domingo, 29 de noviembre de 2015

LA CAPILLA MUSICAL DE SAN ESTEBAN EN SOS

Una capilla musical es el conjunto de personas y toda la estructura necesaria para interpretar la música en las catedrales, iglesias, monasterios, conventos y palacios.
El maestro de capilla era el principal responsable del buen funcionamiento de la capilla, encargado de la composición de la música, del repertorio a interpretar, de ensayar, de dirigir a cantantes e instrumentistas, reclutar jóvenes y educarlos en el canto y música, alojándolos en su casa y ocupándose de su educación general y de su manutención, de custodiar los libros de coro, hacer copia de sus creaciones y ofrecerlas a otros maestros de capillas, de representar a los músicos ante los responsables de la institución a la que pertenecía la capilla y de realizar, en general, cualquier función relacionada con el canto y la música dentro de su institución. Funcionaba igual que un gremio artesanal, y se terminaron de formar y estructurar durante el Renacimiento.
Sillas del coro de San Esteban, donde cantaban los racioneros de la iglesia. Sos del Rey Católico
           La capilla musical de la iglesia de San Esteban, al igual que el resto de las capillas musicales de las Cinco Villas, no poseía una estructura fija y estaba integrada por un grupo de cantores, un organista y uno o dos instrumentistas, fundamentalmente de viento (hasta el siglo XVIII no se introdujeron los instrumentos de cuerda). A pesar de que hay constancia documental tanto de la práctica del canto llano como de la polifónica, no existen en estas capillas de las Cinco Villas ni un sochantre (director de coro) ni un maestro de capilla, por lo que algunas de las funciones de estos cargos, como la custodia de los libros de coro o la entonación en el canto, eran desempeñadas en diferentes turnos por los propios racioneros de la iglesia.
A los racioneros que querían acceder al coro se les exigía haber sido bautizados en la villa y se les daba un plazo de cuatro meses para adiestrarse en el canto llano, transcurridos los cuales debían superar un examen ante dos de los racioneros más antiguos, que ejercían de examinadores, y que juzgaban las aptitudes del aspirante apelando a las “ordinaciones” como «necesario para que los oficios divinos se celebren con el debido concierto». La principal función de los cantores era la de acompañar los oficios divinos y la misa, ocupando su asiento en el coro por orden de antigüedad.
 
Órgano en la iglesia de San Esteban. Sos del Rey Católico
      El organista no siempre era racionero y tenía la obligación de acudir a todas las celebraciones bajo penas sobre su salario e incluso sobre su propio puesto. El modo de acceso era mediante exámen con el que mostraba sus conocimientos y habilidades tanto en el canto llano como en el propio instrumento solicitando «que fuese gobernado por sujeto inteligente y de conocida habilidad que supiese conservarlo sin detrimento alguno y no echar a perder». En la iglesia de San Esteban se conserva un órgano construído por Ramón de Tarazona en 1775, en sustitución de otro anterior de 1757 de Silvertre Thomas, aunque existe documentación de la fabricación de un órgano en 1504 ( ver órgano de Sos)
Los ministriles(instrumentistas) no eran un elemento fijo en la capilla, de modo que en algunos momentos podían coincidir varios en la misma o no haber ninguno, por no haberse contratado otro tras la marcha del anterior. Habitualmente eran bajones y cornetas, sin ración y eran contratados y pagados por el propio capítulo, acudiendo también en algunas solemnidades y fiestas de las villas. En algunas ocasiones tenían además como obligación el adiestramiento de canto llano a los cantores, o en el propio instrumento si alguno de los racioneros mostraba interés en ello.
El repertorio más usado en todas estas capillas era de canto llano, reservando la práctica de la polifonía para las mayores solemnidades en las que se ha documentado incluso la interpretación de villancicos.

En las Cinco Villas se han conservado diferentes fuentes musicales, fundamentalmente libros de canto llano: Kyriales, Graduales, Himnarios, Antifonarios, etc., tanto manuscritos como impresos, entre los que podemos destacar las Pasiones y Lamentaciones y Turba Angelica con cantoria, impresas por Pedro Sánchez de Ezpeleta de 1609, y localizadas en Ejea de los Caballeros, Sos del Rey Católico y Uncastillo.
En los archivos parroquiales apenas hay constancia de documentación musical polifónica, a excepción de una pasión a tres voces incompleta y un fragmento de sonata instrumental en la villa de Sos.
En este capítulo debemos destacar la invitación al Rosario de la Aurora de Sos que, como gran parte de las auroras, se debió cantar en ritmo libre, y que ha sido acompasada y hasta metronomizada por Dn. Mariano Fuentes, presbítero entusiasta de la música.



BIBLIOGRAFÍA

En la web:
-www.enciclopedia-aragonesa.com. Archivos musicales de las Cinco Villas
-Wikipedia. Capilla de música.


domingo, 22 de noviembre de 2015

RITOS Y CREENCIAS PASTORILES

Los pastores son uno de los colectivos que más  protecciones buscaban contra todo aquello que les asustaba o que pudiera perjudicar a su rebaño. Especialmente contra las tormentas solían portar  la piedra del rayo. Se dice que un rayo no cae dos veces en el mismo sitio, por eso una piedra que ya hubiera sido castigada por el rayo acompañaba siempre el zurrón de los pastores. (Teoría que carece totalmente de fundamento; además,¿Cómo y dónde encuentras esa piedra? ¡ Anda…búscala!)
Del mismo modo, en las solitarias cabañas que tenían en los campos solía haber un objeto metálico porque así absorbían la carga eléctrica del rayo sin causar daños.
Una oveja marta en un rebaño
El ganado, que era su principal sustento, ha sido desde siempre una de las grandes preocupaciones de los ganaderos, por eso  había que cuidarlo y protegerlo de cualquier enemigo o mal exterior sea cual fuera su naturaleza. De ahí que se hicieran acompañar de un perro para hacer frente al ataque del lobo. También solían  acompañar los rebaños con alguna oveja totalmente negra, llamadas "marta", o de algún macho cabrío o “buco” igualmente de negro pelaje, por considerarlos protectores del ganado, especialmente del rayo. Estas martas y bucos gozaban de una gran reputación y eran animales que estaban muy buscados por los ganaderos, ya que es muy difícil que nazca una res íntegramente negra, pues aunque a simple vista hay muchos corderos o cabras que podemos considerarlos de negro pelaje, no lo son del todo, pues una simple mancha blanca en la pata, rabo, vientre, oreja, o cualquier otra parte del cuerpo, por pequeña que sea, los descalifica como protectores[1].Además estos animales gozaban de otros privilegios frente al resto del rebaño, ya que bajo ningún concepto podían ser marcadas con el sello del ganadero y tampoco nunca en la vida del animal se les podía escodar (cortar la cola) ni muescar (marcar la oreja); igualmente no podían ser sacrificadas, o sea, que morían de viejas. Dicen que son brujas arrepentidas que cuidarán siempre del rebaño.
Piedra bruja
Igualmente, para proteger al ganado de las brujas malas y evitar maleficios, como que las ovejas  se vuelvan modorras, o eludir enfermedades que podían malmeter en los animales, colgaban en las puertas de los corrales y parideras la piedra bruja o piedra de la bruja, que es una piedra horadada de forma natural por la acción de la madre naturaleza. Igualmente, para evitar que se propague esta enfermedad basta ba con enterrar la cabeza de una res muerta por esta enfermedad a la entrada del corral.
También en las largas caminatas, cuando los pastores subían a puerto, solían llevar consigo un garrapito, que viene a ser una especie de pequeño cascabel de sonido agudo que con su estridente sonido, según la creencia popular, ahuyentaba las víboras.
Todas estas creencias pastoriles se han venido practicando hasta no hace mucho tiempo en nuestra comarca y el Alto Pirineo. Hoy en día ya están en desuso, pues el ganadero de la era moderna reconoce la desmitificación de todas estas creencias, pasando a formar parte de la etnografía y modo de vida de nuestros ancestros pastores.




[1] El porcentaje de nacimiento de una cordero  íntegramente negro es de uno entre 1000



BIBLIOGRAFÍA

-BIZÉN dó RÍO MARTÍNEZ.  Ritos, mitos y tradiciones de la ganadería alto aragonesa”, en VV.AA., I Congreso de Aragón de etnología y antropología, pp. 183-188. I.F.C. (C.S.I.C.), 1979.
-Agradecimiento a Pedro Oliva, ganadero, ex-concursante del programa Gran Hermano.

ARQUITECTURA PASTORIL: BARDIZAS, CABAÑAS, CORRALES Y BARRERAS


Pastores y agricultores, desde siempre, cuando salían del núcleo urbano para realizar las trabajos propios de su actividad, intentaban protegerse de las inclemencias del tiempo, tanto ellos mismos como los animales que les acompañaban, bien fuera ganado de explotación o animales de tiro. Es por esto que desarrollaron y edificaron en los campos y montes diversas construcciones que fueron adaptando a  los diferentes usos y necesidades que requerían.
Cabañas diseminadas. Sos del Rey Católico
       Además, la cercanía o lejanía de las zonas de cultivo respecto al núcleo urbano condicionaba también la envergadura de estas construcciones, pues en muchos casos la lejanía del lugar de trabajo obligaba al ganadero o agricultor pasar varios días seguidos o la temporada agrícola fuera del hogar, por lo cual estas construcciones tenían que disponer de todos los elementos necesarios para vivir varios meses en ellos. De este modo las tipologías constructivas fueron muy diferentes, siendo el denominador común en todas ellas el haber sido realizadas con materiales del entorno y con el mínimo costo posible, por lo que fueron los propios ganaderos y agricultores los que fueron desarrollando una técnica constructiva y arquitectónica rural muy característica. Es la llamada arquitectura pastoril.
 El ejemplo más sencillo de esta arquitectura pastoril lo tenemos en la bardiza o choza. Un refugio para protegerse del molesto viento o del agobiante sol en verano. La bardiza estaba constituída solamente por dos paredes formadas por un entramado de palos formando un ángulo y apoyadas en cualquier pendiente natural del terreno; no tenía techo, por lo que si llovía ponían las pieles encima como protección. Estas bardizas, como bien puede entenderse, tenían carácter provisional y se construían en cualquier zona del terreno en el mismo momento de ser necesarias.
Entrada a una cabaña. Mamillas (Sos del Rey Católico)
Más estables eran ya las casetas o cabañas; construcciones  rústicas ubicadas en los campos de labor, alejadas del núcleo urbano y cuya función, además de servir como protección ante las inclemencias del tiempo, era la de guardar las herramientas y utillaje de uso agrícola, pues el acarreo constante de las mismas desde el núcleo urbano al campo y viceversa, suponía un largo, pesado y absurdo  transporte cada vez que el agricultor iba al campo. Suelen ser construcciones de una sola planta, de unos pocos metros cuadrados de superficie, levantadas con adobe o mampostería irregular, dependiendo del terreno en el que están ubicadas, con cubierta a una vertiente y con un vano como entrada; en ocasiones, si la cabaña es algo más grande, se le añade algún que otro pequeño vano a modo de ventana para facilitar la entrada de luz natural al interior. No eran construcciones muy consistentes, por lo que las reparaciones de su estructura solían ser bastante frecuentes.
Cabaña en ruinas.Sos del Rey Católico.
Restos de una cabaña. Sos del Rey Católico











                          Con la progresiva sustitución del ganado de labor por el cómodo tractor en la segunda mitad del pasado siglo éstas cabañas fueron perdiendo poco a poco la función para la que fueron construídas, pues ahora el agricultor disponía de un vehículo rápido para desplazarse, además de realizar las labores agrícolas con más rapidez y comodidad, con el consiguiente ahorro de tiempo, lo que facilitaba el regreso diario a casa. Por ello, muchas fueron abandonadas y el paso del tiempo, sumado a su frágil consistencia, han dado como resultado el desplome de la mayoría de ellas, quedando en el terreno las ruinas de lo que en su día fue el refugio y pequeño almacén del agricultor. En Sos encontramos restos de cabañas diseminadas por toda la comarca.
Alguna de estas cabañas, las menos, se han restaurado y fortalecido estructuralmente porque sus dueños las han adaptado a otros usos alternativos más modernos.
Escalera de ascenso a la parte superior de una borda.
Ceñito (Sos del Rey Católico)
             Algo más grande que la cabaña es la borda, construcción funcional que suele estar a pie de finca y no muy alejada del centro urbano, cuyo uso principal es prácticamente el mismo que la cabaña, pero es este caso  la borda da cabida tanto a pastores como a ganado, por lo que la distribución interior deberá adaptarse a las necesidades de ambos.
Techumbre de una borda. Ceñito (Sos del Rey Católico)
Son edificaciones de planta rectangular, con tejado a dos vertientes y divididas interiormente en dos alturas: en la zona inferior se estabula el ganado o los animales de tiro,  se guarda el utillaje, aperos y herramientas, y en la parte superior, generalmente abuhardillada, es donde suele dormir el pastor o agricultor, además   de servir de almacén de grano y forraje para los animales.

Corral en Cenaruga. Sos del Rey Católico
        Pero lo más común en la comarca de Sos y en todas las Cinco Villas son dos tipos de construcciones mucho más grandes y bastante diferenciadas entre sí: el corral y la barrera. Ambos buscan principalmente el abrigo del viento, por lo cual su ubicación no es arbitraria. También buscaban construir en lugares elevados para protegerse de las avenidas y torrentes en caso de lluvia y poder aventar mejor en la era, siempre situada junto al corral.
Almacén de paja en un corral abandonado.
Vico (Sos del Rey Católico)
Aunque los corrales también son construcciones de uso temporal, la permanencia en los mismos es mucho más duradera debido al calendario que imponían las faenas agropecuarias (siembra, siega…), por lo cual estas construcciones debían estar debidamente preparadas para vivir en ellas un largo período de tiempo, tanto las personas como el ganado de explotación, animales de labor (mulas, bueyes..),de compañía (perros…),y de granja (conejos, pollos…) además de contar con las instalaciones oportunas para la estabulación de los mismos (rediles, establos, cuadras, corrales…) y para su alimetación (almacenes de paja y forraje, abrevaderos…) Igualmente debía disponer todo lo necesario para las labores agrícolas: era, algún pequeño espacio de tierra cultivable para el autoconsumo, almacenes para el grano, pajar, almacén de herramientas, pozo de agua… y , por supuesto, la vivienda con todo el acondicionamiento posible para pasar estos largos períodos.
Restos de un serenau. Ceñito (Sos del Rey Católico)
El corral se caracteriza por estar todo su perímetro cerrado por un muro de mampostería, donde se distingue una zona descubierta y acotada para el ganado, llamada serenau, que se comunica con otra zona de las mismas características, también para el ganado, pero cubierta. El resto de construcciones para animales están todos cubiertos.
La barrera, muy similar en cuanto a la tipología constructiva de los  corrales y también en cuanto a su uso, se caracteriza por carecer, al menos, de cubierto para el ganado.
El tamaño de los corrales varía dependiendo de varios factores: morfología del terreno, superficie y extensión de tierra a cultivar, número de cabezas de ganado, distancia del núcleo urbano, personal dedicado a trabajar, etc; además de otros factores circunstanciales históricos y socioeconómicos.
La pardina es un conjunto de casas, casi siempre anejas, emplazadas en explotaciones agropecuarias de gran tamaño y que conforman una unidad de economía autosuficiente; esto quiere decir que debe disponer de dependencias para guardar el ganado (corrales y cuadras), los aperos de labranza, el forraje y el grano, el material para la explotación forestal, pozo de agua, cocina, bodega, etc.  En principio fueron pensadas para uso permanente, pero con posterioridad han sido utilizadas exclusivamente como vivienda temporal en épocas de faenas agrícolas o ganaderas. Son unidades arquitectónicas de volúmenes complejos, alejados de los pueblos, y podría decirse, que son un pequeño núcleo de población en sí mismas, llegando a tener iglesia o ermita y hasta colegio, como en el caso de Vico.

Acceso a un serenau. Ceñito (Sos del Rey Católico)

Acceso a un serenau. Ceñito (Sos del Rey Católico)


Vivienda con corrales anexos. Vico (Sos del Rey Católico)


Las viviendas en los corrales y pardinas estaban equipadas para pasar largas temporadas en ellas.Fotografías del interior de algunas casas abandonadas en las pardinas de Sos del Rey Católico.












BIBLIOGRAFÍA

                      -GIMÉNEZ AÍSA, Mª PILAR. Arquitectura tradicional de las Cinco Villas. Adefo Cinco Villas. Zaragoza, 2008.
-RÁBANOS FACI, CARMEN. La arquitectura popular aragonesa. Enciclopedia temática de Aragón. Vol. XIII. Ed. Moncayo. Zaragoza, 1986.
-RIVAS, FÉLIX A. “Arquitectura popular y paisaje cultural”, en Delimitación Comarcal de Zaragoza, colección Territorio 36, pp.275-288. Gobierno de Aragón, Zaragoza, 2011.
-RIVAS, FÉLIX A. "Construcciones pastoriles en Cinco Villas". Temas de Antropología Aragonesa, nº 7, pp. 71-99. Instituto Aragonés de Antropología. Zaragoza, 1977.


domingo, 15 de noviembre de 2015

LA COMIDA DE LOS SEÑORES DE UN CASTILLO MEDIEVAL

Las comidas de los señores feudales eran auténticos banquetes pantagruélicos. Carnes, pescados, aves, frutas, verduras, quesos, frutos secos, dulces,...todo lo que el señor podía disponer era cocinado y presentado a los comensales, lo que no implicaba que éstos tuvieran que comer de todo, sino que se ofrecía a modo de “self service”, donde cada invitado comía lo que le apetecía, o hasta donde su estómago le permitiera.
En los castillos medievales la cocina solía estar ubicada en el patio, formada por un gran hogar con una chimenea amplia y alta, alejada del resto de dependencias para evitar incendios, y rodeada de otros edificios complementarios a ella, como el horno de pan, la bodega o la despensa. En la cocina solía haber más de 10 personas, pues la cantidad de viandas a cocinar eran desmesuradas.
Los comensales se situaban alrededor de la mesa según su estatus social, con la punta de sus dagas o puñales cogían, de los grandes platos donde se sacaba la comida, la parte que se iban a comer y la dejaban en un gran pan individual que hacía las funciones de plato. Si la pieza servida era grande, pues generalmente los animales se servían enteros, el anfitrión previamente la cortaba en trozos más pequeños con su espada.
     El vino, generalmente de poca graduación, se servía en copas o vasos de metal o de maderas nobles. Al final de la comida servían otro tipo de vino perfumado con miel y especias. La miel y las especias eran muy usadas, pues los castillos medievales solían tener sus propios panales, y las especias se utilizaban prácticamente en todos los guisos, unas veces para aromatizar y condimentar el plato y otras para disimular el olor de la carne caducada.
Estaba bien visto comer con tres dedos de la mano y, a falta de servilletas, se usaba la caída del mantel para limpiarse (todo un placer)
Como ejemplo de un menú de las copiosas comilonas medievales transcribimos una “merienda” que realizó en 1623 el célebre cocinero del rey Felipe III, Francisco Martínez Montiño, y que recogió en su libro Arte de cocina.

“Una merienda”(sic.)

Perniles cocidos.
Capones, o pabos asados calientes.
Pastelones de ternera,  pollos, y cañas calientes.
Empanadas inglesas.
Pichones y torreznos asados.
Perdices asadas.
Bollos maimones, o de vacía.
Empanadas de gazapos en masa dulce.
Lenguas, salchichones y cecinas.
Gigotes de capones sobre sopas de natas.
Tortas de manjar blanco, natas, y mazapán.
Hojaldres rellenos.
Salchichones de lechones enteros.
Capones rellenos fríos, sobre alfitete frío.
Empanadas de pabos.
Tortillas de huevos,  torreznos, y picatostes calientes.
Empanadas de benazón.
Cazuelas de pies de puercos con piñones.
Salpicones de vaca, y tocino magro.
Empanadas de truchas.
Costradas de limoncillos, y huevos mejidos.
Conejos en huerta.
Empanadas de liebres.
Fruta de prestiños.
Truchas cocidas.
Noclos de masa dulce.
Panecillos rellenos de masa de levadura.
Platos de frutas verdes.
Gileas blancas, y tintas.
Fruta rellena.
Empanadas de perdices en masa de bollos.
Buñuelos de manjar blanco, y frutillas de lo mismo.
Empanadillas de cuajada, o ginebradas.
Truchas en escabeche.
Plato de papín tostada con cañas.
Solomos de vaca rellenos.
Cuajada de platos.
Almojavanas.

Y termina diciendo:
Si la merienda fuere un poco tarde, con servir pastelones de ollas podridas, pasará por cena. Ensaladas, frutas y conservas, no hay para qué ponerlas aquí, pues se sabe que se ha de servir de todo lo que se hallare, conforme al tiempo en que se hiciere la merienda...
Pues ahí queda eso, si os quedáis con hambre no os preocupéis, que unos pastelones de ollas podridas “podrán pasar por cena” y terminarán de saciar vuestro apetito. “Buen provecho”.
No obstante la comida de los señores feudales no distaba mucho de las comidas reales en los siglos posteriores, a tenor de una olla podrida que le sirvieron al rey Fernando VI y que estaba compuesta por los siguientes ingredientes:
-8 libras de vaca
-3 libras de carnero
-1 gallina
-1 perdiz
-2 pichones
-1 liebre
-4 libras de pernil
-2 chorizos
-2 libras de tocino
-Verduras y garbanzos
-Especias finas

El importe de esta olla a la española ascendía a 48 reales de vellón[1]


Como es lógico pensar, estos festines y banquetes gastronómicos de la realeza y de la nobleza traían consigo todo tipo de enfermedades asociadas a los abusos culinarios: hipertensión, obesidad, gota, etc... siendo la causa de la muerte de alguno de ellos.








[1] Archivo del Palacio Real. Secc: Adm., leg. 883.






BIBLIOGRAFÍA

-MARTÍNEZ MONTIÑO, FRANCISCO. Arte de cocina, Pastelería, Vizcochería, y Conservería, pp. 19-20. Decimaséptima impresión. Imp. de Serba y Martí. Barcelona, 1823.
-SIMÓN PALMER, Mª DEL CARMEN. La cocina de Palacio 1561-1931. Ed. Castalia. Madrid, 1997.
En la web:
-www.utopolibre.educahistoria.com. José Luis de la Torre Díaz: “La comida de un castillo medieval”

viernes, 13 de noviembre de 2015

GUARDIA CIVIL APEDREADO EN SOS







Un guardia civil, apedreado por varios jóvenes en Sos, logra ahuyentarlos a sablazos; pero han tenido que concentrarse allí más fuerzas de la Benemérita.

Zaragoza, 2-04-1934. Unos cuantos jóvenes apedrearon ayer en el pueblo de Sos a un guardia civil que iba de paseo, y tuvo la fortuna de que ninguna piedra le hiriese. El guardia sacó el sable y repartió varios golpes entre los alborotadores hasta conseguir ponerlos en fuga. El incidente soliviantó los ánimos de los elementos extremistas del pueblo y, como se temieran sucesos desagradables, se concentró rápidamente en aquel lugar la Guardia Civil[1].










[1] Periódico “El Sol”, año XVIII, nº 5.190, 03/04/1934, p. 12.

domingo, 8 de noviembre de 2015

LOS LAVADEROS






                     En Sos, como en muchos otros pueblos, el lavadero se asocia a la fuente y al abrevadero. El lavadero, o "labador" (en aragonés,como se le denomina en algunas zonas de Aragón), ha sido siempre punto de reunión y de socialización de las mujeres del pueblo, donde iban a lavar los trapos sucios, tanto los materiales como los personales; en este espacio reservado para las mujeres apenas hacían acto de presencia los hombres del municipio.
Lavadero de Mamillas (Sos del Rey Católico),con piedra inclinada para frotar la ropa.


          El lavadero, en algunos casos, suele estar formado por una pila rectangular, con el borde superior compuesto por una superficie de piedra lisa inclinada hacia el interior para facilitar la faena de enjabonar y frotar las prendas; en otros casos lo conforman dos pilas, una grande para el lavado y otra, algo más pequeña,para el aclarado. 
Todavía queda un vecino en Mamillas que usa el lavadero para lavar su ropa
                        En ambos casos suelen ser obras de piedra enfoscada con cemento y abiertos, aunque también los hay cerrados; algunos de ellos sin cubierta, como el de Mamillas, y otros, los más modernos, están protegidos por muros laterales para evitar las embestidas del viento y cubiertos con una techumbre, aunque permanecen abiertos por los laterales a mayor o menor altura para facilitar la entrada de luz natural al interior.
Fuente y lavadero cubierto de Sofuentes




                  La techumbre puede ser a una o a dos vertientes, como el de Sofuentes, ubicado en las afueras del pueblo, siendo un lavadero  conformado por todos los elementos propios de este tipo de arquitectura popular: fuente,  abrevadero,dos pilas de agua, techumbre y paredes laterales abiertas.
Lavadero de Sofuentes (Sos del Rey Católico) Pilas para lavar la ropa.
             El lavadero de Sos estaba ubicado en los terrenos donde posteriormente se instalaron las primeras piscinas municipales, aprovechando el mismo lugar que antiguamente usaron los romanos. Allí se reunían las mujeres de Sos para "hacer la colada", una tarea doméstica no exenta de cierta fatiga y sacrificio, pues a la distancia a recorrer entre el pueblo y el lavadero y al esfuerzo propio del trabajo que conlleva el lavado de la ropa, hay que añadir la pesada carga de la ropa húmeda de regreso a Sos, que tenían que realizar andando sobre terreno ascendente.
Escaleras que bajaban hasta la "fuente del piojo"
          



               Los ríos y arroyos también eran utilizados como lavaderos, sobre todo si las ropas a limpiar contenían "huéspedes" no deseados (piojos, chinches, pulgas...), algo muy normal en aquellos tiempos. En Sos las mujeres solían ir a la fuente que había bajo el puente románico de Uncastillo, carente de pila, por lo que el restregado se hacía de rodillas sobre las piedras y en la orilla inclinada del arroyo. En este caso no era necesario separar las zonas de enjabonado y aclarado, pues el constante caudal del arroyo era suficiente para regenerar constantemente el agua clara y arrastrar a los indeseables "huéspedes". Por esta razón era conocida esta fuente como "fuente del piojo"




                          La generalización de la electricidad y los electrodomésticos a mediados del siglo XX ha facilitado considerablemente las labores domésticas del lavado de ropa, quedando los lavaderos en desuso y relegándolos a un rincón de nuestra memoria. Muchos han desaparecido, pero otros, gracias al interés de los habitantes y de los ayuntamientos han sido restaurados y conservados para ofrecerlos al visitante como una muestra etnográfica de un pasado muy reciente donde nuestras abuelas pasaban largas y sufridas horas limpiando la ropa.



BIBLIOGRAFÍA

-GIMÉNEZ AÍSA, Mª PILAR. Arquitectura tradicional de las Cinco Villas. Adefo Cinco Villas. Zaragoza, 2008.

-RIVAS GONZÁLEZ, FÉLIX A. “Piedras para el agua”, en: Pilar Bernard Esteban (Coord.) La cultura del agua en Aragón. Usos tradicionales, pp. 116-148. Rode de Estudios Aragoneses. Zaragoza, 2008.

lunes, 2 de noviembre de 2015

LOS BORBONES. EL SIGLO DE ORO

Fernando VI "el Prudente", de Jean Ranc
Al morir Felipe V le sucedió en el trono su hijo Fernando VI , nacido del matrimonio con su primera esposa María Luisa de Saboya; a su subida al trono en 1746 Fernando contaba con 33 años. Sus principales objetivos fueron la liquidación de los frentes de guerra heredados del reinado de su padre y la reforma interna del reino. Amante de la paz evitó cualquier conflicto internacional, llevando a España al período de paz más largo desde tiempos de Felipe II y, mientras las naciones vecinas estaban inmersas en cruentas guerras, Fernando pudo hacer importantes progresos en agricultura, industria y comercio. La Ilustración impulsó el renacimiento cultural español. En 1752 se fundó la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y posteriormente se emprendieron las obras del Jardín Botánico y del Observatorio Astronómico.
.Fernando VI concedió privilegios a la villa de Sos en pago a su lealtad.
Casado con Bárbara de Braganza, hija de Juan V de Portugal, no tuvo descendencia, por lo que al morir en 1759 le sucedió en el trono su hermanastro Carlos III, fruto de las segundas nupcias de Felipe V con Isabel de Farnesio.
Carlos III "el Político", de Andrés de la Calleja.
Carlos III se vio obligado a participar en la Guerra de los Siete Años  para frenar la expansión británica por América, pues habían ocupado Honduras y la colonia francesa de Quebec. La guerra terminó con la Paz de París de 1763. España recuperó Menorca, Florida y la costa de Honduras, aunque no Gibraltar.
El 14 de diciembre de 1788 fallece Carlos III, sucediéndole en el trono su hijo Carlos IV, persona poco avezada en los asuntos de gobierno,dejando el control del mismo en manos de su esposa María Luisa de Parma y de su primer ministro Manuel Godoy, estando marcado su reinado por el impacto que tuvo en España la revolución francesa de 1789 y su posterior desarrollo cuando en 1799 Napoleón se convirtió en el primer cónsul de la república francesa.
Retrato de Carlos IV "el Cazador", por Goya.
Fue este siglo XVIII el llamado “siglo de las luces”, “el siglo de la Ilustración”.
                       La Ilustración se reveló en España como un movimiento de reforma, especialmente a nivel económico, gracias al impulso de la agricultura, la industria y el comercio, y a nivel cultural merced a la educación, las artes y las ciencias.
                  Serán los cuatro primeros borbones de España quienes ejercerán gran influencia en el pensamiento ilustrado. En la primera mitad de siglo Felipe V y Fernando VI empiezan a introducir las ideas ilustradas.  Felipe V, tras la Guerra de Sucesión, trajo consigo el pensamiento reformista francés. Fue él mismo quien inició una serie de reformas para dotar a España de una mayor racionalidad, reorganizando el aparato estatal con una mayor centralización y la pérdida de privilegios forales; se tomaron medidas económicas para intentar mejorar el comercio interior; y se puso en marcha una política de regalismo, para dar más poder al Estado frente a la Iglesia. Los ilustrados ven en las reformas sociales el camino hacia el progreso que llevará a la justicia y a la libertad de los pueblos.
El cientifismo y enciclopedismo serán los vehículos de difusión de las ideas ilustradas; en política triunfaría el reformismo y el despotismo ilustrado el instrumento para conseguir el progreso, la justicia y el bienestar de los pueblos; en lo social se caracterizará por el desarrollo de las ideas sobre el bienestar social, manifestándose la preocupación social a través de una perspectiva laica: filantropía o humanitarismo, amor al ser humano; en lo religioso criticarán el poder de la iglesia; culturalmente defenderán el utilitarismo: la cultura tiene que contribuir a mejorar y modernizar la sociedad, por lo que se fomentarán instituciones culturales, como academias, museos..,se crean importantes instituciones: la Biblioteca Nacional, la R.A.E...; y en el arte el siglo estará marcado por el Neoclasicismo.
El reinado de Carlos III será el prototipo en España del Despotismo Ilustrado, e impulsará las ideas reformistas desde el poder; y en el reinado de Carlos IV la monarquía y la nobleza atacarán las ideas ilustradas; se siente temor a que se contagie el espíritu que dio lugar a la revolución francesa; se producirá un cierre con respecto a Europa.
Fue en este siglo y en este ambiente reformista, cuando el ilustre Dn.Isidoro Gil de Jaz, que aunque nació en Sangüesa su primera educación la recibió en Sos(ver biografía), concedió una extraordinaria importancia a la educación y las letras como elemento impulsor del desarrollo en España, decidiendo fundar en Sos (villa que siempre llevó en su corazón) un colegio regentado por los PP. Escolapios para que todos los niños del municipio tuvieran una educación, donando para ello sus casas y sus bienes.(ver colegio Gil de Jaz)
                     Carlos IV fue retenido con su familia por Napoleón y obligado por éste a abdicar en su hijo Fernando, que a su vez deberá abdicar inmediatamente a favor de José Bonaparte, hermano del emperador. El ascenso de José I al trono de España por imposición de Napoleón introducía así el primer paréntesis en el reinado de los Borbones españoles y la primera restauración de la dinastía tuvo que esperar a la expulsión de los franceses y la llegada de Fernando VII, hijo de Carlos IV.(Continuación)






BIBLIOGRAFÍA

-HISTORIA DE ESPAÑA. Plaza&Janés Editores, S.A. Espluges de Llobregat (Barcelona), 1991.

En la web:

-https://es.wikipedia.org/Fernando VI de España, Carlos III y Carlos IV de España.