domingo, 24 de febrero de 2019

MARIANO RICARDO LACOSTA REMÓN



        Mariano Ricardo Lacosta Remón nació en Sos del Rey Católico y fue licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid. El 30 de abril de 1903 fue elegido diputado del congreso por el distrito de Ejea de los Caballeros, ostentando este cargo, según el Archivo Histórico de Diputados, desde el 25 de enero de 1904 hasta el 17 de agosto de 1905.
             Entre el 15/06/1917 y el 5/11/1917 fue gobernador civil de la provincia de Huesca.
           Ricardo Lacosta fue uno de los últimos gobernadores de Filipinas. El zaragozano ministro canovista de Ultramar Tomás Castellano Villarroya (1895-1897) “promocionó y proyectó políticamente a gente de su entorno más cercano, a menudo designándola para ocupar cargos en Cuba o en Filipinas”[1], de este modo, designó a D. Ricardo Lacosta, entre otros, como gobernador civil en Filipinas.
           
          El 23 de mayo de 1895 Lacosta marchó a Barcelona, donde embarcará rumbo a Filipinas[2] como gobernador de la región de Ambos Camarines (Norte y Sur), antigua provincia filipina situada al sureste de la isla de Luzón, en la península de Bícol, y con capital en la antigua ciudad de Nueva Cáceres, cesando en su cargo el 11 de febrero de 1898, poco antes de la derrota española en la Guerra Hispano- Estadounidense, tras la que Filipinas pasó a los Estados Unidos según lo dispuesto en el tratado de París, estableciendo los americanos en  Filipinas un gobierno militar provisional hasta 1901.  
          La excelente labor, valentía y celo con que Lacosta desempeñó sus funciones en el archipiélago filipino no pasaron desapercibidos para las autoridades civiles y militares, que en un escrito oficial enviado desde Nueva Cáceres a España exalta la valentía y el buen hacer del aragonés, publicado por el periódico madrileño “La Época”, haciéndose eco de la carta el Diario de Huesca: «…Aquí se asegura que el general Blanco no puede emprender una persecución enérgica mientras no lleguen las tropas que la patria envía para arrasar la provincia de Cavite y parte de la de Manila, y enviar guarnición á esta cabecera, á Nueva Ecija y á otras. Créese que los alzados en armas en los diversos puntos del Archipiélago, pasan de 30 á 40.000 indios, muchos armados con fusiles, los demás con armas blancas, pero juramentados. Tenemos aquí, como usted sabe, para la defensa del orden público en toda la provincia, 150 guardias civiles indígenas, con jefe, oficiales y sargentos españoles. El gobernador, Sr. Lacosta (D. Ricardo), un aragonés tan honrado como valiente, y tan recto como previsor, presta desde el primer momento su atención especialísima al mantenimiento del orden, y ha dictado las medidas más en armonía con las necesidades que impone la defensa de nuestra raza. Por de pronto ha concentrado en la cabecera la mayor parte de aquella guardia, ha mandado ejercer y ejerce una vigilancia exquisita sobre algunos indios y mestizos sospechosos y otros que no lo han sido hasta ahora. Además, ha formado entre todos los españoles que aquí residen, tres grupos de 16 á 20 personas… Cada grupo hace seis horas de guardia… Hay muchos españoles que no tienen fusil ni escopeta; pero este dignísimo gobernador ya los ha pedido á Manila y espera recibir pronto esas armas. Mientras tanto, el patriotismo de la colonia española y el celo y la energía aragonesa del Sr. Lacosta, suplirán otros medios de lucha, si estos cobardes filibusteros se atreviesen á poner á prueba el temple de nuestro corazón. Con D. Ricardo Lacosta, hijo valiente y pundonoroso de Cinco Villas, amigo particular á quien consideramos y queremos mucho, está en Nueva-Cáceres un hijo de esta provincia, en el ejercicio del cargo de Interventor de Hacienda, D. Ramón Zaidín, en cuyas últimas cartas particulares se hacen grandes y justos elogios de la gestión del señor Lacosta y protestas de ferviente patriotismo, anunciándose resoluciones enérgicas para defender el honor nacional hasta el sacrificio de la vida. Los españoles que hay en Nueva Cáceres son pocos, pero de espíritu superior y de gran fortaleza de ánimo”[3].
    En 1987 fue nombrado y galardonado con la Encomienda de Número de la Real Orden de Isabel la Católica(ver).
    D. Ricardo Lacosta regresó a su pueblo natal, para descansar, en junio de 1898[4]
    
                 

D. Mariano Ricardo Lacosta Remón




[1] Alberto Sabio Alcutén. “Un rasgo de política monetaria en tiempo de guerra: el canje de moneda en Cuba y Puerto Rico (1895-1898)” Revista Tiempos de América nº 3-4,  pp. 3-18. Revista de historia, cultura y territorio. Universidad Jaume I. Centro de Investigaciones de América Latina. Castellón,1999.
[2] Diario de Huesca, 24 de mayo de 1895.
[3] Diario de Huesca. Año XXII, nº 6145, pp. 9-10. 6 de noviembre de 1896.
[4] Heraldo de Navarra nº 358. 18 de Julio de 1898, p.1





BIBLIOGRAFÍA

-SABIO ALCUTÉN, ALBERTO. “Un rasgo de política monetaria en tiempo de guerra: el canje de moneda en Cuba y Puerto Rico (1895-1898)” Revista “Tiempos de América” nº 3-4. Universidad Jaume I. Centro de Investigaciones de América Latina. Castellón, 1999.
- Diario de Huesca, año XXI, nº 5699; 24 de mayo de 1895.
-Gaceta de Madrid nº 166; 15/06/1917
-Heraldo de Navarra nº 358. 18 de Junio de 1898
En la web:
-A.H.P.de Huesca. (Boletín oficial de la prov. de Huesca)
-www.congreso.es. Archivo Histórico de Diputados

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