miércoles, 23 de diciembre de 2015

GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

      El fuerte grado de afiliación sindical ugetista en la comarca hizo que la mayoría de las alcaldías de las Cinco Villas, incluída la de Sos, estuviera en manos de dirigentes socialistas, con capacidad de organización y movilización, llegando a tener una sección con ejecutiva en Sos, donde en 1933 llegó a tener 115 socios[1]; la C.N.T. no llegó a tanto, pero sus afiliados se reunían en casas particulares de la Villa; el sindicato de derechas Acción Popular Agraria, con su Acción Femenina Aragonesa, también tenía sede en Sos.
En Sos se constituyen en poco tiempo el Círculo Republicano de la Alianza, el partido Republicano Radical Socialista, los partidos Izquierda Republicana, Juventudes Socialistas y la coalicción Unión de Derechas y Agrarios.
La vuelta al gobierno de los republicanos de izquierdas tras las elecciones de febrero de 1936 supuso la posibilidad de llevar a cabo desde el poder, y legalmente, -no de forma revolucionaria como se había intentado en octubre de 1934-, medidas reformistas tendentes a mejorar la situación de las clases más desfavorecidas. Esta amenaza política y económica a los privilegios tradicionales del bloque oligárquico, en un momento de crisis y con una clase dominante y un Estado elitista hasta 1931 que nunca había accedido a la concesión gradual de derechos a la clase trabajadora, hizo de una República reformista una experiencia inaceptable, tachada de revolucionaria y que había que eliminar de raíz. Por ello, la implantación de un régimen fascista mediante un terror arbitrario y cruel se vislumbró como la única forma de poner fin a las aspiraciones y sueños de las clases trabajadoras[2], apoyando no sòlo el golpe militar de 1936, sino también a recurrir con la fuerza de las armas en las tareas de represión.
La estructura de la propiedad de la tierra, los conflictos campesinos durante la II República y la trayectoria sindical socialista, fueron los factores que alimentaron la dureza con que se implantó el nuevo régimen en esta comarca.

En las Cinco Villas podría decirse que las pocas posibilidades de resistencia que podían generar núcleos de población dispersos, como es el caso de Sos, junto a la indecisión de los primeros momentos, la falta de un número suficiente de armas, la adhesión temprana de la Guardia Civil y de voluntarios derechistas y el empleo desde el principio de una violencia desmesurada, explica la pronta caída de la villa en manos de los insurgentes.
A la vez que se confirmaba el triunfo de la insurrección, el inicio de las detenciones y ejecuciones sin juicio previo o por juicio sumarísimo reflejaron el carácter violento del pronunciamiento militar y la intención de eliminar para siempre el germen socialista y republicano. El éxito de tan radical objetivo hay que buscarlo en la rápida disposición de las fuerzas del orden y la oligarquía rural, movilizada a través de Falange principalmente, en la realización de las labores de represión o en el papel de informantes a fuerzas exteriores como militares o requetés de Navarra. Esto significa que, aunque el ejército asumió muy pronto la máxima responsabilidad en la organización de esta máquina exterminadora, en los primeros momentos desempeñaron también un papel muy importante en la represión los voluntarios derechistas y los grupos locales dominantes en los municipios.
A finales de julio de 1936 los sublevados habían conseguido el control absoluto de Sos. Esta facilidad en la que se preveía una fuerte oposición fue el resultado lógico del ejercicio de una violenta represión física y psicológica por parte de unas fuerzas bien preparadas que impidieron que una localidad desorganizada y aislada pudiese oponerse eficazmente y que en las ocasiones que se crearon resistencias éstas fueron duramente aplastadas.
        Se tiene conocimiento de la existencia de columnas de castigo para sofocar las oposiciones surgidas, formadas por militares, Guardia Civil de Ejea y Uncastillo, y falangistas de Tauste que actuaron en Sos y otros municipios de las Cinco Villas[3].  Sólo dos días después del golpe de estado del 18 de julio, encabezado por el general Sanjurjo, los sindicalistas de Sos, sobre todo obreros del canal, controlaron las entradas al pueblo esperando la llegada de compañeros de Zaragoza con la esperanza de sofocar rápidamente el golpe y de esta forma controlar el pueblo, pero lo que llegó a Sos fue una expedición militar de un centenar aproximadamente de soldados y Guardias de Asalto al mando del capitán Miguel Sánchez Blánquez, quienes tomando posiciones en el Cerro de Calderón abren fuego contra los sindicalistas que controlan la entrada al pueblo, que apenas pueden repeler el ataque con sus rudimentarias escopetas de caza. Al anochecer, los fascistas entran en Sos, causando heridos y una gran desbandada de trabajadores que corrieron a refugiarse en los montes próximos de Uncastillo y Urriés, donde se produjeron encuentros entre las fuerzas del orden y falangistas que dieron batidas en busca de los huídos, otros[4] correrían hacia sus casas, comenzando entonces las detenciones, entre las que se encuentran la de los vecinos Primitivo y Máximo Palacín, a quienes mataron posteriormente en Zaragoza. A un hermano de estos, Eugenio, lo sacaron de la cárcel de Sos, donde había sido brutalmente maltratado, para ejecutarlo en la plaza de la villa. Esta ejecución fue tan profusamente anunciada que incluso desde Sangüesa se organizó de propio un viaje para asistir a su muerte. A la una de la tarde acabaron con su vida. Al atardecer, su madre, Asunción Campaña, junto con su hermana Adela, salieron hacia Pamplona, y al llegar a Izco fueron abordadas, encontrándose sus cadáveres días después con claros síntomas de haber sido violadas.
   
      Las detenciones masivas en España se produjeron desde el mismo día 19 debido a las listas que poseía el Ejército y Falange y a las informaciones que proporcionaba la derecha local. Los fusilamientos fueron numerosos en los primeros días, pero agosto y septiembre de 1936 son los meses en que se produjeron el mayor índice de asesinatos. Según datos del Registro Civil, de la comarca de Sos se tiene constancia de 144 asesinados, aunque en los registros hay gran cantidad de personas desconocidas provenientes de las Cinco Villas, al igual que otros asesinados no eran inscritos en el libro de defunciones, por lo que presumiblemente el número de muertos fuera mayor[5].
Esta rapidez en las ejecuciones, y sin juicio previo, fue aprovechada por muchos deseosos de solventar otras situaciones que acababan en enfrentamientos de tipo individual, de clanes familiares o de grupos de variada afinidad, de antiguos litigios y venganzas. A veces, su origen se perdía en la memoria de los tiempos, pero se mantenía en estado latente y estallaba con ocasión de un asunto aparentemente banal, otras veces la envidia, la codicia, herencias mal resueltas, problemas y litigios de índole agrícola, y un largo etcétera producían brotes de violencia que en ocasiones alcanzaban finales sangrientos.
Uno de los hechos más trágicos encontrado en las hemerotecas es el acaecido en Sos por el enfrentamiento de un guardia municipal, Santos Marcos Campaña, que sorprendió a un vecino llenando un saco de paja en un corral y le disparó con su arma, matándole en el acto. Al parecer existían viejos resentimientos entre ambos. El asesino huyó al monte.[6]

Por otra parte, la amenaza de la Reforma Agraria suponía un peligro para los terratenientes, por lo que las Alcaldías y sus funcionarios fueron uno de los principales objetivos de los sublevados, aunque la represión que sufrieron fue más bien administrativa que física, ya que muchos pudieron huir de los pueblos, y los que quedaron recibieron el castigo en forma de “depuración”o “saneamiento”. Solo hay constancia en Sos de la destitución y supresión de empleo y sueldo, el 20 de diciembre de 1939, del alcalde y de un empleado sindicalista.
     Respecto al lugar de las ejecuciones varía mucho, pues se debía a la capacidad de la infraestructura penitenciaria de los municipios y a que fueran sedes de donde partían las columnas de castigo; a este respecto se tiene constancia que en la localidad de Sos se realizaron 34 ejecuciones. En cuanto al estatus social de las víctimas, existen datos de que en el primer año de guerra en el partido judicial de Sos 39 personas eran trabajadores agrícolas.

            En resumen podemos decir que, si bien durante el período de la guerra civil que aconteció en España, la población de Sos no se vio directamente inmersa en una cruel contienda, como sucediera en otras zonas de Aragón, sí que sufrió, como el resto de la Península, las gravísimas consecuencias derivadas de la misma: odio, venganzas, asesinatos, fusilamientos, desaparecidos, etc., y la posterior miseria, desolación, hambre y emigración.(Continuación)

Pueblo de Belchite, tras la guerra civil.




[1]Fuente: Censo del Jurado Mixto del Trabajo Rural (1932) y Junta Provincial de Reforma Agraria (1933)
[2] Cifuentes Chueca, Julita, y Maluenda Pons, Pilar. "Propiedad de la tierra, conflictividad social y represión en la comarca de las Cinco Villas durante la guerra civil española(1936-1939)" Actas V Jornadas de estudio sobre Cinco Villas. Tauste, 1989.
[3] Diario de operaciones de la V División (Servicio Histórico Militar)
[4] Altafaylla Kultur Taldea. De la esperanza al terror, Navarra, 1936. Estella (Navarra) 1986, vol.2, pp. 194-196.
[5] Diario de Navarra. 22,VII,1936.
[6] Heraldo de Aragón. 1 de septiembre de 1934.





BIBLIOGRAFÍA


-ALTAFAYLLA KULTUR TALDEA. De la esperanza al terror, Navarra, 1936. Vol. 2, Estella (Navarra)1986.
-CASANOVA, JULIÁN. Anarquismo y revolución en la sociedad rural aragonesa, 1936-1938. Ed. Crítica. Barcelona, 2006.
-CASANOVA, JULIÁN; CENARO, ÁNGELA; CIFUENTES JULITA; MALUENDA, Mª PILAR y SALOMÓN, PILAR. El pasado oculto. Fascismo y violencia en Aragón (1936-1939) Siglo XXI España Editores. Madrid, 1992.
-CENARRO, ÁNGELA. Cruzados y camisas azules. Los orígenes del franquismo en Aragón, 1936-1945. Prensas Universitarias de Zaragoza. Zaragoza, 1997.
-CIFUENTES CHUECA, JULITA Y MALUENDA PONS, PILAR. “Propiedad de la tierra, conflictividad social y represión en la comarca de las Cinco Villas durante la guerra civil española (1936-1939)”Actas V Jornadas de estudio sobre Cinco Villas. Tauste, 1989.
-LAFOZ RABAZA, HERMINIO. Dirigentes y cuadros socialistas y la U.G.T. en Aragón (1931-1939). Fundación Bernardo Aladrén. Zaragoza, 2007.
-MORENO BURRIEL, ELISEO. “Desorden en el campo: Análisis de la conflictividad en la sociedad rural aragonesa  durante el Bienio Negro”. Nuevas tendencias historiográficas en la historia local de España: Actas del II Congreso de Historia local de Aragón (Huesca, 7 al 9 de julio de 1999) Miguel Angel Ruiz Carnicer (Coord), pp. 107-124. Instituto de Estudios Altoaragoneses. Huesca, 2001.
-RIPALDA GABÁS, CARLOS. Navardún, historia de la Valdonsella. Zaragoza,2013


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