, ¿Qué es el cobro de “el barato”?, ¿Para qué servían las clavellineres?, ¿Qué es un buco?, ¿Para qué se usaba el garrapito?, ¿Porqué se llama “del piojo” a la fuente del puente de Uncastillo?, “¡Mecagüensos!” ¿Realmente maldicen la villa de Sos?...
         Las respuestas a estas interrogantes y otras muchas curiosidades las encontrarás en esta publicación que, lejos de ser una guía turística o un libro temático sobre la historia de Sos o sobre sus edificios más emblemáticos, es un compendio de pequeñas curiosidades repartidas a lo largo y ancho de toda la Villa, así como otras de carácter más etnográfico relativas a la cultura, vida y costumbres de sus habitantes.
      Una forma diferente de conocer la historia y cultura de Sos a través de pequeños detalles y curiosidades que desde la Prehistoria hasta la Edad Contemporánea los antiguos habitantes de estas tierras han dejado plasmadas en las viejas piedras de sus edificios, en su Historia o en su acervo cultural. Un recorrido histórico, artístico, social, cultural y antropológico de gran valor que justifica, sobradamente, el hecho de que Sos del Rey Católico haya sido galardonado como uno de los pueblos más bonitos de España.