sábado, 25 de mayo de 2019

"FAFUMAUS" LOS DE ARDISA



            Según el dizionario aragonés de las comarcas de la Alta Zaragoza de Fernando Romanos, el verbo fafumar significa ahumar, por lo tanto, un fafumado es una persona ahumada, es decir, sometida a una fuente de humo proveniente de un fuego.
                 A los habitantes de Ardisa se les conoce con el pseudogentilicio de fafumaus (ahumados)
               En este caso, como en muchos participios y adjetivos terminados en “ado”, es frecuente la elisión de la “d” intervocálica en la formación de la terminación (-ado) y conversión del hiato resultante en diptongo, sustituyendo la vocal abierta “o” por la cerrada “u”: -a(d)o ˃ -ao ˃ -au; forma vulgar de dialectalismo muy generalizada en el habla aragonés y en todo el marco social de hablantes castellanos [ pintau (pintado); bajau (bajado); estucau (estucado); jugau (jugado);...]
                 Pero ¿de dónde viene llamar fafumaus a los ardisanos?

                Aunque la enfermedad de la tuberculosis no está totalmente erradicada, sí que es cierto que está bastante controlada y actualmente es una enfermedad apenas existente y curable en la mayoría de los casos que pudieran aparecer. Pero no fue así hasta mediados del pasado siglo (1952), en que la Mycobacterium tuberculosis, o bacilo de Koch, afectaba a numerosas personas y muchas de ellas con un fatal desenlace. Es en este año de 1952 cuando aparece la isoniacida (hidracina del ácido isonicotínico), el primero de los antibióticos específicos que consiguió convertir la tuberculosis en una enfermedad curable.  En la década de los sesenta la aparición de la rifampicina acortó notablemente el tiempo de curación, lo que hizo disminuir considerablemente la aparición de nuevos casos de tuberculosis.
                Biscarrués es un municipio vecino de Ardisa, y como sucede en todos los pueblos colindantes siempre mantenían entre ellos ese “pique” o pelea mutua por la que cada uno quiere resaltar y aparentar ser mejor y vivir en mejores condiciones que el pueblo vecino. Cuenta la tradición popular que antes del control de la tuberculosis con la isoniacida (1952), los de Biscarrués culpaban a los ardisanos de traer la "peste" (tuberculosis) de la parte de Zaragoza; por eso, cuando aparecía un vecino de Ardisa por Biscarrués lo tenían que "desinfectar" por si era portador del vibrio de Koch y, según la tradición popular, el método más eficaz para eliminar el virus era exponerlo un buen rato a la humareda de unas hogueras que encendían a base de hojarasca húmeda; desde entonces, a los ardisanos les llaman “fafumaus”.




BIBLIOGRAFÍA

-MARTÍNEZ MARTÍN, F. MIGUEL. “Fonología y fonética”, en VV.AA. Lengua española (Para Filología Inglesa),  pp. 127- 286. Cuadernos de la UNED. Madrid, 2013.
En la web:
-bastian-lasierra.blogspot.com. Blog de Bastián Lasierra “El Marqués”. Contando cosicas de Aragón. El barranco “Esgarrafiestas”; post del 17 de mayo de 2011.
-www.charrando.com. Fernando Romanos Hernando. Dizionario aragonés de las comarcas de la Alta Zaragoza
-wikipedia. Mycobacterium bovis

"COTORROS" LOS DE PIEDRATAJADA



               Coloquialmente, a la persona que habla mucho se le llama "cotorra" o "cotorro", resultando ser, a veces, incluso molesto, por la costumbre de estas aves de emitir prolongada y constantemente ciertos sonidos ininteligibles similares al parloteo de una persona, conocidos como “cotorreo”.
              Los habitantes de la localidad cincovillesa de Piedratajada reciben el pseudogentilio de cotorros precisamente por esta razón, por ser muy habladores y hablar “por los codos”.
                Cuenta la tradición popular que hace mucho tiempo unas vecinas de Piedratajada “cogieron un capazo” a la puerta de la iglesia del pueblo. En ese momento salía la dula[1], y estuvieron tanto rato hablando que se sorprendieron al ver regresar la dula; entonces una de ellas dijo:
-¡Me marcho, que tengo prisa, ya hablaremos más despacio en otro momento!
                 Desde entonces a los piedratajadanos les llamaron cotorros.






[1] Conjunto de cabezas de ganado de los vecinos de un pueblo que pastan en un mismo turno en un terreno comunal del municipio.

domingo, 19 de mayo de 2019

LOS ESPECIEROS EN LA BAJA EDAD MEDIA



            Un especiero, por definición, es aquella persona que tiene por oficio vender especias, amén de ser también el pequeño mueble, generalmente con estantes y cajones, donde se guardan dichas especias.

                Pero en la Edad Media el especiero, además de comerciar con especias, se encargaba de mezclar debidamente éstas y, o, plantas medicinales y  elaborar los fármacos que le indicaba el médico para aliviar o curar las enfermedades de los pacientes. A estos especieros, en los textos latinos, se les llamó apothecarius, y el arte que desarrollaban, apothecaria, que ya en la época moderna fue conocido como “boticario”, siendo la “botica” su lugar de trabajo. La palabra botica deriva del griego “αποθηκη (apotheke), pudiendo traducirse como “almacén” o “tienda”. Es decir, que en la época medieval este especiero, aphotecario o boticario, era lo que hoy conocemos como el “farmacéutico”.
Especiero de la antigua botica de Sos del Rey Católico


        Las prácticas farmacéuticas no existieron en la Alta Edad Media, pues no se conocen obras ni autores sobre estas prácticas hasta mediados del siglo XI. El arte de sanar a los enfermos únicamente era practicado por religiosos y monjes, en conventos y monasterios, que se rigieron por las leyes visigodas del “Fuero Juzgo”. Reminiscencias de aquéllas prácticas son los distintos brebajes, ungüentos y licores de hierbas que todavía elaboran y comercializan actualmente algunos frailes y monjes en diferentes conventos y cenobios de la geografía española.
Antigua botica de Sos

        La primera referencia en España en la que aparece la figura del boticario, con carácter de Oficio Real, es en un documento de los archivos municipales burgaleses en la Corte de Castilla con Fernando III el Santo en el que una pragmática de 1217 faculta al Boticario Real para prohibir la venta de vino, de tal manera que pueda delegar, si fuera necesario, en otra persona. Con posterioridad, en 1263, aparece la figura del boticario, como oficio, en el Código de las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, donde dice que se aplicará la pena de muerte al boticario que sin mandato del médico diese a comer o beber medicinas que causaren la muerte (ley 6, tít. VIII, partida VII), e igual pena para el médico, boticario o cualquiera que, a sabiendas, vendiere yerbas o ponzoñas al que las compre para matar con ellas, y el que a éste fin se las diere à conocer, e instruya del modo de subministrarlas.  ( ley 7, tít. VIII, partida VII), de donde se deduce que, por entonces, también el médico practicaba el arte de apothecaria.
      
La rebotica, un auténtico laboratorio. Sos del Rey Católico.
       
             Cuando entre los siglos XII y XIII surge en Toledo el fenómeno cultural conocido como Escuela de Traductores, se empieza a recibir la ciencia oriental y se traducen obras sobre ciencia médica árabe. Avicena y Averroes nos van a devolver a Dioscorides y Galeno, se tradujeron obras de Hipócrates, Isaac Iudeus, Abulqasim…
          Casi al mismo tiempo se produjo la separación definitiva entre medicina y farmacia, pues ambas son  ciencias bastantes complejas y requieren, para su mejor estudio, una especialización por separado. Además surgieron personas interesadas profesionalmente en comerciar con drogas y elaborar medicamentos para vender a los médicos (especieros), por lo que la separación de sendas ciencias se hizo efectiva ya en el siglo XIII, prohibiendo desde entonces a los religiosos ejercer la medicina, aunque no así la farmacia.
                La importancia que la medicina medieval otorgaba a los fármacos supuso que el especiero de entonces gozara de una gran relevancia social, por lo cual se fue desarrollando una especialización en el arte de elaboración de medicamentos. El apothecario debía conocer todas las técnicas de la botica : conocimiento, clasificación y elección de las plantas y de sus distintas partes (raíces, tallos, brotes, hojas, pétalos y estambres de las flores, etc…), trituración de las mismas, cantidad o porcentaje a aplicar, técnicas y tiempos de cocción, destilación, maceración, sublimación, confección, decantación,…y el uso de determinados y específicos objetos para la manipulación, como balanzas de precisión, probetas, tubos, decantadores,…por lo que no era fácil ser especiero.
Juego de pesas, imprescindibles para pesar los diferentes
componentes de las mezclas. Botica de Sos.

                Pero el especiero, o boticario, de la Edad Media, no sólo se dedicaba a la elaboración y venta de medicamentos, sino que además era también herbolario, droguero, papelero, cerero, confitero y perfumista. Esta surtida variedad comercial deriva de la propia concepción de la ciencia médica en la época medieval, que además de cuidar a los enfermos también debía velar  por mantener la salud de los sanos a través de la dietética. De hecho, muchas plantas medicinales y especias de las que se utilizaban para los preparados de los fármacos también eran usadas en la cocina, bien como saborizantes o aromatizantes, en la confección de perfumes o en la elaboración de confitería.
                Con la aparición de las Cofradías y Gremios, el boticario se especializó, separándose totalmente del médico, también llamado físico. Este se dedicaría a diagnosticar y prescribir los fármacos, pero será el boticario el encargado de la elaboración de los mismos. 
              
Diversos preparados en la rebotica de Sos
  Como en todo gremio medieval, existían aprendices que se instalaban en casa del maestro boticario para aprender el oficio, y el de boticario era uno de los aprendizajes más largos que existían. Se tiene constancia que en Zaragoza este aprendizaje duraba unos ocho años y, después, el aspirante, antes de poder ejercer como boticario, aún tenía que superar un examen teórico y práctico[1].
                En el siglo XIV aparecen los primeros escritos sobre el gremio de los boticarios o especieros. Pero no fue, como en tantas cosas, hasta los Reyes Católicos cuando se empezó a legislar seriamente sobre el particular. Había que controlar el mercado del medicamento, atajando la venta ambulante en ferias y mercados por parte de drogueros y regular y controlar la elaboración de medicamentos. Para ello se creó, en 1477, el “Real Tribunal del Protomedicato”, y que habría de perdurar hasta los inicios del s. XIX. Se trataba de un organismo para vigilar, comprobar y castigar en su caso a los sanitarios, ya separados en médicos, cirujanos (barberos incluidos) y boticarios. Tenía además la facultad de dar la autorización, a través de los exámenes que hacían los Alcaldes Examinadores para trabajar en el oficio, otorgándoles el permiso correspondiente: la “licentia operandi”.
                Será, pues, durante el Renacimiento, cuando la ciencia farmacéutica avanza considerablemente, abandonando, en parte, el escolasticismo, apareciendo grandes humanistas y autores sobre el arte farmacológico, pues las nuevas drogas y plantas medicinales  traídas de las Indias Occidentales, y también Orientales, obligaron a actualizar los textos botánicos existentes hasta entonces, como el de Dioscórides, y los especieros, apothecarios o boticarios, y su “arte” comenzó a especializarse y regularse.
Tarros de especias. Antigua botica de Sos.

                En Sos del Rey Católico se tiene constancia de la contratación de un especiero en el año 1501, en el que el Concejo de la Villa contrata a Tomás Bonifant, residente en Luna, como especiero durante tres años por un salario de 300 sueldos anuales para ejercer su profesión y atender las necesidades sanitarias de los habitantes de la villa[2], así como la elaboración de otros productos relacionados con su arte, como las clareas o la elaboración de dulces y turrones.
                En España, el primer tratado farmacéutico que se conoce, escrito por un boticario, es el  Liber in examen apothecariorum, escrito por Pere Benet Mateu e impreso en Barcelona en 1521[3]. Desde entonces, la práctica y elaboración de soluciones farmacológicas y medicinales fue evolucionando considerablemente en el transcurso de los siglos hasta convertirse en la actual industria farmacológica, si bien, aún en el pasado siglo, los boticarios de los pueblos y ciudades de España preparaban en sus boticas las soluciones farmacológicas para muchas dolencias y enfermedades en un auténtico laboratorio entre tarros de especias, hierbas, plantas y productos químicos, como podemos apreciar en la, por otra parte  bien conservada, antigua botica de Sos del Rey Católico(ver).

Frascos en la antigua botica de Sos del Rey Católico.


[1] Falcón Pérez, M.I. “Los boticarios de Zaragoza en la Baja Edad Media”, p. 491. En Aragón en la Edad Media, nº 14-15(1)
[2] A.H.P.S., Miguel del Sen, p. 458, ff.42v-43.
[3] Martínez Girón, María José. Introducción a theórica y práctica de boticarios, p. 23.







BIBLIOGRAFÍA

-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Selección de documentos de la villa aragonesa de Sos (1202-1533) I.F.C. (C.S.I.C.), Zaragoza, 2009.
-DE VIVENTE GONZÁLEZ, JOSÉ. (Coord) Antiguas boticas españolas y sus recipientes. TresCtres. Santa Comba (A Coruña), 2009.
-DE LA REGUERA VALDELOMAR, JUAN.  Extracto de las Siete Partidas. T. II. Imp. De D. Ramón Martín Indar. Barcelona, 1847.
-FALCÓN PÉREZ, M. I. “Los boticarios de Zaragoza en la Baja Edad Media: los precedentes del colegio de farmacéuticos de Zaragoza” en Aragón en la Edad Media, nº 14-15 (1), pp. 487-498. Universidad de Zaragoza, 1999.
-MARTÍNEZ GIRÓN, Mª JOSÉ. Edición y estudio de la Theórica y práctica de boticarios de Fray Antonio Castell. Tesis doctoral. Universidade Da Coruña, 2017.
-ROJO GONZÁLEZ, BERNARDINO. “Los farmacéuticos en el reinado de los Reyes Católicos” Publicación del Instituto Tello Téllez de Meneses, nº 6, pp. 209-217. Palencia, 1951.
En la web:
-historiadelafarmacia.perez.fontan.com. Historia de la farmacia. María José Pérez-Fontan
-www.monestirpedralbes.bcn.cat. Plantas, remedios y boticarios. El jardín Medieval del Monasterio de Pedralbes.


viernes, 17 de mayo de 2019

COSTURERAS Y MODISTAS EN SOS



                    Son muchos los oficios artesanos y trabajos tradicionales que han desaparecido en la villa de Sos, al igual que en todo el territorio español;  y si en algún rincón de la geografía española queda alguno de ellos es casi seguro que persiste de forma casi testimonial o está a punto de extinguirse. Zapateros, guarnicioneros, lavanderas, lecheros, aguadores, hilanderas, molineros, carboneros, herreros, colchoneros, campaneros, barberos, tejeros, alfareros, telefonistas, costureras… y un largo etcétera ya no están entre nosotros, al menos en calidad de oficio manual o artesanal al más puro estilo tradicional, porque algunos de los oficios siguen existiendo, pero los avances tecnológicos  han transformado totalmente su manufactura.
              Unos oficios han desaparecido por haber sido sustituidos por una máquina, otros por quedar obsoletos según van cambiando las costumbres sociales o las nuevas tecnologías, y otros perdieron su puesto en la sociedad a causa de un sistema económico que les impedía competir en precios, distribución o ventas con la competencia. La revolución industrial y tecnológica y su constante evolución han hecho que muchos de estos oficios desaparezcan. Pero no nos llevemos las manos a la cabeza, no todo es destrucción, con las nuevas tecnologías surgen, a la vez, nuevos tipos de trabajo que contrarrestan estas pérdidas.
              
              Los oficios y trabajos tradicionales que realizaron nuestros padres y abuelos, y que en su día fueron imprescindibles para la sociedad, los recordaremos siempre con cariño, sobre todo quienes los conocieron, y con un especial reconocimiento hacia esos trabajadores, piezas clave en una economía rural como ha sido Sos, que trabajaron de sol a sol para ganar el sustento del núcleo familiar o para ayudar al mismo en una economía que en muchas ocasiones era de subsistencia.
                Como sería muy laborioso tratar individualmente todos estos oficios, en este post, y a modo de homenaje a todos ellos, vamos a referirnos especialmente al último de los citados en la relación de oficios anteriormente nombrados; al de las costureras; actividad que,  aunque ya nadie se  dedique a ella en Sos, ha conseguido perdurar en el tiempo, pues la costura es uno de los oficios artesanos que sigue en auge…. Y además Sos ha sido de siempre un pueblo con una gran tradición textil desde hace siglos.
               La costura es un arte con más de 20.000 años de antigüedad. Se tiene constancia que en las dos primeras décadas del Quinientos, sobre un censo de unos 450 habitantes, la industria textil en Sos dio trabajo, al menos, a 47 personas, de las cuales 21 fueron tejedores, 16 sastres, 8 pelaires, un calcetero y un tintorero[1], y esto se refleja fielmente en los inventarios de sus bienes,confirmando la práctica de actividades artesanales en sus casas, pues en la gran mayoría de relaciones de propiedades se mencionan fibras textiles, sobre todo de lino, estopa, cáñamo y lana[2].
           También, entre los judíos de Sos abundaron los tejedores y sastres. No sabemos cuántos había, pero sí tenemos constancia de su número tras la expulsión de los judíos, pues para cubrir los trabajos artesanos dejados por los hebreos vinieron a Sos numerosos inmigrantes artesanos. Sólo entre 1492 y 1498 se constata la presencia de cuatro tejedores y cuatro sastres[3] , llamándose uno de ellos Juan de Murillo.
                La moda fue cambiando con el tiempo y con ella la confección de las diversas prendas de vestir y la aparición de nuevos tejidos, pero para confeccionar tanto la ropa  de modas anteriores como la más moderna o cualquier otro artículo textil ( cortinas, tapices, manteles…) siempre se han necesitado costureras. Las costureras remendaban costuras rasgadas, bordaban, cosían botones, fruncían, cosían y realizaban cualquier labor relacionada con los arreglos de  prendas textiles, bien fueran en modo de confección, remiendos ,arreglos ornamentales u otro tipo de aplicación de las mismas. Cuenta la tradición que en sus trabajos se “quemaban” los ojos por coser a la luz de las velas, por eso Santa Lucía es, además de los ciegos, la patrona de modistas y costureras.
               
Antigua máquina de coser "SINGER"
                    Con el paso del tiempo el trabajo manual fue reemplazado por la industria y la manufactura mecánica, incrementando la capacidad de producción y disminuyendo el tiempo de fabricación y arreglos de telas y ropas. Uno de los primeros inventos que llegaron a España a principios del siglo XX para facilitar la labor de las costureras fue la máquina de coser, un novedoso artilugio que a través de una fuerza motriz originada mediante un pedal que se accionaba con el pie, transmitía, a través de una gran polea con una cuerda, la fuerza necesaria para mover a gran velocidad una aguja enebrada con un hilo de coser que multiplicaba velozmente las puntadas a realizar. Todo un avance en el mundo de la costura donde la empresa Singer fue la mayor exponente en nuestro país. Miles de estas primeras máquinas de coser empezaron a venderse en España. En Sos del Rey Católico fue Prudencio Gaztelu quien a principios de siglo llevaba la representación de las máquinas de coser Singer.
                A principios del siglo XX fueron muchas las costureras y modistas en Sos que se dedicaban a arreglar ropa, pues la manera de proveerse de ropa era, sobre todo en las clases sociales menos favorecidas, a través de la costura en el hogar, habilidad que toda mujer debía saber dominar desde su más temprana edad, ofreciendo algunas de ellas sus servicios a las casas más pudientes y de esta forma conseguir una pequeña retribución para aliviar algo sus economías domésticas que en muchos casos, y en tiempos difíciles, llegaba a ser precarias, pero afortunadamente el trabajo no faltaba; siempre había alguien en el pueblo que necesitaba arreglar una camisa, pantalón, blusa, vestido, falda, o incluso confeccionarse un traje, unas cortinas o cualquier otra prenda textil.
                Algunas costureras de Sos consiguieron hacer de su arte un oficio y se desplazaron a Zaragoza para incorporarse en talleres textiles o trabajando por cuenta propia ofreciendo sus servicios a las casas de los burgueses.
             Recordemos, entre otras muchas costureras, a Javiera Campaña, quien a principios de siglo también ejercía como planchadora y realizaba labores de alta costura; Purificación Villacampa, costurera y modista; Juana Iriarte, que hacía arreglos de costura para ayudar a la economía familiar y sacar adelante a su numerosa prole; Pilar Bueno Ibañez, modista de profesión que vió truncada su trayectoria profesional al ser fusilada en Madrid en 1939 cuando contaba tan sólo con 27 años de edad (Fue una de “las trece rosas” fusiladas en el cementerio de la Almudena, en Madrid); Isabel Artigas, Guadalupe Gayarre, Aurea Canaluche, Emiliana Gardé, Modesta Mojón y otras muchas que, hasta hace algunas décadas, en muchas ocasiones visitaban a las familias del municipio para hacer arreglos en su ropa. Arreglos que hoy en día ya no se hacen porque resulta más económico comprar una prenda nueva que mandarla a arreglar. 
               Hoy en día este oficio ha desaparecido de muchos pueblos y lo poco que queda de él se ha visto reducido a una simple “tienda de arreglos” en la capital, uno de los negocios que se beneficia de la crisis ya que muchas personas tampoco pueden permitirse la cultura del “usar y tirar” y mandan a arreglar la ropa, volviendo a aparecer incluso el “servicio a domicilio”. Lo que sí que ha perdurado es la ”alta costura” pero eso es ya otro tema.






[1] Abellá Samitier, J. La villa aragonesa de Sos, pp. 544-555
[2] Idem, pp. 545-551.
[3] Ibidem







BIBLIOGRAFÍA

-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Sos en la Baja Edad Media. I.F.C. (C.S.I.C.) Zaragoza, 2012

domingo, 12 de mayo de 2019

LA CIGÜEÑA



Cigüeña blanca (ciconia ciconia)
                    El refranero popular dice que “por San Blas (principios del mes de febrero), la cigüeña verás; y si está cerca el verano, más temprano”.

           
Cigüeña y su nido. Torre del campanario de la iglesia de San José en Camporreal
(Sos del Rey Católico)
     
En el casco urbano de Sos es muy raro ver estas aves migratorias debido al abrupto y boscoso paisaje que lo rodea, pues las cigüeñas prefieren, para anidar, zonas con cobertura vegetal más baja, pastizales abiertos, zonas verdes húmedas o periódicamente inundadas y poco profundas, zonas de cultivo… Es por esto que tenemos que llegar a terreno llano para poder verlas, como es Camporreal, pedanía de Sos del Rey Católico situada al noreste del casco urbano a mitad de camino en dirección a Sangüesa, casi en el límite con la provincia de Navarra, donde el valle del Onsella se expande y el terreno llano, sin apenas vegetación arbórea, se cubre de tierras de cultivo, huertas, humedales y pastizales. Allí en Camporreal, o Campo Real, en lo alto de la torre del campanario de la iglesia, una familia de cigüeñas blancas regresa para anidar, fiel a su cita, por San Blas, desde hace varios años.

            La cigüeña blanca (ciconia ciconia) es un ave zancuda de gran tamaño perteneciente a la familia ciconiidae, midiendo un promedio de entre 100 y 115 cm desde la punta del pico hasta el extremo de la cola. Su plumaje es blanco en todo el cuerpo excepto en las plumas de vuelo y las coberteras de las alas, que son negras, pudiendo llegar a tener una envergadura de alas entre 155 y 215 cm. Poseen patas largas de color rojo anaranjado y un largo pico recto y puntiagudo también rojizo, que le sirve para capturar sus presas.
            La cigüeña es un ave migratoria frecuentemente colonial, reuniéndose en grandes congregaciones para criar. Está adaptada perfectamente a la presencia humana y construye sus nidos en las zonas altas de todo tipo de construcciones, desde iglesias y edificios monumentales hasta silos, depósitos de agua, chimeneas, torres de electricidad, casas de campo…, aunque también los construyen en árboles y, en menor medida, en rocas. Estos nidos son “restaurados” todos los años por la pareja de cigüeñas que regresa al mismo nido del año anterior y pueden  alcanzar hasta los dos metros de diámetro y llegar a pesar hasta 400 o más kilos.
        Por norma general la cigüeña es un ave bastante silenciosa, aunque hay veces que emite un característico sonido, parecido a un rítmico castañeteo, producido al entrechocar las mandíbulas, conocido como “crotoreo”, y que suelen emitir como señal de alarma ante la presencia de individuos extraños en las proximidades del nido, cuando se excita o como cortejo o salutación hacia su pareja, diferenciándose cada caso, dependiendo de la situación, aumentando o disminuyendo el ritmo, intensidad, volumen o duración del crotoreo.
            Para buscar alimento rastrea en un radio no superior a 5 Km de su nido por todo tipo de terrenos. Por eso su alimentación es de lo más variada, basada en grandes y pequeños artrópodos, como saltamontes, escarabajos, langostas o grillos; invertebrados, en particular lombrices de tierra y gusanos; vertebrados, como ratones, topillos, musarañas, culebras, lagartijas, ranas, sapos, peces y hasta polluelos de otras pequeñas aves. La depredación de estos pequeños animales que resultan tan perjudiciales para los cultivos es una de las razones por las que se consideran a las cigüeñas como aves benefactoras para la agicultura.

            Cuando llegue septiembre, la familia de cigüeñas del campanario de la iglesia de San José, en Camporreal, emigrará, junto a otras muchas compañeras, hacia tierras africanas, y en febrero del siguiente año, por San Blas,…¡la verás!




BIBLIOGRAFÍA

En la web:
-www.curiosfera.com. Cigüeña
-www.nationalgeographic.com. Las cigüeñas.
-Wikipedia. Ciconia ciconia

domingo, 5 de mayo de 2019

MEDIDAS MEDIEVALES EN EL MERCADO DE SOS


               
Plaza del mercado medieval y vara aragonesa (patrón de medida lineal) Sos del Rey Católico

                Hasta 1849 cada región, comarca, e incluso pueblo,  utilizaba un sistema de medidas y ponderales privativo de cada uno de los antiguos reinos de la Península; si a esto le añadimos las mutaciones que experimentaron a lo largo de los siglos estos sistemas de medidas en algunos territorios y el hecho de que en otros lugares permanecieran invariables, la diversidad de medidas y de sistemas de medidas existentes  creaba tal confusión entre mercaderes y consumidores que era imperativo establecer un orden  y unificarlas.  Para ello, en 1849 fue declarado obligatorio en España el sistema métrico decimal.
                Hasta entonces, el sistema de pesos y medidas aragonés tuvo su origen institucional en las Cortes de Monzón de 1552-1553. En ellas  se implantaron en todo Aragón las disposiciones legales  referentes a un mismo sistema y patrón de  pesos y medidas que debían ajustarse en todo el territorio aragonés, a excepción de las comunidades de Teruel y Albarracín[1].
               Y no fue este el único intento de unificar criterios en lo referente a la mensuración de pesos y medidas. Ya en 1514, Fernando “el Católico”, para acabar con el fraude de los comerciantes promulgó las “Ordenanzas sobre Pesos y Medidas” del Reino de Navarra, decretando la unificación de los mismos[2].
                Pero el hecho es que estos intentos de unificación metrológica no obtuvieron el éxito deseado en Aragón y sólo se siguió parcialmente en algunos lugares, continuando otras zonas con sus métodos y medidas tradicionales. Este desigual seguimiento de unificación se debió, en algunos casos, a la dificultad que le implicaba a mucha gente adaptarse a nuevas medidas y metrajes, y en otros  a la comodidad que les suponía continuar con el sistema de medidas tradicional usado desde siempre. Aún a día de hoy hay pueblos y lugares en la geografía aragonesa que todavía conservan intactas algunas medidas medievales, valorando, por ejemplo, sus campos de cereal por fanegas.
               No vamos a nombrar los numerosos sistemas y unidades de medidas que existían en Aragón porque es un tema un tanto complejo dada su variedad y diversidad de equivalencias, pero más adelante citaremos algunas medidas aragonesas del siglo XV que, lógicamente, también se usaban en Sos.
              Aunque la información sobre pesos y medidas antiguas ha sido estudiada e investigada por numerosos estudiosos y está recogida en completos y excelentes textos escritos sobre el tema, existen determinados documentos de la Edad Media en diferentes pueblos y ciudades de España donde aparecen valiosísimos datos testimoniales sobre el sistema metrológico medieval, tipos de medidas que se usaban y otros aspectos de gran interés. Nos estamos refiriendo a las actas conservadas sobre la prestación de juramento en la toma de posesión de cargo del  almutafaz de la población y de los actos que acompañaban a esta toma de posesión. En estas actas se expone que una vez prestado juramento el almutazaf entrante, recibía de manos de los jurados del municipio el conjunto de patrones metrológicos, objetos e instrumentos de mensuración que constituían el sistema metrológico de la villa o ciudad, quedando bajo la custodia del almutafaz como fiel depositario de los mismos, y detallando a continuación un inventario de cada uno de los objetos entregados.
              En Sos del Rey Católico existe uno de estos documentos fechado el 17 de octubre de 1484[3]. En él, y en presencia de los jurados de la Villa, testigos, notario y el almutazaf saliente Eximen Chorino, toman posesión de su cargo como almutazafes entrantes Sancho Guerrero y Martín Pintano, a quienes los jurados les hacen entrega de los diversos materiales e instrumentos de pesos y medidas de la villa, detallando el inventario de los mismos, entre los que se encuentran: una fanega herrada, un cuartal, un almuz, medio cántaro, balanzas, varias piezas de libras y onzas de diferentes gramajes y otros utensilios.
            A continuación se exponen algunos de los pesos y medidas más usados en el mercado de Sos en el siglo XV y que también lo fueron en otras zonas de Aragón, su equivalencia fraccionada y su equivalente métrico, aunque la equivalencia podía variar de una zona a otra, aun cuando estas estuvieran muy próximas.

 PESOS Y MEDIDAS ARAGONESES DEL SIGLO XV.

Medidas lineales
-CODO lineal (Vara aragonesa)= 3 pies = 4 palmos=768,95 mm
-PIE lineal (tercia)(768,95/3)=… 12 pulgadas  = 256,316 mm
-PALMO lineal (cuarta)=………. 12 dedos = 192,237 mm
-PULGADA líneal  =.................. 21,359 mm
-DEDO lineal= ............................16,019 mm

 Unidades ponderales
-QUINTAL =……………………………..4 arrobas =50,52 kilogramos
-ARROBA pond.=……………………...36 libras=12,63 kilogramos
-LIBRA (alizaria o carnicera) =............36 onzas =1,052 kilogramos
-LIBRA = ……………………………… 12 onzas=350,835 gramos
-MARCO = ……………………………….8 onzas=233,89 gramos
-ONZA =…………………………………16 arienzos =29,236 gramos
-ARIENZO =…………………………….32 granos=1,827 gramos

 Medidas de áridos
-CODO cúbico = ..............1,5 sacos = 27 pies cúbicos = 454,668 litros
-SACO = ..........................1,5 cahíces = 18 pies cúbicos = 303,11 litros
-CAHÍZ = .........................4 arrobas (capac.) = 12 pies cúbicos = 202,08 litros
-ARROBA (capac.) =...... 2 fanegas = 3 pies cúbicos = 50,52 litros
-FANEGA (o «media») = 1/8 de cahíz = 25,26 litros
-CUARTAL—Capac. teórica :.... 1/24 del cahíz =8,42 litros
                  —Capac. real :..........1/26 del cahíz = 7,772 litros
-ALMUD    —Capac. teórica :.... 1/96 del cahíz=2,195 litros
                  —Capac. real :......... 1/104 del cahíz = 1,943 litros

 Medidas de aceite
-ARROBA (cántaro) =............... 24 libras =9,3 litros
-LIBRA = ..................................12 onzas = 0,3875 litros
-DINERAL = ..............................4 onzas = 0,129 litros

 Medidas de vino
-NIETRO (carga) = ..................16 mediales (arrobas o cántaros) = 158,4 litros
-ALQUEZ = ..............................12 cántaros= 11,88 litros
-MEDIAL (arroba o cántaro) =... 2 cuartas = 0,9 litros
-CUARTA = ..............................1/32 del nietro = 4,95 litros
-MENSURA = ...........................1/4 de la cuarta = 1,237 litros (Esta última medida de venta al por menor, variaba su magnitud).
Cuartal con rasero (europeana.nialloleary.ie)
              
          Evidentemente existían más medidas de peso y capacidad, pero prácticamente no eran usadas por el almutazaf en el mercado, como el grano, equivalente tan sólo a 0,05 gramos o la carga, unidad tanto de capacidad como de peso, que era la cantidad de grano que podía acarrear una caballería, equivalente a tres quintales (151,56 kilogramos). Asímismo, existían otros tipos de medidas, como las de superficie o longitud, que tampoco usaba el almutazaf en el mercado.
                Respecto a los pesos y medidas usados en los mercados medievales hay que reseñar que los concejos marcaban con una señal característica todos los recipientes o patrones de medida que usaba el almutafaz, siendo distinta esta señal en cada pueblo o comarca para así advertir a los comerciantes del tipo de medidas "oficiales" que regían en cada pueblo y que debían usar para, de este modo, evitar fraudes en las operaciones comerciales, pues la metrología en otras zonas del Reino no estaba unificada y una arroba no tenía la misma capacidad, por ejemplo, en Jaca que en Sos.
               
Almud (todocoleccion.net)
Sabemos que se marcaban los patrones de medir porque en el documento de Sos antes mencionado, entre los utensilios que recibe en depósito el almutafaz, figura ”hun sillo de fierro de señalar las mesuras” (un sello de hierro para señalar, o marcar, las medidas). Así como en otro documento del Libro de Actas de la ciudad de Zaragoza del año 1442, en el que se refleja el juramento del almutazaf entrante, se detallan todos los patrones que integraban el sistema de pesos y medidas necesarios para la mensuración que el almutafaz cesante le entregaba, y entre un largo listado de varias piezas de marcos, onzas, libras, balanzas y otras medidas aparecen “dos señaladores de fierro con armas de león el uno pora señalar rovas el otro pora señalar coudos”; advirtiendo asimismo que faltan otros “dos señaladores de fierro el uno pora coudos et el otro pora fanegas e rovas”[4]
                No sabemos cuál era el sello identificativo de los pesos y medidas de Sos, pues no existe documentación al respecto, ni tampoco se ha conservado ni ha llegado hasta nuestros días ni el mencionado sello de marcar ni ningún patrón oficial de medidas de antaño, pero Loli Ibáñez, en su blog de la “Ruta del Tiempo” nos ofrece una teoría, nada descabellada y bastante acertada y verosímil, que dicha marca podría tratarse de una flor de cuatro pétalos (ver aquí) que podemos ver tallada en la clave del arco de entrada a la Lonja de Sos y en los arcos ojivales del Mercado en la Plaza de la Villa, lugares, ambos, donde se realizaban las transacciones comerciales en la Edad Media.

Flor de cuatro pétalos en la clave del arco de entrada a la Lonja de Sos

Flor de cuatro pétalos en los arcos del mercado medieval de la plaza de la Villa





[1] A.D.Z. Actas de Cortes de Monzón 1552-53, ms.171, f. 282
[2] Nueva recopilación de las leyes del Reino de Navarra. Oficina de Joseph Joachin Martínez. Libro I. Tít. XXVIII, pp.919-922.
[3] A.H.P.S., Miguel del Sen. P. 446, f. 6v.
[4] A.M.Z. (Archivo municipal de Zaragoza) Actos de 1442, f. 3-3v. En  Sistema aragonés de pesos y medidas. Pablo Lara Izquierdo. Editorial Guara. Zaragoza, 1984







BIBLIOGRAFÍA

-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Selección de documentos de la villa aragonesa de Sos (1202-1533) I.F.C. Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 2009.
-LARA IZQUIERDO, PABLO. Sistema aragonés de pesos y medidas. La metrología histórica aragonesa y sus relaciones con la castellana. Editorial Guara. Colección básica aragonesa, 45. Zaragoza, 1984.
-RÍOS, ARMANDO. Medir sin metro. IV Centenario de El Quijote. Exposición conmemorativa. Ayuntamiento de Ávila. Salamanca, 2006.
-Nueva Recopilación de las leyes del Reino de Navarra. Oficina de Joseph Joachin Martínez. Pamplona, 1735.
En la web:
-Blog de Loli Ibáñez “Ruta del tiempo”