sábado, 30 de enero de 2016

RUTA DE LOS CASTILLOS: CASTILLO DE BIEL.

Torreón de Biel e iglesia de San Martín.
Ubicación
La localidad de Biel se encuentra a 50 Km de Sos. Para llegar hasta este municipio debemos tomar la carretera A-127 en dirección a Sádaba hasta llegar al alto del puerto de Sos, donde giraremos a la izquierda por la CV-841 hasta Uncastillo, y aquí de nuevo a la izquierda por la A-1202, y tras pasar la localidad de Luesia, recorreremos 14 kilómetros más hasta llegar a Biel.
La fortificación está situada en la cumbre de un pequeño montículo rocoso sobre la población, en la cabecera del río Arba y junto a su orilla, donde la Sierra de Santo Domingo deja lugar a campos de cultivo.
Dada su proximidad con la frontera Navarra, Biel fue siempre un punto estratégico custodiando, junto a las fortificaciones de Uncastillo y Luesia, los caminos que desde Ejea, por el sur, penetraban a las tierras del condado de Aragón.

Lado norte del torreón.
Historia
El conjunto está formado por la torre y la iglesia románica de San Martín, algo posterior a la torre, ya que fue construida en el siglo XI y luego reconstruida en el XVI.
Aunque ya debía existir en el siglo X, la construcción del edificio actual corresponde a tiempos de Sancho el Mayor y Ramiro I, siglo XI. En el transcurso de los siglos XI y XII tuvo distintos destinatarios, siendo su primer tenente conocido Blasco Orioli, entre 1042 y 1051, con Ramiro I.
Durante todo el siglo XI, y hasta el siglo XIII, el castillo estuvo vinculado de forma muy directa a la familia real aragonesa. Se sabe que Sancho Galíndez y su mujer, Doña Urraca, lo donaron al rey Sancho Ramírez que aparece como tenente en 1062. Una vez rey Sancho Ramirez, lo entregó en dote a su esposa Felicia de Roucy, con la que contrajo matrimonio en 1071. A partir de esta fecha el castillo de Biel aparece citado algunas veces como palacio del Rey, del que serán tenentes sucesivamente sus hijos Fernando y Alfonso (el que llegaría a ser Alfonso I el Batallador) que fue tenente del castillo entre 1096 y junio de 1104. Después sería Castan de Biel, amigo del rey, quien lo gobernó desde 1110 hasta 1135, y que también fue tenente del castillo-palacio de Anzánigo, en el término municipal de Esquedas.
En estas fechas se registra la estancia de Ramiro II en el castillo, pues hizo donación de un molino a los monjes de San Juan de la Peña. Después fue custodiado por diversos tenentes durante todo el siglo XII, entre los que se conocen a don Calvet de Biel en 1166 y Ximeno de Luesia en 1197. Jaime II lo puso bajo la custodia de Lupo Sancho de Luna en 1312, luego fue gobernado por el infante don Juan, hijo de Alfonso IV, y en 1328 el rey lo vendió junto con la villa a Margarita de Luna. Cinco años más tarde tal venta se trasladó a favor del obispo de Zaragoza, Ximeno, pero la cesión se aplazó y el castillo continuó en realengo. El infante Martín, hijo de Pedro IV, donó el lugar a Enrique de Trastámara en 1380 y dos años más tarde el rey le concedía permiso para su venta, aunque no llegó a realizarse.
En 1409, el rey Martín I lo traspasó a Ramón de Mur. En 1426 Alfonso V concedió a Juan Martinez de Luna permiso para recuperar de los herederos de Ramón de Mur el castillo y lugar de Biel, que dieciocho años más tarde sus herederos Jaime Martinez de Luna y su esposa Sancha de Guzmán vendieron al arzobispo de Zaragoza Dalmau de Mur, en cuyo señorío continuaba en el siglo XVIII.

Fachada occidental con numerosos vanos; más grandes en las primeras plantas, zona más habitable del torreón.



 
De la época arzobispal hay pocas referencias, aunque se sabe que en 1551 el arzobispo de Zaragoza, Don Hernando de Aragon, mandó hacer unas reformas que afectaron, entre otras, a las ventanas de los pisos de las habitaciones, como así lo corrobora un documento de 1553 por el que Joan de Vara y Miguel de Fillera otorgan carta por 23.100 sueldos a don Hernando de Aragón en relación con las obras realizadas por éstos en el castillo de Biel: ”1553, septiembre, 10. Juan de Vara y Miguel de Fillera, obreros de la Villa de Ejea otorgan ápoca a don Hernando de Aragón, por manos de don Lupo Marco, de 23.100 sueldos. De ellos 22.000 corresponden a las obras realizadas en el castillo de Biel; 300 sueldos por pago de las “puertas, ventanas y hacer unos pedazos de paredes y unos pilares” no incluídos en la capitulación, y los 800 sueldos, a cumplimiento de los 23.100, “por los torrejones grandes y pequeños que hizimos” [1].
La construcción de la fortaleza se realizó en dos fases. La primera a principios del siglo XI, y la segunda, de ampliación, para unir su condicion militar a la de residencia palaciega, hacia las décadas de 1070-1080. En su primera fase se comenzó un castillo de planta pentagonal, pero muy pronto se abandonó éste proyecto y aprovechando la parte construída se amplió este primer núcleo tanto en anchura como longitudinalmente hacia el norte, convirtiendo la fortaleza en un auténtico castillo residencial. En el extremo sur del ángulo oeste se ve claramente cómo las nueve primeras hiladas no traban con la ampliación, además los tendeles son diferentes. Es a partir de la décima hilada cuando ambos muros empiezan a estar bien trabados con tendeles isódomos. Fue posiblemente en esta época cuando se construyó también la primitiva iglesia de Biel.
Muy poco se conserva del recinto que servía para reforzar y nivelar el terreno formando una pequeña plaza en forma aproximadamente oval, de unos treinta por veinticinco metros en sus ejes, en cuyo extremo meridional y sobre la pared más escarpada se edificó la torre del homenaje.
La fortaleza tuvo que estar terminada antes de 1086, fecha en la que se establecen castillos avanzados más al sur, como Obano y Luna, donde pudieron trabajar los mismos canteros o los lugareños que de ellos aprendieron. Quizás las torres de Luesia y Sibirana se construyeron a la vez que esta de Biel, obedeciendo a las mismas circunstancias.
Según Cristobal Guitart, la grandiosa torre del castillo pudo ser construida por artífices nórdicos, quizás normandos que vendrían con los caballeros que en 1064 asediaron Barbastro, o con la fracasada cruzada de 1073. Esta hipótesis viene avalada por la gran superficie interior de la torre, cosa inusual en el momento español, y que hace pensar que pudiera ser un palacio, aproximándose a la idealogía del donjón característico del norte de Francia.
El castillo esta bajo la protección de la Declaración Generica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la ley 167/1985 sobre el patrimonio Histórico Español.
En 1996 el Ministerio de Cultura invirtió 25 millones de pesetas en restaurar el tejado y proteger su interior, al parecer con motivo de una serie de reportajes de televisión. Posteriormente estuvo prevista su total restauración para convertirlo en un centro de interpretación de la vida de los castillos en época medieval, con el programa europeo Terra, que puso en marcha la Mancomunidad de las Altas Cinco Villas, pero el Ministerio de Cultura desestimó esta intervención. No obstante el Ayuntamiento continuó en su idea a la espera de una respuesta positiva, que por fin llegó y en el 2008 terminaron las obras de restauración del castillo, con un presupuesto de 418.534 €, obras ejecutadas de acuerdo con el proyecto del arquitecto Manuel Manzano-Monis y López-Chicherri, conocedor del castillo por haber dirigido las obras de restauración de la cubierta de 1996. La torre, totalmente vacía en su interior, se restauró recuperando las plantas que tenía originariamente, cuyos forjados se han realizado con unas impresionantes vigas de madera de más de 400 kilos cada una, material que también se ha utilizado para el resto del forjado, además del aislante y una tarima como pavimento de cada una de las plantas. Igualmente se han colocado ventanas de forja y cristal en los más de 40 vanos existentes; se ha reparado el tejado y se han rejuntado los sillares de los muros, tanto exteriores como interiores; asimismo se puso una escalera de metal e instalación eléctrica en cada una de las plantas.


  
Lado oriental, donde puede apreciarse la letrina
sobresaliendo del muro.
Arte
La torre del castillo, aunque da la sensación de ser rectangular, su verdadera planta es pentagonal, orientada de norte a sur, si bien su extremo sur es irregular. La superficie interior es de unos 105 metros cuadrados, una altura de unos 30 m y una planta de más de 20 m en sus lados mayores y de diez metros en los menores. Esta construida en piedra sillar muy bien labrada y asentada con un fino tendero de cal. Sus muros son lisos y poseen algunas ventanas pequeñas, altas y estrechas como saeteras, salvo en el muro occidental, que son grandes, lo que confirma su indudable carácter residencial. Sus muros son completamente rectos, a excepción de una peculiar letrina que sobresale a modo de buharda en la parte alta del muro oriental. Junto a este muro aparece adosado un pasadizo cubierto en forma de rampa que lleva hasta la puerta primitiva; situada a la altura de la primera planta, se abre en arco de medio punto formado por dovelas con un gran dintel superpuesto y tímpano cegado al exterior y adintelado al interior, habiéndose practicado las dos quicialeras, una para cada batiente de madera, en el dintel. Para facilitar el recorrido de la tranca se talló un pequeño rebaje en el muro en forma de escuadra. El muro occidental, que da al patio, está ligeramente retranqueado y presenta cinco ventanas de mayor tamaño y distinta factura.
Interiormente consta de cuatro plantas superpuestas de grandes dimensiones, siendo la primera de ellas la de mayor altura, ejerciendo muy posiblemente las funciones de antesala. La siguiente altura sería la planta noble del edificio, dadas sus condiciones de acceso, habitalidad y confortabilidad, pues contaba con una chimenea para calentar los distintos salones y dormitorios La tercera planta estaría dedicada a dormitorios y otras dependencias, y la última estaría destinada también a dormitorios y como acceso a cubierta almenada.

En las dos últimas plantas los ventanales son más pequeños que los de las plantas inferiores, rectangulares y con mechinales en sus ángulos, lo que indica que estos vanos eran totalmente defensivos, pues en ellos se instalaría el entramado de madera en voladizo para la defensa vertical, procurando no estar en línea con los vanos inferiores para así hacer más efectiva la defensa.
 El castillo debía terminar en terraza, pero ha perdido su remate almenado, aunque en la actualidad se ha restaurado y se encuentra cubierta por un tejado a cuatro vertientes.
Los suelos de madera apoyaban en tres arcos de medio punto en la zona rectangular y otro más en la pentagonal, en cada planta, de los que se consevan los arranques. Debajo hay una cámara abovedada, sin puertas ni ventanas, a la que se accede por una trampilla desde la planta principal y que pudo ser bodega, almacén o cárcel.
 Iglesia de San Martín, junto a la torre.
Al lado de este majestuoso donjón se alza la iglesia románica de San Martín, del siglo XI y principios del XII, reconstruida en el siglo XVI en gótico tardío, con el muro norte adosado a la misma roca y formando parte del recinto del castillo. Es de nave única con capillas entre los contrafuertes, ábside poligonal y bóvedas estrelladas. Está rematada por una solana de ladrillo de tipo aragonés. Junto al muro oeste se encuentra la capilla del Rosario, con ábside poligonal.




[1] A.H.P.Z., protocolo de Pedro Sancho, 1553, ff. 578r.-578v. En el fol. 578v. y en la misma fecha, don Lupo Marco, abad de Veruela, cancela la capitulación que tenían con él Joan de Vara y Miguel de Fillera, obreros de la villa de Ejea.






BIBLIOGRAFÍA

-CABAÑERO SUBIZA, BERNABÉ. "Los castillos del rey Sancho Ramírez (1064-1094)", en Los orígenes de la arquitectura medieval de las Cinco Villas (891-1094): entre la tradición y la renovación. Cuadernos de las Cinco Villas, 3, pp. 109-112. I.F.C. (C.E.C.V.) Ejea de los Caballeros, 1998.
-GIMÉNEZ APERTE,MANUEL. “Las Cinco Villas, tierra de Castillos”. Zaragoza, la Provincia, nº 2. Patronato de Turismo de la provincia de Zaragoza. Zaragoza, junio de 2009.
-GUITART APARICIO, CRISTÓBAL. Castillos de Aragón, II. Librería General. Zaragoza, 1999.
-SAGREDO, IÑAQUI. Navarra. Castillos que defendieron el Reino. T. II. Los castillos de Sancho III el Mayor en Alto Aragón, Sobrarbe y Ribagorza. Pamiela. Pamplona, 2007.
En la web:
-www.romanicoaragones.com. Biel
-www.castillosnet.org. Castillo de Biel.
-www.elperiodicodearagon.com. 3 de agosto de 2007. Biel. “El castillo medieval se arregla”.

viernes, 29 de enero de 2016

RUTA DE LAS JUDERÍAS: UNCASTILLO


Desde Sos tomamos la carretera A-127 en dirección a Sádaba, y al llegar al alto de Sos giramos a nuestra izquierda cogiendo la CV-841, que nos llevará hasta Uncastillo.

La judería
 En un principio los judíos se instalaron en los alrededores de la Peña de Ayllón, asentamiento originario del castillo, aproximadamente hacia la segunda mitad del siglo X. Con el paso del tiempo la población judía fue descendiendo por las callejuelas adyacentes hasta asentarse y vertebrarse a través de un eje central, conocido como la carrera mayor, de la que parten el resto de callejuelas, callizos o gallizos, con o sin salida, constituyendo el característico entramado de calles, típico de los barrios judíos, que conforman el Barrionuevo, llamado así tras la expulsión de los judíos en 1492. El barrio estaba delimitado por portales que se cerraban por la noche o en caso de peligro para sus habitantes, que se cree llegaron a ser unas 125 personas distribuidas en 29 casas.
 Al igual que ocurre en Sos, podemos observar en las jambas de algunas puertas los huecos realizados para colocar la mezuzhá, así como las cruces encima de éstas de los judíos que optaron por la conversión tras la orden de expulsión por los Reyes Católicos.
 Extramuros se encontraba el cementerio, teniendo que cruzar un puente medieval llamado “de los Judíos” para llegar a él, evitando así el cortejo fúnebre tener que pasar por el barrio cristiano. También podemos visitar la sinagoga, recientemente restaurada, espacio destinado al culto y a las actividades cívicas de los judíos.




Barrio judío de Uncastillo
















BIBLIOGRAFÍA

En la web:
-www.comarcacincovillas.com. Judería de Uncastillo.
-www.zaragozaturismo.dpz.es. Judería de Uncastillo

jueves, 28 de enero de 2016

LA PILA BAUTISMAL DE LA IGLESIA DE SAN ESTEBAN

Las pilas bautismales son un recordatorio del bautismo cada vez que los fieles entran a un templo. En un principio no podían entrar en una iglesia aquellos que no habían sido bautizados. Así pues, el bautismo debía ser previo al ingreso en el templo, por lo cual la pila estaba fuera del mismo. Así debió ser en origen y se construyeron edificios separados de la iglesia llamados baptisterios, que albergaban piscinas o grandes cubas. Después se introdujo el bautismo dentro de la propia iglesia mediante pilas más pequeñas. Originariamente estas pudieron ser, en algunos casos, de madera o incluso de metal para ser reemplazadas posteriormente por otras de piedra.
En el período románico estaba ya popularizada la pila bautismal, siendo su incorporación al templo una de las acciones más importantes tras la edificación de la iglesia. Por su funcionalidad, y en parte por su volumen, peso y consistencia, han sobrevivido a todo tipo de destrucciones y expolios, de tal manera que es muy frecuente encontrar pilas bautismales medievales como único vestigio románico en templos derruídos o en iglesias totalmente reformadas siglos después y cuya arquitectura original ha desaparecido completamente. Un ejemplo lo encontramos en la ermita de Barués, donde a los pies del templo se ubica una pila bautismal del siglo XII igual que la de la iglesia de San Esteban de Sos del Rey Católico, aunque cabe decir que la pila de Barués procede de otro templo arruinado en la zona de Camporreal, y cuyo propietario la donó. Otro ejemplo lo tenemos, aunque esta vez la pila bautismal se encuentra inservible, en la semiderruida ermita de Ceñito, donde podemos ver rota al pie de la nave, entre los escombros, parte de la misma.
Pila donde fue bautizado Fernando "el Católico"

Pero sin duda la pila bautismal más significativa, por su belleza, estado de conservación y simbolismo, es la de la iglesia parroquial de San Esteban.
La capilla bautismal de la iglesia de San Esteban alberga esta bella pila románica en forma de flor palmiforme que adopta, en la parte superior, forma de flor cuadrilobulada, lo que hace suponer que pudiera tratarse de una pila del siglo VIII y de origen árabe.
 El pie de la pila es una basa románica tallada en piedra formada por arquitos y garras angulares sobre plinto rectangular, del siglo XII, y sobre el que monta una basa circular decorada con 8 pétalos lisos; desde los centros de cada cara, finos gallones semicirculares se alternan con los grandes semicírculos que conforman los cierres diagonales. La altura total de la pila es de 92 cm., de los cuales 72 cm. corresponden a la copa, siendo su anchura de 1,12 cm. y en la que, según la tradición, fue bautizado en 1452 el futuro rey Fernando el Católico( ver bautizo).







La pila bautismal en su anterior ubicación
La pila se encontraba ubicada al fondo de la nave del lado de la Epístola y en las restauraciones de 1963-1967 se colocó en su actual emplazamiento.
Actualmente sigue cumpliendo su función, bautizándose en ella los niños recién nacidos de la villa.












BIBLIOGRAFÍA

-ABBAD RÍOS, FRANCISCO. El románico en Cinco Villas. I.F.C., D.P.Z. Zaragoza, 1979
-GARCÉS ABADÍA, MÁXIMO. Sos del Rey Católico. Iglesia parroquial de San Esteban. Edilesa, 2001.
En la web:
                        -www.comarcacincovillas.com. El objeto diabólico de las Cinco Villas.
                        -www.romanicodigital.com. Sos del rey Católico

domingo, 24 de enero de 2016

TORRE DE AÑUÉS. FOTOGRAFÍAS

















LA 3ª RESTAURACIÓN BORBÓNICA.


                                    
A partir del reinado de Alfonso XIII ningún Borbón reinó en España hasta 1975, aun cuando desde el final de la Guerra Civil Española (1936-1939) el régimen del general Franco se refería a España como un reino y el propio dictador había designado como su sucesor en la jefatura del Estado y Príncipe de España a Juan Carlos de Borbón y Borbón, hijo de Juan de Borbón, tercero de los hijos de Alfonso XIII.
Juan Carlos I
  La coronación en 1975 de Juan Carlos I supuso la tercera restauración borbónica en España, iniciando Dn. Juan Carlos el proceso político que convirtió a España en una democracia bajo la fórmula de la monarquía parlamentaria, merced a la aprobación en referéndum de la actual Constitución en 1978.
Fue en la segunda mitad del siglo XX cuando la villa de Sos comenzó de nuevo a levantarse de su letargo y a mirar hacia adelante con una proyección de futuro basada en el turismo. A las obras de restauración del Palacio de Sada iniciadas en 1955 le siguieron las de revitalización general del conjunto monumental de la villa y la ordenación de un itinerario histórico con vistas al turismo, que dieron su fruto el 6 de junio de 1968 al ser declarada la villa Conjunto Histórico-Artístico y bien de interés cultural, dando paso en Sos a un nuevo estilo de vida, donde una buena parte de su población orientó sus actividades hacia un sector económico hasta entonces inexistente en la villa: turismo y servicios, relegando progresivamente a un segundo término al sector que fue, desde siempre, el principal sustento de sus habitantes : el agropecuario.
En 1975 se construye el Parador Nacional de Turismo. Desde entonces han ido proliferando en la villa bares, restaurantes, establecimientos hoteleros, comerciales y de otros servicios, destinados a ofrecer al visitante una agradable estancia a la vez que todo tipo de información histórica, social y cultural de la villa.
A este resurgimiento de Sos no fueron ajenos el rey de España Juan Carlos I  y su hijo el Príncipe Felipe, quienes visitaron la villa en varias ocasiones: el día 21 de octubre de 1993 el rey D. Juan Carlos I y su esposa Dña. Sofía estuvieron en la villa de Sos para conmemorar el nombramiento de Fernando como rey de Aragón; su hijo Felipe, todavía Príncipe, visitó la villa el 8 de junio del año 2000 en visita oficial que efectuó a la comunidad autónoma aragonesa y el 24 y 25 de mayo del 2004 en su luna de miel tras el matrimonio con Dña. Leticia.
Felipe VI de Borbón.


En el año 2014 Juan Carlos I abdicó en su hijo Felipe, que reinará con el nombre de Felipe VI.

  

 3ª

CENSALES: LOS PRÉSTAMOS DE LA EDAD MEDIA



Los censales eran los instrumentos financieros de los que se servían el estado, los municipios, los nobles, la iglesia o cualquier ciudadano con recursos para satisfacer sus necesidades crediticias. Este instrumento financiero estuvo muy extendido en la Corona de Aragón desde la Edad Media hasta la Edad Contemporánea. El censo era un contrato entre dos partes firmado públicamente ante un notario del reino. Por una parte se encontraba el censalista, persona que tenía a su favor un censo, y a percibir sus réditos del mismo; y por la otra estaba el censatario, persona obligada a pagar dichos réditos del censo.
      Técnicamente consistía en una perpetuidad emitida como deuda pública y tomaba la forma de venta de derecho: una persona o institución necesitada de dinero- el censatario-, creaba una pensión censal y la vendía a una persona o institución -el censalista-, poseedora de capital e interesada a percibir la pensión. La tasa que medía la relación entre la pensión y el capital era el rendimiento, y acostumbraba a ser del 7,5%. La pensión se pagaba anualmente de forma perpetua, si bien existía la posibilidad de que el censatario redimiera la obligación recomprando el censal, operación denominada, quita o redención.
Estos censos se podían heredar, vender, formar parte de las capitulaciones matrimoniales, servir para financiar obras sociales o utilizarse como pago de alguna deuda contraída por el censalista, pudiendo el censalista realizar estas operaciones sin autorización expresa del censatario.
Debido a los sustanciosos réditos que proporcionaban los censos muchos de los excedentes dinerarios de las grandes fortunas de la iglesia o de la nobleza se destinaban a ellos.
Durante la Edad Moderna los censos fueron comprados habitualmente por el Estado y por los municipios, constituyéndose en verdadera deuda pública. Los municipios veían en los censos una posibilidad de ampliar los presupuestos municipales para financiar sus proyectos.


La primera noticia documentada acerca de la venta de un censal por parte del concejo de Sos data del 4 de julio del año 1428, teniendo como protagonista al infanzón Martín de Artieda, quien adquirió 280 sueldos censales por una cantidad de 3.800 sueldos[1]; sólo diez años después, el 20 de mayo de 1438, el concejo consiguió redimir el censal[2].
Al iniciarse la guerra de Cataluña (1462) todo esfuerzo de resurgimiento económico de Sos quedó baldío. La necesidad de apoyo económico por parte de la monarquía fue imperiosa, por lo que los requerimientos a los aragoneses fueron continuos y muy elevados, obligando a los consistorios aragoneses a aumentar su partida de gastos. Al terminar la guerra, la situación financiera de Sos y del reino de Aragón era calamitosa y para intentar subsanar este desastre económico, en 1475 los oficiales de Sos suscribieron una concordia con el prohombre local Martín de Ampiedes para que durante una década cancelase 12.000 sueldos censales y pagase sus pensiones correspondientes, a cambio de recibir durante ese tiempo las rentas de la primicia y de los molinos. El acuerdo no llegó a cumplimentarse del todo debido a las diferencias surgidas en los pagos entre Martín de Ampiedes, su heredero y el consistorio, cancelándose solamente 2.000 de los 12.000 sueldos censales previstos.
Hubo nobles en Sos que encontraron en la deuda pública una forma de inversión que se adecuaba perfectamente a sus intereses, puesto que les otorgaba mayor confianza los créditos a los entes públicos, que garantizaban una mayor solvencia y estabilidad para la devolución del capital,que la inversión en créditos a campesinos muy endeudados, que aun siendo mayores los beneficios, en muchas ocasiones el deudor no podía hacer frente a los reintegros. Además también cabía la posibilidad de obtener prebendas políticas en caso de que se adelantase dinero al propio concejo, en cuyo gobierno municipal participaron con frecuencia estos hidalgos enriquecidos[3]
Así, por ejemplo, los Lozano, señores de Gordués,  en el año 1462 pagaron 6.000 sueldos al concejo de Castilliscar, que anualmente debía entregarles una pensión de 428 sueldos y 7 dineros[4]; en el año 1471 el concejo de Sos les vendió 80 sueldos censales por la cantidad de 800 sueldos, censal que se canceló veinte años después[5]; el 29 de marzo de 1484 compraron un censal de 210 sueldos a la villa de Sos por 2.100 sueldos, aunque la entidad municipal fue capaz de cancelarlo pocos meses después, el 8 de junio de ese mismo año[6].
Años más tarde la situación económica de Aragón estaba ya al borde de la quiebra. En 1488 Fernando el Católico emprendió el plan real para el Reparo del General, o Hacienda aragonesa, con el fin de amortizar la deuda pública para reducir los gastos derivados del pago de intereses y reducir también los gastos extraordinarios del General. Además, para que la Hacienda contara con capital suficiente, el rey acordó imponer una sisa consistente en un impuesto sobre el pan y la carne, pero esta sisa derivó en un pago a tanto alzado, por fuego o casa de los municipios del reino, aplicando la base contributiva en función del número de fuegos de cada municipio. Así, se aplicó el pago de 21 sueldos a las localidades que tuvieran la categoría jurídica de ciudad; 16 sueldos a las villas y lugares de más de 100 fuegos, y 13 sueldos a las restantes villas con menos de 100 fuegos (éstas suponían el 94% del total)[7]
En el Archivo de la Diputación Provincial de Zaragoza se encuentra el libro del “Reparo del General”, que es el libro de cuentas relativas a los ingresos y gastos y a la imposición de estas sisas durante el período de tres años, para así sanear la Hacienda aragonesa. Dicho libro está muy deteriorado y le faltan hojas, entre ellas las relativas a la sobrecollida de Tarazona, a la que pertenecía en aquellos años Sos, pero teniendo en cuenta que en esa época Sos contaba con poco más de 100 fuegos, sabemos que el montante económico que aportó la villa fueron poco más de 80 libras.
         No obstante, en los primeros años del siglo XVI Sos redujo su deuda y los tipos de los censales que tenía contraídos desde tiempo atrás, disminuyendo los intereses en torno al 5%, como se aprecia en las emisiones censales realizadas en los años 1509,1512 y 1513, donde Sos vendió tres censales al 5%.
       Pero si algún noble se caracterizó por acumular instrumentos de deuda pública a finales del Medioevo fue el alcaide del castillo de Navardún, Gil de Monterde, quien invirtió en censales en el corto espacio de tiempo de 13 años la cantidad de 39.500 sueldos, lo que le proporcionaron unas suculosas rentas:
Inversión de Gil de Monterde en censales a principios del siglo XVI.

FECHA
VENDEDOR
CANTIDAD CENSAL
PRECIO (sueldos)
18-10-1502
Concejo de Urriés
160 sueldos anuales[8]
2.000
8-11-1503
Undués Pintano
66 sueldos y 8 dineros[9]
1000
16-4-1506
Concejo de Ruesta
66 sueldos y 8 dineros[10]
1000
14-9-1507
Castilliscar
200 sueldos anuales[11]
3000
13-12-1511
Pintano/Undués Pintano
200 sueldos anuales[12]
4000
13-4-1512
Undues Pintano
25 sueldos anuales[13]
500
7-8-1513
Sos
1000 sueldos[14]
20.000*
15-11-1513
Concejo de Urriés
200 sueldos anuales[15]
4000
17-1-1514
Tiermas
66 sueldos y 8 dineros[16]
1000
4-10-1515
Pintano/Undués Pintano
150 sueldos[17]
3000

* Doce meses después el municipio ya habia logrado redimir la mitad de la deuda al pagarle 10.000 sueldos más la pensión.
                     

[1] A.H.P.S. Miguel Martínez de Sada, p. 356, ff. 108v-117v.
[2] A.H.P.S. Miguel Martínez de Sada, p. 366, ff. 32-33v.
[3] Abellá Samitier, J. Sos en la baja Edad Media, p.150.
[4] A.H.P.S. Juan Zareco, p. 408, f. 18.
[5] A.H.P.S. Martín de Ampiedes, p. 394, f. 79.
[6] A.H.P.S. Bartolomé Español, p. 477, f. 95.
[7] Falcón Pérez, M.I. Libro del reparo del General de Aragón (1489-1498), pp. 5-6.
[8] A.H.P.S., Bartolomé Español, p. 484, ff. 31-32v.
[9] A.H.P.S., Bartolomé Español, p. 485, ff. 66-69v.
[10] A.H.P.S., Miguel del Sen, p. 462, ff. 14-15v.
[11] A.H.P.S., Miguel del Sen, p.463, ff. 61-63.
[12] A.H.P.S., Miguel del Sen, p. 466+, ff. 91-93.
[13] A.H.P.S., Miguel del Sen, p. 476, ff. 13-14v.
[14] A.H.P.S., Gil García de Urriés, p. 507, ff. 97v-102.
[15] A.H.P.S., Miguel del Sen., p. 468, ff. 51-52.
[16] A.H.P.S., p. 469, ff. 4v.-6.
[17] A.H.P.S., Gil García de Urriés, p. 507, ff. 91v-94v.









BIBLIOGRAFIA

-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. “Una hacienda local en crisis: la quiebra del municipio de Uncastillo”. Aragón en la Edad Media, XXI, pp. 5-35. Ed. Departamento de Historia Medieval, Ciencias y Técnicas Historiográficas y Estudios Arabes e Islámicos.Universidad de Zaragoza. Zaragoza, 2009.
-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. La villa aragonesa de Sos en la Edad Media: economía, sociedad y manifestaciones de poder. Tesis doctoral. Universidad de Zaragoza, 2007.
-ABELLÁ SAMITIER, JUAN. Sos en la Baja Edad Media. Una villa aragonesa de frontera. I.F.C.(C.S.I.C.). Excma. Diputación de Zaragoza. Zaragoza, 2012.
-FALCÓN PÉREZ, Mª ISABEL. Libro del Reparo del General de Aragón (1489-1498) Textos de Historia Moderna, 1. Annubar Ediciones. Zaragoza, 1993.
-FURIÓ, ANTONI. “Deuda pública e intereses privados: finanzas y fiscalidad municipales en la Corona de Aragón”.Edad Media, revista de historia nº 2: Instrumentos de pago y finanzas en la Edad Media, pp.35-80. Universidad de Valladolid. Valladolid, 1999.
-SESMA MUÑOZ, JOSÉ ÁNGEL. La Diputación del Reino de Aragón en la época de Fernando el Católico. I.F.C. Zaragoza, 1977.



domingo, 17 de enero de 2016

UN ENTRENADOR SOSIENSE

En este epígrafe dedicado a los deportes no debemos olvidarnos de un sosiense que ha dedicado todo su tiempo y esfuerzo a la captación, formación y preparación de jóvenes promesas, sobre todo en el fútbol latinoamericano; se trata de Francisco Vinacua Martínez, que posee el título nacional de entrenador desde 1968.
Escudo del Atlético Barranquilla (Colombia)
Amante del fútbol base, en 1970 marchó a América comenzando en el Atlético de Barranquilla (Colombia) y creó un curso de entrenadores junto con Mario Lignarolo como director ejecutivo y Tomás Suri Salcedo como secretario técnico.
Francisco Vinacua considera que el fútbol en España tiene una concepción distinta de lo que es en realidad, puesto que "aquí no se trabaja al muchacho desde la base, y aunque sí surgen figuras, éstas son más bien el producto de los propios recursos de los clubes y no de una adecuada y progresiva preparación desde la infancia"[1].
Actualmente está jubilado y reside en España. Vaya desde aquí nuestra más sincera felicitación por su esfuerzo realizado con los más jóvenes.




[1] Periódico “Mundo Deportivo”. 23 de julio de 1977. Entrevista de Nolla Durán a Francisco Vinacua.