domingo, 8 de febrero de 2015

MARIANO DOMÍNGUEZ LONGÁS (el afrancesado)

     Nació en Sos el 15 de septiembre de 1752, hijo del ilustre D. Antonio Domínguez y Sada y Doña Jerónima Longás Clemente de Embún. En 1785 era caballero de la Real Orden de Carlos III; fue secretario e intendente del Ejército y del Consejo Real. Años más tarde fijó su residencia en su villa natal, y tras el primer levantamiento del sitio de Zaragoza en la guerra de la Independencia, se trasladó a la capital zaragozana, siendo nombrado, a sus 56 años, Corregidor de Zaragoza bajo las órdenes del General Palafox.
El mariscal Suchet, por Paulín Guerin

     Finalizada la defensa de Zaragoza, fue uno de los más insignes vocales de la junta nombrada por Palafox para tratar con el mariscal Lannes las condiciones de la capitulación, quien hizo prestar juramento de fidelidad al rey José Bonaparte a los miembros de esta junta, figurando en primer término Mariano Domínguez, de quien dice el mariscal Suchet en el capítulo 1º de sus memorias: “Mariano Domínguez, anciano lleno de energía, dijo al prestar juramento: nosotros hemos cumplido nuestro deber contra vosotros, defendiéndonos hasta el último extremo; con la misma constancia cumpliremos nuestras nuevas obligaciones. Lenguaje leal, cuya sinceridad demostró después con su conducta.”

     Efectivamente, tras hacerse cargo los franceses del gobierno de la ciudad de Zaragoza, le nombraron Corregidor y también Comisario General de la Policía. Más tarde, cuando los franceses dividen Aragón en dos Comisariados (el de la orilla derecha del Ebro y el de la orilla izquierda) lo nombran asimismo Comisario de la orilla izquierda, con autoridad plena sobre todos los Corregimientos de esta orilla, cumpliendo eficazmente con sus obigaciones, como así se lo reconoce y elogia de nuevo el mariscal Suchet en el capítulo X de sus memorias: “...conservó el título de Corregidor de Zaragoza y estableció en la capital una excelente policía; que en un período de diez y ocho meses no se turbó el orden ni un solo instante, ni aún cuando las operaciones militares nos forzaron á dejar una muy débil guarnición. En todo este tiempo no se cometió ni un solo asesinato”.

     Esta actitud de afrancesamiento de D. Mariano tal vez se impuso con el loable fin de proteger al vecindario, evitando, como así ocurrió, persecuciones a muchos defensores (entre ellos a D. Ignacio de Asso), aunque también es verdad que se aficionó a la vida bonapartista, cogiendo una gran amistad con Suchet, a quien dio buenos consejos y secundó con planes de atraerse con fiestas y diversiones las simpatías de la sociedad zaragozana, que no siempre miraban con buenos ojos los buenos patriotas, que eran la mayoría. Es por ello que su vida no era fácil en España, por lo que en 1813 y ante el avance de Mina tuvo que retirarse con la guarnición francesa, evacuando la plaza y volando la última arcada del puente de Piedra para detener la persecución de las tropas españolas.

     Esta emigración, o destierro voluntario, la hizo en compañía del Obispo Santander, pasando a Francia el resto de su vida, pues consta que falleció en Poey (departamento de Bajos Pirineos) el 17 de mayo de 1818. En el acta de defunción se consigna que era célibe, Caballero de la Legión de Honor, domiciliado en Pau, y habitante hacía algún tiempo en la mencionada localidad de Poey.






BIBLIOGRAFIA

-DE LA SALA VALDES, D. MARIO y GARCÍA SALA. Obelisco histórico en honor de los heróicos defensores de Zaragoza en sus dos sitios (1808-1809). Zaragoza, 1908.
-SERRANO MONTALVO, ANTONIO. La vida municipal zaragozana en el otoño de 1808. C.H.J.Z., 3. I.F.C., Zaragoza, 1954.
-SUCHET, LOUIS GABRIEL. Memorias del mariscal Suchet, duque de Albufera. Bossange Père, imp. Gaultier-Laguionie. París, 1829.

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