sábado, 27 de febrero de 2016

FERNANDO EL CATÓLICO RECIBIDO A PEDRADAS


Palacio de los Vivero (Valladolid)

            Tras no pocas vicisitudes de todos conocidas, Fernando e Isabel decidieron casarse clandestinamente. La noche del 14 de octubre de 1469 se produjo el encuentro de ambos contrayentes en el palacio de los Viveros de Valladolid. Para ello Isabel escapó de Ocaña, de la custodia de don Juan Pacheco, con la excusa de visitar la tumba de su hermano Alfonso, que reposaba en Ávila, y Fernando salió de Aragón, cruzando Castilla, disfrazado de arriero para evitar ser descubierto.
Cuando Fernando y su escolta llegaron al Burgo de Osma llamaron a las puertas del castillo y los del interior, confundiéndolos por bandidos, les arrojaron una lluvia de piedras que alcanzaron la oreja de Fernando.

Cuando finalmente llegaron a su destino, el palacio de los Vivero, en Valladolid, y al consabido ¡ah de la casa!, el centinela del palacio arrojó una pesada piedra que casi desnuca al futuro esposo, gritando éste: “…que soy yo, Fernando, Príncipe de Aragón”.









 BIBLIOGRAFÍA

-CAROLINA-DAFNE ALONSO-CORTÉS. El caballero de la reina Isabel. Knossos. Madrid, 2013.
En la web:
-www.reinacatolica.org. V centenario Reina Católica. Instituto de Historia Eclesiástica Isabel la Católica.


















LAS CASICAS DEL CURA



Están ahí, en un rincón de un extremo del pueblo, semiescondidas a la sombra del Parador de Turismo, apenas visibles para el visitante, en un callejón sin salida y con un casi inexistente acceso al mismo, sin circulación rodada ni peatonal, desconocidas para muchos, solas, aisladas, al final del pueblo, como marginadas, pero ahí están desde los primeros años del siglo XX. Son "las casicas del cura".

"Las casicas del cura", tras el Parador de Turismo de Sos.
     A principios del siglo pasado, se construyeron un tipo de viviendas más económicas que el resto de edificaciones dirigidas a economías más modestas. Eran edificaciones sencillas, emparentadas en general con los cánones de la arquitectura popular de la zona, pero más pequeñas, con unos materiales de construcción más económicos y edificadas sobre suelo más barato. El párroco de Sos cedió estas viviendas a las familias del municipio más necesitadas. Desde entonces se las conoce como "las casicas del cura".

Y ahí están, en pie y mostrándose humildes, aun sabiendo que nunca podrán competir con la majestuosidad arquitectónica del resto del municipio, y al mismo tiempo mostrándose orgullosas por formar parte del mismo ,aunque sea desde un pequeño, pero humilde, rincón de un extremo del pueblo.




sábado, 20 de febrero de 2016

RUTA DE LAS JUDERÍAS. LA JUDERÍA DE LUESIA

           


Barrio judío. Luesia
                    Al sur de la Sierra de Santo Domingo y a 35 km. de Sos, tras pasar Uncastillo, se encuentra la localidad de Luesia, situada en el margen izquierdo del río Arba.
            Ramón Berenguer IV otorgó al municipio el Fuero de Jaca, favoreciendo la llegada a la villa de Luesia de los primeros pobladores de religión hebrea, quienes a comienzos del siglo XV habitaban una treintena de hogares (unos 120-135 individuos), por lo que esta población fue bastante numerosa y significativa en la villa.
Barrio judío. Luesia
          






             Igual que el resto de las juderías de las Cinco Villas la aljama se concentró en los alrededores del castillo de la villa, ubicada actualmente en el barrio de San Juan, donde paseando por sus estrechas calles todavía podemos ver el arco de acceso a la sinagoga. También podemos observar en los muros de algunas casas judías leyendas escritas en hebreo, así como apreciar la impronta arquitectónica de la cultura hebrea en las jambas de las puertas de las casas, las características mezuzot.
 
Mezuzah en el barrio judío de Luesia
           



               Uno de los judíos con más renombre en Luesia fue Azach Rima, sin duda debido a su relación con las actividades crediticias practicadas en las Cinco Villas. Sólamente en Sos, según las deudas revisadas en 1474, algunos vecinos de esta villa habían recibido un total de 52 préstamos por parte del judío luesiano[1].

Calle del barrio judío. Luesia.






[1] A.H.P.S., Martín de Ampiedes, p. 394, s.f.






 BIBLIOGRAFÍA

-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Sos en la Baja Edad Media. Una villa aragonesa de frontera. I.F.C. (C.S.I.C.) Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 2012.
En la web:
-www.comarcacincovillas.com. Luesia






VIAJAR A SANGÜESA: 2 PESETAS

         En 1842 se abrió la primera carretera que desde Sos llegaba a Sangüesa. Caballerías, carros y carretas circulaban por ella desde su inauguración.
                        Se tiene constancia que en 1902 el servicio en carruaje de Sos a Sangüesa era diario a las 7 de la mañana y costaba 2 pesetas, y el viaje a Gallur salía a las 6 de la mañana y el precio del billete era de 7,5 pesetas.


sábado, 13 de febrero de 2016

RUTA DE LAS JUDERÍAS. LA JUDERÍA DE BIEL

La de Biel es la segunda aljama en importancia de las Cinco Villas tras la de Ejea de los Caballeros. Para llegar a Biel hay que tomar la CV-841 en la cima del puerto de Sos, y desde aquí, a 47 kilómetros, tras pasar Uncastillo y Luesia, llegamos a esta bella localidad de las Cinco Villas. 
         A principios del siglo XV más de la mitad de la población de Biel eran judíos, atraídos por las importantes ventajas fiscales que se ofrecían en las cartas de población para atraer habitantes al municipio.Según el censo de 1405, se contabilizan en Biel 51 fuegos judíos (unas 200-225 personas) frente a 46 fuegos cristianos, y en 1485 la población judía ascendió hasta los 325 habitantes.Tras la expulsión, la mitad de ellos marcharon a Sangüesa, pero cuando en Navarra también se decretó la expulsión, sólo un 30% salieron de España rumbo a Nápoles, mientras que el resto se convirtió al cristianismo y regresaron a Biel, tomando apellidos como Navarro, Sánchez o González, entre otros.
       La judería estaba situada al norte de la población, a partir de la Plaza Baja, y ocupaba prácticamente la mitad del casco urbano. Tenía dos centros principales: el social, en la plaza de Caudevilla (ya se llamaba así en el siglo XVI), que era la zona comercial y el lugar en donde se juntaban los judíos para celebrar sus fiestas, y la zona religiosa, situada en la calle Barrio Verde, donde se encontraba la sinagoga y que tendría el nombre de la carrera de la Sinagoga.
   Las calles que conforman el barrio conservan el característico entramado laberíntico típico de las aljamas judías.
Tras la expulsión de los judíos el edificio de la sinagoga en lugar de ser donado al concejo por parte del señor de la Villa, que era el arzobispo de Zaragoza, como hizo en otros casos, fue subastado en la planta baja y, después de varias peripecias fue adjudicado al concejo, que lo utilizó para dependencias municipales. Sin embargo, parece que no era un bien apetecible porque el concejo lo vuelve a vender en 1523 con una cláusula en el contrato de venta que dice que se seguirá utilizando como tal hasta que se termine “otra casa del pueblo” que, lo más seguro, es la actual casa de la Villa. Actualmente el edificio de la sinagoga es conocido en el municipio como "Casa de la Pelegrina".
      Los judíos de Biel, al igual que el resto de las otras villas colindantes eran fundamentalmente artesanos, sobre todo de la piel (pelliceros, zapateros) y del tejido (tejedores, sastres...). Pero también eran prestamistas, como así lo fueron Azach Gualit o David Jana. Este último, además de ser gran propietario agrícola y comerciante, realizaba préstamos por todas las Cinco Villas e incluso en la zona de Jaca. David Jana, combinó los pequeños préstamos a personas necesitadas con la compra de censales a municipios, llegándose a documentar la adquisición de deuda pública hasta en 18 localidades distintas, según las investigaciones de M.A.Motis, lo que le reportó unos sustanciosos ingresos. Posiblemente este rico judío vivía en la que hoy es la casa del Marqués,en lo alto del barrio, al otro extremo de la torre medieval.











        Como curiosidad, las diferentes procesiones católicas (Viernes Santo, Santa Ana, San Antonio...) no pasaban por la calle Barrio Verde porque, según cuenta la tradición, no puede pasar por delante de la iglesia de los judíos.



BIBLIOGRAFÍA

En la web:
-user.salleurl.edu. La latente huella de Sefarad en Aragón. Genoveva Crespo. ( Reportaje de Heraldo de Aragón)
-www.lavilladebiel.com. La judería de Biel. José Luis Lasheras.

jueves, 4 de febrero de 2016

ARQUITECTO SAINZ DE VICUÑA

Dn. Manuel Sainz de Vicuña y García Prieto fue el ilustre arquitecto que edificó el Parador Nacional de Turismo Fernando II de Aragón en Sos del Rey Católico, coincidiendo con la época del desarrollo turístico que vivió la transición española.
Sainz de Vicuña era nieto de Manuel García Prieto, jurista, político y presidente del Consejo de Ministros de España en 1912, recibiendo el título de Marqués de Alhucemas, creado el 5 de enero de 1911 por el rey Alfonso XIII, por lo que Manuel Sainz de Vicuña ostentó el título de III Marqués de Alhucemas desde 1963 hasta su fallecimiento en 2014, a los 97 años de edad.
Parador de Turismo. Sos del Rey Católico.
Entre sus muchos trabajos destaca la construcción del Parador de Turismo de Sos. Un edificio noble de estilo típico aragonés, conservando el ambiente monumental, histórico y artístico de la Villa, donde la piedra tallada y la madera son sus principales elementos. Arquitectónicamente su estructura se ha adaptado al accidentado terreno sobre el que se asienta, no excediéndose en altura para no sobresalir del resto de construcciones de la villa, por lo que su edificación resulta escalonada en alturas, permitiendo obtener de este modo unas magnificas vistas tanto del paisaje como del pueblo.

El Parador fue inaugurado en 1975(ver parador)dedicando el Ayuntamiento una calle al ilustre arquitecto Sainz de Vicuña.



Parador de Turismo "Fernando II de Aragón". Sos del Rey Católico.

RUTA DE LOS CASTILLOS: PEÑA AYLLÓN EN UNCASTILLO

Torre del castillo. Uncastillo o Peña Ayllón
Ubicación
El castillo está ubicado en la localidad de Uncastillo, asentado sobre un montículo rocoso llamado Peña Ayllón, desde donde se domina todo el paisaje, con laderas muy escarpadas y entre los cauces de los ríos Riguel y Cadenas, que hacían la función de fosos. La fortaleza también recibe el nombre de Peña Ayllón o Unum Castrum.

Historia
El castillo es de origen musulmán, siendo levantado durante la breve dominación islámica en la comarca. Tras el avance cristiano, aparece documentado en el año 921 bajo el nombre de Unum Castrum en poder de Sancho I de Pamplona. De nuevo fue tomado por los árabes de Banu Qasi y recuperado después por Sancho Garcés II en 971 en su campaña de los Arbas.
Es decir, estuvo involucrado en las constantes luchas fronterizas entre musulmanes y cristianos en la zona, formando posteriormente parte de los castillos de la llamada Marca Superior junto a otros castillos de la comarca (Sos, Luesia, Biel, Sibirana...)
Muralla sobre la peña
En los siglos X y XI el castillo estuvo en distintas manos desde la época de Sancho el Mayor, conociéndose desde entonces 20 tenentes hasta el año 1191, destacando de 1024 a 1033 Fortín Sánchez, y desde 1127 a 1134 los vizcondes de Verán. Uno de ellos, Arnaldo de Lascún, se rebeló en 1136 contra Ramiro I, pero los ciudadanos de Uncastillo apoyaron al monarca, por lo que la villa fue beneficiada con el premio de ser franquicia real. Conforme la reconquista iba avanzando, el castillo iba perdiendo su importancia.
En el siglo XIII, bajo el reinado de Jaime I, el rey lo cedió a Guillem de Montpellier en el año 1264 para controlar la frontera con Navarra. Alfonso III, cuando fue hecho prisionero por los unionistas en el año 1288, tuvo que entregar este castillo, junto con el de Sos y otros más.
Torre del homenaje ,edificada sobre la roca.
Entre los años 1291 y 1296 permaneció como rehén de Lope Ferrench de Luna por motivo del compromiso matrimonial entre Jaime II e Isabel de Castilla. Después tuvo como alcaldes a Miguel de Gurrea, Juan de Alagón y Pedro Sánchez de Uncastillo en 1396.
El episodio más importante de su historia ocurrió antes de las guerra de los Dos Pedros, cuando en 1363 se reunieron en el salón principal de su torre Pedro IV de Aragón, Carlos II de Navarra y Enrique de Trastámara para firmar una Alianza contra Pedro I de Castilla. La garantía de este acuerdo fue la entrega de Bernat de Cabrera como rehén y la conversión de éste en vasallo del rey de Navarra.
De los siglos XIII al XVIII vivió distintos episodios vinculados a su ubicación fronteriza entre Navarra y Aragón. Durante la Guerra de Sucesión fue partidario de Felipe V, pero se rindió a las tropas del Archiduque de Austria en 1705. En el siglo XVIII participó en la Guerra de la Independencia, hasta que en las guerras carlistas del mismo siglo fue parcialmente destruido al apoyar a la reina Isabel II.
Está declarado Conjunto Histórico Artístico por el Decreto del 12 de junio de 1966, bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.

Conjunto torre y palacio
Arte
Es una fortaleza de planta ovalada e irregular adaptada al terreno rocoso donde fue construido, de unos 115 x 75 metros y ocupa una superficie total de 6000 metros cuadrados. Este espacio está a su vez dividido en otro dos: el primero es el más grande, ubicado en el lado sur; en él se encuentra la puerta de entrada, en recodo, además tiene las escaleras excavadas en la roca, conservando un pozo en su interior; en el segundo espacio, situado en la zona más elevada, se encuentran dos torres gemelas unidas por muros levantados en los bordes de las peñas, llegando a hacer cortados de hasta 50 metros de altura, lo que hace que la fortaleza sea prácticamente inexpugnable. Interiormente presenta un pequeño patio de armas y el aljibe.
Torre del homenaje
 De las dos torres, la mejor conservada y que contiene un atractivo museo es la del homenaje, fechada en el siglo XIII, de unos 25 metros de altura y de planta cuadrada de 10 metros de lado, teniendo dos de ellos, el norte y el oeste, levantados al borde de la peña, como los muros, que han sido recientemente reconstruidos, apreciándose el contraste entre la piedra original y la reconstruida.
En sus otros dos lados, sur y este, hay dos puertas en arco de medio punto que daban acceso a la planta baja. Interiormente estaba dividida en tres plantas, con la característica de tener chimenea, construida en el siglo XIV, con distintas bocas por piso en la cara noroeste, sin duda debido al duro clima exterior.
 La planta baja está cubierta por bóveda de crucería gótica reforzada con nervaduras simples (s. XIV), para cuya sustentación fue preciso rehacer las cuatro esquinas de la fábrica románica y sustituirlas por una nueva cantería. Las otras dos plantas tienen arcos fajones sujetando los techos. La torre está rematada por almenas. Originariamente tendría una cuarta planta con cubierta a doble vertiente y vanos de acceso a cadalsos independientes, a juzgar por la disposición de los mechinales en la zona superior de la torre.
Torrecilla del palacete gótico
La torre, románica, presenta dos fases constructivas claramente distinguibles: una más antigua, perteneciente al reinado de Ramiro I, concretamente hacia los años 1050-1060, que en algunos lugares llega hasta la primera planta, siendo construido con sillares de piedra arenisca de gran calidad que alcanzan un grosor de 1,10 metros; y la otra, posterior, debió ser realizada a finales del siglo XII o comienzos del XIII.  
Algo más alejada de la muralla, la otra torre conserva un palacete gótico de la época de Pedro IV, en el siglo XIV, de planta rectangular de 16 por 10 metros con una esbelta torrecilla semioctogonal adosada al cuerpo del palacete por uno de sus lados que encierra una escalera de caracol para subir al piso alto y a la terraza, constituyendo una torre de vigía, conservando aspilleras y saeteras. Al exterior, tres impostas marcan la división de la torre en cuatro cuerpos. La planta superior está derruida y conserva restos de sus tres bóvedas de crucería y su chimenea, del mismo estilo que la de la otra torre.
En la zona norte del palacete se edificó una sala abovedada de la que queda el lienzo oeste provisto de dos arquerías apuntadas y una chimenea en el centro del muro
Torre de la iglesia de San Martín de Tours
Desde la terraza de la torre se pueden apreciar las diferentes formas de la fortaleza: en su recinto amurallado numerosas torres de planta rectangular de 7 metros de lado separadas por unos 15 metros unas de otras; el aljibe; restos de un torreón semejante al actual, que refuerza la idea de que en un primer momento la fortaleza estaba compuesta por dos torres; el patio de armas, donde recientes excavaciones han sacado a la luz restos de edificaciones, por lo que se deduce que la aldea medieval se encontraba dentro del actual recinto. También, de las recientes excavaciones e investigaciones se deduce que la puerta a todo el complejo amurallado estaba orientada hacia el sur bajo una torre hoy desaparecida, estando defendida por otra torre.
Igualmente puede apreciarse, a pocos metros, ya fuera del recinto, la bella torre de la iglesia de San Martín de Tours emergiendo entre los tejados de las casas.







BIBLIOGRAFÍA


-CABAÑERO SUBIZA, BERNABÉ. Los orígenes de la arquitectura medieval de las Cinco Villas (891-1105): entre la tradición y la renovación. Cuadernos de las Cinco Villas, 3.
-GIMÉNEZ APERTE, MANUEL. “Las Cinco Villas: tierra de castillos.” Zaragoza, la Provincia, nº 2. Junio, 2009.
-GUITART APARICIO, CRISTÓBAL. Castillos de Aragón, II. Librería General. Zaragoza, 1999.
En la web:
-www.castillosdearagon.es. Castillo de Peña Ayllón en Uncastillo
-www.castillosnet.org. Uncastillo.
-www.patrimonioculturaldearagon.es. Uncastillo.
-www.romanicoaragones.com. Uncastillo. Castillo. Pág. de A. García Omedes.


    

lunes, 1 de febrero de 2016

IGLESIA DE SAN ESTEBAN.INTERIOR DEL TEMPLO

Tras cruzar la amplia puerta de nogal, del siglo XVIII, de la maravillosa portada románica de la iglesia de San Esteban(ver portada) accedemos al interior del templo.
Iglesia de San Esteban. Absides. Sos del Rey Católico
Situándonos en el fondo de la iglesia vemos su arquitectura formada a base de tres naves paralelas, más ancha y elevada la central, rematadas por sendos ábsides que coinciden con los de la iglesia baja, prolongándose. Esta cabecera de tres ábsides es el espacio más iluminado del templo, tal y como corresponde al lugar de la divinidad en la simbología del templo románico, orientado siempre hacia el sol naciente. El ábside central muestra un arco triunfal y un fajón alzado sobre semicolumnas adosadas. Está adornado por una arquería de siete elementos, tres de los cuales guarnecen las ventanas, de derrame interior, cerradas con alabastro y celosía de piedra. Los otros cuatro arcos restantes son ciegos, marcadamente más peraltados y las columnillas en que apean son dobles, acentuando así la sensación de alargamiento.
                         De los capiteles de la arquería que componen el ábside, el primero de ellos, de izquierda a derecha, se encuentra en tan mal estado que es imposible poder interpretar nada: se identifica una figura que muestra en su mano una flor de lis, mientras que en el centro, otra parece mostrar animales. Seguidamente, el primero de las dobles columnas, conserva un buen estado tanto su cesta como el cimacio: sobre un fondo liso vemos cinco dragones que parecen echar fuego y humo por sus fauces; la composición es simétrica y los fondos lisos, lo mismo que los cuerpos de los animales; las garras van sobre el collarino; el cimacio lleva tallos besantes con flores inscritas. A la derecha de la ventana central, el siguiente capitel es de inspiración vegetal. Divide la copa en dos niveles de hojas: los dos tercios inferiores muestran una composición de pares de hojas digitadas y simétricas que parten del collarino y se apuntan hacia arriba; el tercio superior lleva tallos que se avolutan con lises en los ángulos y centros superiores; el cimacio lleva una faja de entrelazado. En el otro lado nos encontramos con el capitel más significativo en cuanto a las fuentes estilísticas y figurativas del taller que los labró, y representa la expulsión de Adán y Eva del Paraíso: en la cara larga del capitel vemos un ángel en la esquina, con las alas desplegadas,  blandiendo su espada y bendiciendo, detrás del cual asoma un inoportuno personaje, apoyado sobre bastón, que no parece tener otra misión que la de llenar el costado del capitel; Adán y Eva, con nimbo en sus cabezas y muy compungidos, llevan pesadas vestimentas de pieles; destacan sus enormes manos, que el escultor no sabe muy bien cómo colocar; los cabellos son largos, con mechones paralelos; ojos con los iris incisos, al igual que los orificios nasales; la serpiente, ocupando el lateral derecho del capitel, parece tener la misma misión decorativa que el personaje del bastón. El siguiente capitel, bastante deteriorado, muestra una lucha de guerreros a caballo; el cimacio con tallos besantes con lises inscritas. El último lleva tres figuras; las laterales apoyadas en bastones y la central muy deteriorada.

Interior de los ábsides de la iglesia de San Esteban.Sos del Rey Católico. Fuente: sosdelreycatolico.com

                    Como era costumbre en el período románico y posterior, los ábsides de la iglesia  estaban pintados, según la caracterología del gótico lineal, pero apenas quedan restos de estas pinturas, impidiendo su identificación e interpretación, a excepción de los vanos laterales de este ábside central, donde se aprecian restos de frescos románicos de diferentes épocas, prácticamente borrados; en uno de ellos aparece una figura masculina con barba, que podría ser un profeta, datable probablemente en el siglo XIII, en los inicios del estilo lineal; y en la otra ventana, próxima a la nave del evangelio, aparece una gran figura, posiblemente un Pantocrátor o San Pablo, sobrepuesta a otra más antigua que aflora bajo ella, pudiéndose situar cronológicamente en el siglo XV,  de un estilo gótico ya avanzado, a la vez que puede verse  una larga epigrafía en la que queda constancia, del siglo XIII, tanto el nombre de los donantes como la autoría de las pinturas:
“Esta obra fexo pinta Pero/ Miguel de Sosito, que Dios perdone, a honor dell e de toda la / Cort Celestial y en Remesion / de sus pecados. Era MCCC / (…)tanta fue acabada en / (…) er de junio, al otro dia de / (…) ayna, e fueron sadas las / (…)as por (…) Don Bartolomé qui / (…) et done”.
La bóveda es de cuarto de esfera y de medio cañón, separadas por el arco fajón. Bajo la arquería y sobre ella, en el comienzo de la bóveda, sendas impostas ajedrezadas del románico jaqués.

Los ábsides laterales, prácticamente simétricos, presentan en su embocadura arco triunfal doblado y, en el interior, entre dos impostas, una sucesión de cinco arquillos apeados en columnas. El central guarnece la ventana, cerrada con alabastro y celosía y los cuatro restantes, dos a cada lado, ciegos, son más estrechos y peraltados para mantener la altura de sus claves. La bóveda es de cuarto de esfera.
Capitel del ábside del evangelio. Iglesia de San Esteban.
Sos del Rey Católico. Aves picándose las patas.
Fuente: 3digitala.com
 En el ábside del evangelio, de los seis capiteles que adornan las columnas de las arquerías sólo dos son originales, uno de ellos casi perdido, muestra en sus esquinas unos demonios monstruosos de orejas picudas y alas, y el otro, también muy deteriorado, bien es nuevo o fue retallado, el resto son retallados durante la restauración de la iglesia en los años sesenta del siglo pasado con motivos florales u ornamentales. Cabe destacar el segundo de la izquierda, que muestra dos bellas aves con los cuellos entrelazados picándose las patas, cuyas garras, igualmente poderosas, se aseguran firmemente al collarino. A semejanza del capitel de la cripta de igual temática su signo distintivo es el tratamiento de las plumas, voluminosas e individualizadas; la parte superior de la cesta del capitel lleva vástago central y tallos lisos que se avolutan por parejas en los ángulos.
En el lado de la Epístola no se repuso durante la restauración ninguno de los capiteles, por lo que su estado es lamentable, a excepción del segundo y quinto capitel, cuya conservación podría tratarse de aceptable. El segundo presenta en sus dos tercios inferiores de la copa pares de hojas lisas por cara, que nacen del collarino, y de sus puntas cuelgan bolas o frutos; el tercio superior lleva tallos con volutas esquineras lisas y, en los centros, puntas de hojas de las que penden bolas lisas. El quinto, más deteriorado que el anterior, expone una serpiente que habla al oído de un personaje en esquina que se lleva la mano al cuello con cara de susto; a su lado, por la cara corta de la cesta, otro hombre barbado, con una estaca parece golpear algo; en la otra esquina un tercer personaje aparece sentado: una mano la coloca sobre su rodilla y con la otra mata a un ¿monstruo?
Las bóvedas de crucero del templo y naves ofrecen bastante interés, pues se combinan los sistemas de crucería y de cañón apuntado; en el crucero se da el primer sistema: dos gruesos baquetones de perfil bilobular arrancan de los ángulos, se cruzan y sobre ellos se tiende la plementería desde los arcos. Las tres bóvedas inmediatas y perpendiculares a los lados del crucero (brazos del crucero y primer tramo de la nave central) son de cañón apuntado; las restantes de sencilla crucería, como en el transepto, con aquella interesante peculiaridad que se ha señalado anteriormente; los nervios del bovedaje contiguo a la puerta septentrional llevan unas conchas labradas de bulto, evidente alusión al camino de Santiago, como también lo confirma la portada de la Iglesia.
Bóveda de crucería. Iglesia de San Esteban. Sos del Rey Católico
Foto de archivo
 Las naves se articulan por medio de cuatro columnas exentas de sección cruciforme con semicolumnas adosadas. Segmentan el templo en dos tramos por nave y posibilitan el apeo de fajones y formeros de medio punto en los respectivos capiteles. Los muros, pilares y columnas son guarnecidos de una imposta de billetes (a la altura de 2,88 m. sobre el pavimento) y rematados por otra de labores diversas: roleos flordelisados, cestería, billetes, etc.
Las naves laterales, más estrechas y de menos altura que la central, cubren en cada uno de sus tramos con bóvedas de arista reforzadas por medio de nervaduras sencillas de sección tórica.
Columna y capitel. Nave lateral.
(Foto de archivo)
Los soportes del templo conservan una interesantísima colección de 24 capiteles, además de los ya descritos de los ábsides. Los más característicos se encuentran en la cabecera, donde algunos muestran elementos figurados, sin embargo, conforme avanzamos en obra hacia occidente todos van a convertirse en vegetales. Siguiendo la lógica constructiva románica, los más antiguos deben ser los capiteles de la capilla mayor y los de las laterales, así como los torales del muro oriental del transepto. El toral septentrional lleva dos figuras esquineras sentadas entre tallos en forma de hornacinas. El del fajón de embocadura de la capilla mayor muestra gruesos tallos con grandes hojas en los ángulos. Ya dentro de la capilla, el siguiente lleva grandes hojas hendidas y digitadas, y otra vez en la embocadura de la capilla hojas lisas que nacen del collarino y se avolutan las puntas con bolas. En el toral del lado meridional, de nuevo encontramos uno figurado, una pareja de hombres que luchan contra leones; la copa, con tallos diagonales que forman hornacinas en los ángulos. En las capillas laterales también aparecen cestas con figuras; el más original es el más meridional en la capilla de la epístola; se trata de una escena infernal, con dos diablos alimentando con un fuelle el fuego que calienta las calderas eternas; el demonio, de cabeza monstruosa, sostiene la caldera, de la que asoman tres cabezas ”calavéricas”; por el otro lado otro con palmetas con bolas en los ángulos.
En las naves, todos los capiteles son de inspiración vegetal: cestas con piñas o bolas en los centros y los ángulos, lancetas lisas o rellenas, hojas hendidas y digitadas con bolas, hojas abultadas en forma de piñas en los ángulos y los centros, dos niveles de hojas hendidas, otras lisas, palmetas minuciosas y esquemáticas, hojas lisas rellenas de tallos, etc...Los cimacios van cambiando de taqueados, entrelazos, trenzados, besantes con tréboles inscritos, ondas de tallos con palmetas, otras con lises, grandes hojas elípticas hendidas y digitadas, rosetas, etc...
Arranque bóveda del crucero
(Foto de archivo)
Toda esta escultura adosada a los diversos elementos arquitectónicos del interior de San Esteban puede considerarse, en principio, de dos talles. Uno, el que pertenece a la obra general (impostas, grandes capiteles de las columnas adosadas), está labrado en piedra de buena calidad, probablemente de la misma empleada para los sillares; se advierte un predominio de motivos ornamentales estilizados: hojas diversas, palmas, piñas, cestería, volutas sencillas, ganchos de fina composición y relieve, todo ello bastante afín a lo musulmán, especialmente en impostas. Las escasas representaciones zoológicas y antropomórficas quedan inexpresivas, abocetadas, cumpliendo la misión de sugerir la forma convencional del capitel; por lo demás, situado a suficiente altura para que no se aprecie su detalle o perfección; así se ve en los dos pilares fronteros de la embocadura del ábside central: en el del lado de la epístola se representan dos centauros enfrentados, separando las mandíbulas de una bestia derribada; en el del lado del evangelio, cada ángulo del capitel presenta a un personaje con falda, bajo sumario follaje; se trata de temas sin especial contenido ideológico. Por el contrario, hay una curiosa excepción, y es el capitel del lado de la Epístola de la embocadura del ábside meridional, el que representa al condenado dentro de la caldera entre demonios.
La otra serie de capiteles es la que adorna las arquerías del interior de los ábsides, en piedra arenisca, rojiza y, en general, en mal estado de conservación. También predominan aquí los simples motivos ornamentales y convencionales, a excepción del de la expulsión del Paraíso de Adán y Eva del ábside central, que es ajeno a la serie colocada en estas arquerías, tanto por su estilo como por la calidad de la piedra. Las restantes piezas representan hojas, adornos abstractos, un par de jinetes enfrentados, tres sirenas-pájaros, etc. En los capiteles del interior del ábside meridional, que son los más deteriorados, se advierte que abundan las hojas, los roleos, al igual que en el ábside septentrional, cuyos capiteles- hay tres iguales, de hojas- añaden cintas y animales
Tras un detenido análisis todo parece indicar que debieron existir dos talleres escultóricos trabajando en San Esteban, como así lo indica Crozet: uno, el que esculpió los elementos estructurales y vegetales, y un segundo, más interesante que el primero, el que esculpió las escenas historiadas.
Cristo del Perdón. (Foto de archivo.)
   
 Las capillas
Al fondo de la nave central se encuentra la capilla llamada de Santiago, del siglo XV, y que fue lugar de enterramiento de D. Alonso de Artieda y de la familia Monterde. Preside la capilla una talla románica de Cristo crucificado, llamado Cristo del Perdón, del siglo XII, de tamaño natural, tallado en madera policromada y encarnada, todavía con evidentes muestras de los convencionalismos románicos. Representa a un Cristo vivo, sonriente, su rostro no presenta dolor, sino paz y serenidad. No lleva corona de espinas, ni aparece en su costado la lanzada de Longinos, sus pies están clavados separadamente y sobre un podium. Es el Cristo que ha vencido a la muerte, para quien la cruz es un trono para su Majestad, una imagen de un Cristo más cercana a la resurrección que a la muerte.
Rejería gótica del siglo XIV. (Foto de archivo)
La talla conformaba un conjunto hasta el siglo XVII con una Virgen y un San Juan, pero su mal estado provocó que fuesen retirados en 1637. Posteriormente, y hasta el año 1965, el Cristo del Perdón se encontraba en la cripta. Fue a partir de este año cuando se ubicó en la actual capilla. Esta se cierra con una bella rejería gótica del siglo XIV.
La capilla que alberga el ábside central, es la capilla mayor y está presidida por San Esteban Protomártir, una talla gótica de dos metros de altura del siglo XVI, tallada en madera sobredorada y encarnada, ataviado con la dalmática y portando en su mano derecha la palma del martirio, mientras que en la izquierda sostiene los símbolos del martirio: un libro con las piedras empleadas en su lapidación; esta talla procede de un retablo gótico que ocupó este ábside en el siglo XVI.
La capilla de su izquierda, la del lado de la Epístola, (a nuestra derecha) es la capilla de la Virgen del Rosario. La preside una bella imagen de talla renacentista del siglo XVI con la advocación de Virgen del Rosario, en la que el Niño Jesús y la Virgen muestran una actitud humana y no tan rígida como en las típicas esculturas románicas. Hasta 1965 presidía esta capilla un retablo barroco dedicado a la Purísima Concepción.
En el otro ábside, el lado del evangelio, está el Tabernáculo: es la capilla del Santísimo.

Crucería del atrio de la portada de la iglesia, añadida en el s. XVI



   El renacimiento se desarrolló durante el s. XVI y los primeros años del XVII, constituyendo un segundo momento de esplendor en todo tipo de manifestación artística. En arquitectura se llevaron a cabo reformas y ampliaciones en las antiguas iglesias y templos, limitándose a aumentar su capacidad espacial partiendo, generalmente, de plantas previamente consolidadas. Para ello rompieron algunos de sus muros, ampliando el perímetro global y su largura o anchura, añadiendo algunas capillas entre las que cobraban una fuerza inusitada las Sacristías y los Coros. Es por esto que en el siglo XVI se añaden a la primitiva planta rectangular de la  iglesia de San Esteban cuatro capillas más, la sacristía y el coro, además del atrio de arco gótico y decorado con crucería de la portada de la iglesia para protegerla de las inclemencias del tiempo.
Las ventanas situadas en la parte más alta, al final de los brazos del crucero, se abren en esta ampliación de la iglesia, anulando las primitivas románicas del siglo XII.
La capilla abierta en el lado sur del tramo anterior de la nave de la epístola se conoce como capilla bautismal. Comunica con el exterior por la llamada “puerta pequeña”, renacentista, con arco de medio punto enmarcado por pilastras, entablamento liso, soportado, a su vez, por sendas pilastras y rematado por un frontón triangular. Muy cerca de esta puerta, al fondo de la nave de la Epístola, estaba situada la que fue puerta pequeña, pero quedó anulada por la escalera del coro y la colocación de la pila bautismal. Por eso hicieron esta otra nueva en el siglo XVI.
Capilla bautismal
(Foto de archivo)
La capilla bautismal alberga una bella pila románica en forma de flor en la que, según la tradición, se bautizó a Fernando el Católico(ver pila bautismal)
La capilla se abre en arco de medio punto, con decoración renacentista en cartelas almohadilladas, bóveda de crucería, imposta lisa y ventana en arco de medio punto con derrame interior y cerrada con alabastro. Empotrado en la pared hay un armario gótico, abierto en la piedra y provisto de arco de medio punto de tracería sencilla y enmarcado por una decoración con estilizaciones vegetales, conteniendo en su interior los Santos Oleos y los utensilios para la administración del bautismo. En la actualidad los niños recién nacidos en el pueblo también reciben allí el bautismo.

Organo en la capilla de la Virgen del Pilar.
      La otra capilla del mismo lado es la de la Virgen del Pilar y de San Francisco Javier, llamada así porque en un principio contenía dos retablos barrocos dedicados a ellos. La capilla se abre en arco ojival con bóveda de crucería e imposta lisa. Actualmente sólo contiene el retablo de la Virgen del Pilar, del último tercio del siglo XVII, trabajado en madera sobredorada. En el banco, con casetones profusamente decorados, dos de ellos sirven de plintos a las columnas del cuerpo, dividido en tres calles, dominando la central la imagen de la titular pintada al óleo, la Virgen del Pilar, y en las calles laterales sendos pisos con los mediorelieves de San Ambrosio y San Gregorio a la izquierda y San Agustín y San Jerónimo a la derecha. Ambas van acotadas por otro par de columnas repletas de decoración, idénticas a las anteriores, y su guardapolvo. En el remate, las tallas de Santa Lucía, San Antonio Abad, Judith y Holofernes.
Esta capilla también contiene actualmente el órgano de la parroquia(ver órgano).
La devoción en Sos a la Virgen del Pilar en el siglo XVIII fue muy importante, entre otras cosas por el afecto que la familia Gil de Jaz tuvieron por Ella, sufragando obras de arte religiosas en Sos cuyo tema principal era precisamente la Virgen del Pilar.
Enfrente, y en el otro lateral (lado del Evangelio), se añadieron la capilla de San Juan Bautista y San José. Sobre altares de piedra que habían colocado en el siglo XVI se levantan dos retablos. El de enfrente, una pieza churrigueresca del primer tercio del siglo XVIII; el lienzo, dedicado a San Juan Bautista, está flanqueado a los lados por tallas de los arcángeles Gabriel y Rafael (que no son los originales, sino que pertenecían a un retablo ubicado en la cripta) y en el ático una hornacina con la imagen de san Francisco Javier, todo profusamente decorado con ornamentación vegetal muy carnosa. Su mazonería, trabajada en madera sobredorada y policromada, estructura el retablo en sotabanco, banco, cuerpo con tres calles y remate; tanto el sotabanco como el banco, (donde se incorporó un sagrario del siglo XIX), están decorados a base de casetones sobre los que descansan los plintos de las columnas salomónicas que flanquean el cuerpo y los pilares que separan las calles.
El retablo de la derecha está dedicado a San José, una obra barroca de finales del siglo XVII realizada en madera sobredorada y policromada. Consta de banco, cuerpo con tres calles y remate. En el banco se ubicó el sagrario flanqueado por un par de puttis que, a modo de atlantes, sirven de plinto a las columnas del cuerpo. El cuerpo está centrado con una bella escultura de San José con el Niño, bajo hornacina, enmarcada por columnas salomónicas abundantes en decoración vegetal dando paso a las calles laterales, divididas en dos pisos albergando los mediorelieves de Santa Lucía y San Lamberto en la izquierda, y San Blas y San Pedro Arbués en la derecha; y en el ático, remarcado por otro par de columnas, una hornacina con un Calvario y un par de tallas de santos obispos.
En un panel a la izquierda de la capilla hay una pintura gótica del siglo XIII que muestra a un Cristo Pantocrátor bendiciendo y con el Libro de los Evangelios en la mano izquierda, sobre los hombros de un Cristóforo o Cristóbal.
Escalera de caracol de acceso a la iglesia inferior.
           Entre esta capilla y la siguiente una angosta escalera de caracol abierta en el muro de piedra desciende hasta la iglesia inferior o cripta.
        La otra capilla, próxima a la puerta de entrada, es la de la Virgen del Rosario, llamada así porque en un principio se levantó en su honor. Ahora contiene el retablo barroco de San Francisco Javier, de la segunda mitad del siglo XVII, tallado en madera policromada y sobredorada. El lienzo representa a San Francisco y a San Ignacio de Loyola. En el retablo figuran también dos tallas barrocas del siglo XVIII de San Lamberto, mártir zaragozano, y de San Antonio de Padua. Este retablo se trasladó a esta capilla en 1980 del lugar que ahora ocupa el órgano, y es de sencilla estructura: banco, cuerpo de una sola calle y remate. Sobre el banco, decorado a base de rosetones con un sagrario del siglo XVII en el centro, se alza el cuerpo presidido por un lienzo en el que fueron pintados los santos titulares acompañados por los donantes, situados en el ángulo inferior derecho y a una escala menor. Va enmarcado por un par de columnas salomónicas rodeadas por guirnaldas de flores y vides, y rematado por un sencillo ático en el que se inscribe un escudo de armas.
En el lateral, frente a la ventana, un sepulcro o nicho funerario con un dibujo en negro, a gran escala, de 1,95 m. de alto por 1,91 de ancho, que representa a San Jorge alanceando a un dragón, con la presencia de la princesa. La pintura pertenece al renacimiento, con reminiscencias goticistas, ubicado bajo arcosolio y su datación aproximada sobre el año 1560, es decir, durante la época de ampliación del templo. La decoración parece estar inspirada en una xilografía o ser un boceto para una pintura mural que no se llegó a terminar, plasmando el artista el momento del drama con abundantes trazos curvos de notable efecto decorativo, haciendo un gran contraste el minucioso dibujo del jinete y de las escamas del dragón con los inacabados y descuidados trazos de la princesa que se encuentra arrodillada en un plano más alto del cuadro.
Tribuna coral. Iglesia de San Esteban.Sos del Rey Católico
(Fuente: españaescultura.es)
Del siglo XVI data la construcción de la tribuna coral (1528), por mandato de Carlos I y obra del maestro Nicolás de Chalons, de Borgoña, y del cantero vasco Lope de Belanza, sustituyendo el antiguo coro de madera, recibiendo éste 3.000 sueldos en parte de pago de lo tratado entre ambos artífices sobre dicha obra[1] y cuyas condiciones se renovaron al año siguiente.
 La infraestructura de la tribuna consiste en una bóveda de crucería rebajada sobre pilastras platerescas, tachonada de claves, adornadas con coronas en las intersecciones de los nervios. Esta apoyada en las pilastras románicas de la nave, decoradas con motivos platerescos en la pared del fondo y en los arcos de las tres caras. Las medidas de la bóveda son de 8 m por 4,45m. El frontal es un arco carpanel con escudos en la clave, tanto por dentro como por fuera. De los tres frentes, los que miran a la nave central y a la del lado de la epístola, son abalconados con antepecho de celosía, a cuyos muros se adosa una escalera de 24 peldaños flanqueada por un antepecho de piedra compuesto por paneles parecidos a los de las celosías, pero ciegos. El cierre de la tribuna por el costado norte se hizo en piedra labrada con ornamentación plateresca profusamente labrada, dividido en seis compartimentos rectangulares entre pilastrillas e impostas; las tres inferiores presentan grutescos de platería, y en los superiores, en el del centro se colocó el escudo de Aragón y a los lados, enmarcados en coronas de laurel, las efigies de dos personas mirando ambos hacia el compartimiento del medio. Ambos bustos podrían ser el emperador Carlos V y la Emperatriz Dña. Isabel de Portugal, o tal vez los del gobernador de Aragón don Miguel de Gurrea y su mujer, pues este gobernador fue el mediador en el contrato de la obra.
Sobre las cláusulas económicas del contrato de la obra de Nicolás de Chalons con los jurados de la villa se estipuló “que toda la calcina, arena y agua e qualquiere cosa que sera necesaria para dicha obra sea a cargo de dicho maestro Nicolas, salvo la fusta que sera menester para fazer y armar dicha obra, la cual le hayan de dar los oficiales y concejo de dicha villa para servir en la obra y despues se les buelva”; se autoriza a Chalons a traer la “maniobra que havra menester para dicha obra como mas expediente le sea” y se le facilita “la casa donde ha menester labrar la obra y habitar dicho maestro, la villa de Sos se la haya de dar franqua por el tiempo que la dicha obra durare” , que ha de ser un año inmediato y siguiente, plazo que sin duda abarca la fase constructiva final, ya que luego exigen al maestre Nicolas que “dé razón de los VI mil sueldos que tiene recebidos y en qué los ha gastado y si la obra que ha fecho sube tanto fasta la presente jornada, y lo que se le havra de dar para servir, si razon sera, sea a conocimiento de los maestros que han de tashar dicha obra, e si no lo havra gastado todo, que coma de lo que tiene recebido fasta que sea gastado e en dicha obra recompensado”[2]
Sillería del coro.(Fuente: saposyprincesas.com)
Por la escalinata renacentista se asciende al coro, donde en 1556 se instala una preciosa sillería labrada en madera de nogal, de 24 elementos, obra de Domingo de Segura y maese Medardo de Picardia, del taller de Moreto, quienes, según Abbad Ríos, esculpen la citada sillería en 1552. Dicha sillería se compone actualmente de 18 elementos, pues al restaurar la iglesia se tuvo que reponer los fustes de las columnas que bajan de los arcos fajones que se habían quitado para encajar la sillería en el local del coro; los respaldos de las sillas, separados por columnas balaustradas de orden corintio, se decoran con bustos enmarcados en láureas y otras composiciones grotescas de carácter antropomorfo, zoovegetal, grifos, máscaras, puttis, cartelas y candelierei, todo coronado mediante un gran entablamento cuyo friso luce cabezas de ángeles, uno de los sellos de identidad de los talleres sangüesinos. A modo de remate se dispone un amplio dosel que soporta frontones triangulares con cabezas de puttis.
Detalle de las sillas del coro (Foto de archivo)
Desde aquí es donde el capítulo de beneficiados, racioneros de la parroquial de San Esteban, alababan al Señor con el rezo y cantaban las horas litúrgicas. 
Tanto la ampliación de las capillas como el pórtico que se construyó para proteger la primitiva portada de la iglesia, es obra del cantero guipuzcoano Nicolás de Lizárraga, quien contrató el acarreo de 2.500 sillares hasta la iglesia el 7 de mayo de 1567, y de otros 4.000 dos años más tarde[3].




[1] A.H.P.S., P. Carlos, 25 de junio de 1529, f. 15 v.
[2] A.H.P.S., Pedro Olleta, año 1530, f.s.n.
[3] San Vicente, Ángel. "Acotaciones documentales para la historia del arte en Cinco Villas durante el siglo XVI", p. 376. Estudios en homenaje al Dr. Eugenio Frutos Cortés. 







BIBLIOGRAFÍA

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        -CANELLAS LÓPEZ, ÁNGEL; SAN VICENTE, ÁNGEL. La España Románica. Aragón. Vol. IV. Ed. Encuentro. Madrid, 1979. 
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         -CROZET, RENÉ. L´art roman en Navarre et un Aragon.Conditions historiques. Cahiers de Civilisation Médièvale. Poitiers, 1962.
-GARCÉS ABADÍA, MÁXIMO. La villa de Sos del Rey Católico. Parroquia San Esteban. 1992.
-GARCÉS ABADÍA, MÁXIMO. Sos del Rey Católico: Iglesia Parroquial de San Esteban. Edilesa; monografías, serie roja, nº 51. León, 2001.
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-PÉREZ MONZÓN, OLGA. Rutas del románico en Aragón. Ed. Delsam. Madrid, 2001.
-SAN VICENTE, ÁNGEL. “Acotaciones para la historia del arte en Cinco Villas”, en Estudios en homenaje al Dr. Eugenio Frutos Cortés, pp.397-405 Facultad de Filosofía y Letras; Universidad de Zaragoza. Cometa, S.A. Zaragoza, 1977.
-SAN VICENTE, ÁNGEL. “Iglesia de San Esteban”, en Arte religioso en la villa de Sos del Rey Católico. VV.AA. I.F.C. Zaragoza, 1978.
-VV.AA. Cinco Villas. Colección RutasCAI por Aragón, nº 44. Zaragoza, 2006.
            -VV.AA. El nacimiento del arte románico en Aragón-arquitectura. CAI. 1982.
-VV.AA. El patrimonio artístico de la comarca de las Cinco Villas. Carmen Rábanos Faci (dir.) I.F.C. (C.E.C.V.) Ejea de los Caballeros, 1998.
En la web:
-www.romanicoaragones.com. Sos el Rey Católico. Parroquial de San Esteban. Pag. de A.García Omedes.
            -www.romanicodigital.com. Sos del Rey Católico.
-www.sosdelreycatolico.com. Arte religioso en Sos.