sábado, 9 de mayo de 2015

CASTILLO DE AÑUÉS

Situación

Castillo de Añués, en la muga entre Aragón y Navarra

El castillo, o Torre de Añués, perteneciente al término municipal de Sos, se encuentra al noroeste de la Villa, a mitad de camino entre Sos y Sangüesa, a 515m de altitud.
Para llegar a Añués hay que tomar la carretera de Sangüesa, recorrer unos tres kilómetros y desviarse a la izquierda bordeando el canal de las Bardenas, cruzándolo por el tercero de sus puentes de servicio y atravesar una pista hasta que tomamos un poco de altura. Desde aquí lo divisaremos bien dada la altura de su torre y su ubicación sobre una pequeña elevación en el despoblado que lleva su mismo nombre, a la sombra del monte Chaparral .Enseguida nos percatamos, dada la proximidad con Sangüesa, que nos encontramos justo en la muga con Navarra, imaginándonos la función militar para la que fue diseñado y edificado. También podemos llegar hasta él a pie, tomando el sendero histórico GR 1 que pasa por Sos y tras un paseo de 7,5 Km.
Señal del sendero histórico GR 1 en Añués indicando la dirección a Sos y su distancia (7,5 Km)


Historia

Este castillo, uno de los más antiguos de la provincia de Zaragoza, era más bien un puesto de vigilancia avanzado sobre la vecina Navarra. Las primeras referencias históricas datan de un documento falsificado del año 880, cuando el municipio era propiedad del monasterio de Leyre, donado a éste por el rey García Iñiguez junto con Lerda[1]. Según Ubieto Arteta, citado por C. Guitart, es la antigua “Annuissem.”
En la documentación del monasterio de Leire se conservan varias referencias a la antigua villa y a su iglesia, citando el lugar con topónimos como Anias, Anios, Aniosse, Agnos...
En 1088 Aznar (Acenarius clericus de Anios), clérigo de Añués, encomendó su cuerpo y su alma a San Salvador, por medio de un instrumento en el que figura un tal García, “...sacerdos de Anias.”
En 1090 García Fortuñones de Villatuerta y su mujer Toda Galíndez estipularon que tras su muerte pasaría a propiedad del abad Raimundo y el monasterio de Leire su alodio y “palatium” de Añués[2].
 En 1098 esta posesión fue confirmada al abad Raimundo, reconociendo sus derechos sobre la villa[3]., figurando entonces como “Anoise”. Parece ser que la donación consistía en la mitad de la honor que había poseído allí, pues la otra mitad fue entregada por los hermanos de García, Ortí Ortiz de Cortes y Sancha, en 1099, cuando confiaron a su sobrino Lupo, hijo de García y Toda, al monasterio navarro.
En el mismo año (1098), y con motivo de la consagración de San Salvador, el rey Pedro I reconoció los derechos del monasterio sobre la villa. Un diploma datado antes de 1115 afirma que la villa había sido donada a los monjes del monasterio de Leire por el monarca, expresando al mismo tiempo la existencia de una iglesia en el lugar. El mencionado diploma fue suscrito por García, prior de Añués, lo que indica que la iglesia fue, probablemente, sede de un priorato dependiente del monasterio navarro. Por sentencia arbitral, la posesión del templo por los benedictinos no tendría lugar hasta el año 1197.
 En 1136 el Abad García liberó a los hombres de Añués de las malas pechas y los malos fueros, regulando sus relaciones con el monasterio. Por estas fechas se repobló la villa y se mejoraron las defensas del castillo ante el peligro de alguna invasión navarra. Permaneció en el señorío del monasterio de Leyre hasta que en 1305 los monjes del monasterio lo permutaron a Jaime II por el patronazgo de la iglesia de La Real.
En 1473 Juan II lo entregó a Juan Ortiz por la ayuda prestada por éste durante la guerra civil. 
La población fue perdiendo importancia y quedó deshabitado en el siglo siguiente. Sus últimos señores fueron los Añués, hasta la Desamortización, y en 1840 lo adquirió Marco Antonio Bonafonte, en cuya descendencia familiar continúa.[4]

Arte

Lamentablemente no tenemos información arqueológica de profesionales sobre este emplazamiento, pero sí un fabuloso estudio realizado por A. García Omedes.
Torre de Añués
Lo que más destaca, y por consiguiente, lo primero que observamos es su torre, de unos doce metros de altura, de planta cuadrada de unos cuatro metros de lado, con una aspillera en la zona inferior y dos en la superior, y está rematada con almenas. En su interior una escalera de caracol, en piedra.
Adosada a su costado norte vemos los restos de lo que fuera un templo románico de época tardía (XII-XIII), dedicado a San Pedro, edificado en buena piedra sillar con una cuidada técnica, orientado canónicamente, de 18,5 m de largo por 5,5 de ancho; conserva el muro de poniente, la práctica totalidad del muro sur con el presbiterio y algo de los pies del muro norte. El cilindro absidial ha desaparecido, pero se observan sobre el terreno hiladas de sillares que lo perfilan. 






Restos de una edificación posiblemente musulmana
Una granja del último siglo se adosa a todo el conjunto. A unos quince metros hacia el noroeste del templo, en la zona más elevada del pequeño oppidum, queda el basamento de una construcción de planta cuadrada de unos siete metros de lado edificada a base de grandes sillares irregulares y poco trabajados colocados a hueso, que bien pudieran corresponder a una torre anterior, quizás musulmana.
El presbiterio sur forma parte del lienzo norte de la torre. Posee una puerta de medio punto dovelada cegada, que comunicó ambas estructuras. Una imposta biselada recorre la unión de muro y bóveda, de la que se conserva el arranque en este lugar y por detrás del mismo, permitiendo aseverar que era de medio cañón apuntado.
Tras el amplio presbiterio, el muro sur muestra el lugar donde hubo un ventanal, con su medio punto a partir de la imposta. Hubo dos arcos fajones apeados en pilastras adosadas al muro, mediante continuación de la imposta descrita. La más anterior ha desaparecido, quedando su cicatriz, y la posterior, permanece íntegra.
El muro de poniente permanece completo hasta el nivel superior del ventanal derramado al interior que lo centra en altura. Hay mechinales en los muros laterales que evidencian la presencia de un coro alto de madera.
A la derecha de la imagen: cierre de mampostería del muro norte
Gran parte del muro norte ha desaparecido y se sustituyó por un cierre de mampostería hasta enrasar con la fachada este de la torre, probablemente para poder cerrar y utilizar como sala para uso diferente al original. Desde el interior de la granja adosada al conjunto podemos ver la zona exterior del muro sur del templo y los contrafuertes que señalan la existencia de pilastras al interior.
Frontal de la torre, donde se aprecian las diferentes hechuras en su construcción
En la base de la torre está la zona más antigua del conjunto. Se ubica en su frontal con el ventanal aspillerado y en el ángulo sureste de la misma. Allí los sillares son de diferente hechura, más toscos, irregulares y arcaicos, cuyas primeras hiladas están formadas por enormes bloques, que cuando devienen tizones alcanzan todo el espesor del muro. Son de la misma época que las cinco primeras hiladas de la primitiva muralla pétrea de Sos en lo que fuera palacio de Sancho Garcés. Hacia el norte de esta zona se aprecia la diferente hechura de lo que fue templo del siglo XII-XIII, y en la parte alta de la torre se aprecia, incluída en ella, el perfil de la cornisa del muro sur del templo. 
Cornisa del muro sur del templo empotrada en la torre
No es normal picar en una torre  para empotrar una cornisa que no se ha de ver; lo que evidencia que el templo se estructuró adosado a una pequeña edificación arcaica, y posteriormente se levantó una torre defensiva sobre ella aprovechándola como arranque. Teniendo en cuenta que la construcción  del templo data hacia el siglo XIII, la zona media y alta de la torre, con su elegante escalera de caracol construida en su interior, ha de ser, por lógica, de finales del XIII o ya a principios del XIV.
Exterior del muro de poniente, con ventanal centrado y derramado al interior y los mechinales para soportar el suelo del coro
Cuando se edificó tardíamente la escalera de caracol, se dejó una oquedad para permitir la iluminación del arranque, y a través de ella,en el espesor del muro sur del templo, por detrás de la segunda columna, contemplamos un absidiolo. Sobre el ventanal, hay imposta biselada de la que arranca una bóveda de cuarto de esfera de pequeñas dimensiones y tosca ejecución.
La diferencia de hechuras con el templo descrito como del XII-XIII es abismal para ni siquiera sospechar que fuera una capilla adosada. Debió de ser parte de un pequeño templo de cabecera plana, orientado, prerrománico(hispanovisigodo)[5]





[1] Ubieto Arteta, A. Documentos reales navarro-aragoneses hasta el año 1004. Zaragoza, 1986., doc. 5, pp. 24-27.
[2] Martín Duque, Angel J. Documentación medieval de Leire, (siglos IX a XII). Doc. 132, pp. 192-193.
[3] Martín Duque, Angel J. Documentación medieval de Leire, (siglos IX a XII) Doc. 164, pp. 234-237.
[4] Cabañas Boyano,A. Aragón, una tierra de castillos, El Periódico de Aragón, Zaragoza, 1999. p. 170.Guitart Aparicio, C. Castillos de Aragón; T. III, p.151, Librería General, Zaragoza, 1999.
[5] A. García Omedes. Romanicoaragones.com.


BIBLIOGRAFIA

-ACÍN FANLO, J. L. Arquitectura románica. Vol. 5. Universidad de Barcelona.
-CABAÑAS BOYANO, AURELIO. Aragón, una tierra de castillos. El Periódico de Aragón. Zaragoza, 1999.
-CABAÑERO SUBIZA, BERNABÉ. Los orígenes de la arquitectura medieval de las Cinco Villas (891-1105): entre la tradición y la renovación. Cuaderno de las Cinco Villas, 3. C.E.C.V. Ejea de los Caballeros, 1988.
-GUITART APARICIO, CRISTÓBAL. Castillos de Aragón, III. Librería General. Zaragoza, 1999.
-MARTIN DUQUE, ANGEL J. Documentación medieval de Leire (siglos IX al XII). Pamplona, 1983.
-UBIETO ARTETA, A. Documentos reales navarro-aragoneses hasta el 1004. “Textos medievales”, 72. Zaragoza, 1986.

En la web:
-castillosespanyoles.bolgspot.com
-www.romanicoaragones.com

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